Agosto 1
Algo más sobre sus métodos

"Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos", Mateo 11:1

Él va al lugar de donde nos ordenó salir. Si cuando Dios dijo: “Id”, te quedaste porque estabas muy preocupado por la gente de tu casa, lo que hiciste fue robarles las enseñanzas del mismo Jesucristo en persona. Cuando obedeciste y le dejaste todas las consecuencias a Dios, el Señor fue a “tu ciudad” a enseñar, pero mientras no quisiste obedecer, obstaculizaste el camino. Ten cuidado cuando empiezas a argumentar y a poner en competencia lo que llamas tu deber con las órdenes del Señor. Si dices: “Yo sé que Él me dijo que fuera, pero mi deber está aquí”, significa que no crees que Jesús hablaba en serio.

Él enseña donde nos manda que no lo hagamos... "Maestro... hagamos tres enramadas", Lucas 9:33. ¿Estamos jugando a ser dioses aficionados en la vida de otras personas? ¿Hacemos tanto ruido cuando enseñamos a otros que Dios no puede de ninguna manera acercárseles? Tenemos que aprender a mantener nuestra boca cerrada y nuestro espíritu alerta.

Dios desea instruirnos acerca de su Hijo y quiere transformar nuestros tiempos de oración en “montes de transfiguración” (Ver Lucas 9:28-29).

Cuando estamos seguros de que Él va a actuar en una forma específica, nunca volverá a obrar de la misma manera. Él obra allí donde nos ha ordenado esperar... "Quedaos vosotros... hasta que...", Lucas 24:49. Espera en Dios y Él obrará ¡pero no esperes enfadado espiritualmente ni sintiendo pena por ti mismo, pues tu visión es tan corta que no tienes la capacidad de ver más allá de tus narices.

¿Estamos lo suficientemente apartados de nuestros propios ataques espirituales de histeria como para “esperar en Él”?

Esperar no es sentarnos con las manos cruzadas sin hacer nada, sino aprender a hacer lo que se nos ha mandado. Estas son algunas de las facetas de los métodos de Dios que pocas veces reconocemos.

 

Agosto 2
La disciplina de las dificultades

"En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo", Juan 16:33

Una manera común y corriente de percibir la vida cristiana es que por medio de ella nos libraremos de toda adversidad. Pero, realmente seremos librados en medio de ella, lo cual es muy diferente. "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente... No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada", Salmos 91:1,10, es decir, el lugar donde estás en unidad con Él.

Si eres un hijo de Dios, con seguridad encontrarás adversidades, pero Jesús afirma que no debes sorprenderte cuando vengan. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Él te dice, “no hay nada que temer”. Las mismas personas que antes de haber sido salvas rechazaban hablar de sus problemas, a menudo se quejan y preocupan después de haber nacido de nuevo, porque tienen una idea equivocada de lo que significa la vida de un creyente.

Dios no nos da una vida triunfante, nos da una vida a medida que triunfamos. Las presiones construyen nuestra fortaleza. Si no hay problemas, no habrá fuerza. ¿Estás pidiéndole a Dios que te dé vida, libertad y gozo? Él no lo hará, a menos que estés dispuesto a aceptar la tensión. En cuanto te enfrentes a ella, obtendrás la fortaleza. Vence tu propia cobardía, da el primer paso y Dios te dará el alimento que necesitas. "Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida", Apocalipsis 2:7. Si das tu máximo en lo físico, te agotas; pero, cuando te rindes por completo espiritualmente, obtienes más fuerza. Dios nunca nos da la fuerza para el día de mañana o para la hora siguiente, sino sólo para la presión del momento. Nuestra tentación es afrontar las adversidades de acuerdo con el sentido común. Pero un santo se goza incluso cuando está aparentemente vencido por las adversidades, porque la victoria es absurdamente imposible para todo el mundo, menos para Dios.

 

Agosto 3
El propósito de Dios que nos constriñe

"Les dijo: Cuando lleguemos a Jerusalén", Lucas 18:31

En la vida de nuestro Señor, Jerusalén representa el lugar donde llegó al punto culminante de la voluntad de su Padre. Jesús dijo: "No busco mi voluntad, sino la voluntad del Padre, que me envió", Juan 5:30, lo cual fue el interés preponderante a lo largo de la vida de nuestro Señor. Y jamás nada de lo que encontró en el camino, gozo o dolor, éxito o fracaso, lo disuadió de su propósito. "Él, con determinación afirmó su rostro para ir a Jerusalén", Lucas 9:51, LBLA.

Lo más grande que debemos recordar es que subimos a Jerusalén para cumplir el propósito de Dios, no el nuestro. En la vida natural, nuestras ambiciones son las de nosotros, pero en la vida cristiana no tenemos ninguna meta propia. Hoy se habla tanto de nuestras decisiones a favor de Cristo, nuestra decisión de ser cristianos, nuestras decisiones en cuanto a esto o aquello. Pero en el Nuevo Testamento lo que se pone de manifiesto es que el propósito de Dios nos constriñe. "No me elegistéis vosotros a mi, sino que yo os elegí a vosotros", Juan 15:16.

Dios no me lleva a comprometerme con su propósito de una manera consciente, sino que me atrae hacia Él sin que me dé cuenta en absoluto. No tenemos idea de cuál puede ser su propósito y al seguir adelante se hace cada vez más vago. Parecería como si el objetivo de Dios no se fuera a cumplir, porque somos demasiado cortos de vista para ver lo que Él se propone. Al principio de la vida cristiana tenemos nuestras propias ideas acerca del propósito divino. Decimos: “Dios quiere que vaya allí. Él me ha llamado para realizar esta obra especial”. Hacemos lo que pensamos que es correcto, pero aun así Dios nos sigue constriñendo. El trabajo que hacemos no tiene ningún valor al compararlo con el propósito de Dios que nos constriñe. Es sólo el andamiaje al lado de su obra. "Tomado Jesús a los doce...", Lucas 18:31. Dios nos toma todo el tiempo. Todavía no hemos entendido todo lo que hay que saber del propósito de Dios que nos constriñe.

 

Agosto 4
El valiente compañerismo de Dios

"Tomando Jesús a los doce", Lucas 18:31

¡Oh, el valor de Dios al confiar en nosotros! Tú dirás: "Pero, qué imprudente fue al elegirme, porque no hay nada bueno en mi y no valgo nada". Esa es exactamente la razón por la que te escogió. Mientras pienses que en ti hay algo valioso para ÉL, Dios no te elige, porque tienes tus propios fines a los cuales servir. Pero si le permites a Él acabar con tu autosuficiencia, entonces te escogerá para que lo acompañes “a Jerusalén” y eso implica el cumplimiento de propósitos que Él no discutirá contigo.

Somos propensos a afirmar que alguien será un buen cristiano porque tiene talento natural. Pero no tiene que ver con nuestra aptitud, sino con nuestra pobreza; no con lo que traemos con nosotros, sino con lo que Dios ponga en nosotros. No es cuestión de virtudes naturales, fuerza de carácter, conocimiento o experiencia, pues nada de eso sirve en este asunto. Lo único que vale es que seamos atraídos hacia su apremiante propósito y así nos convertiremos en sus amigos (ver 1 Corintios 1:26-31). El compañerismo de Dios es para personas que reconocen su pobreza. Él no hace nada con quien cree que le es útil. Como cristianos, no estamos comprometidos con nuestra propia causa, sino con la de Dios, que nunca será la nuestra.

No sabemos cuál es el propósito de Dios que nos constriñe, pero tenemos que mantener nuestra relación con Él, pase lo que pasare. Nunca debemos permitir que algo perjudique esa relación, pero si ocurre, debemos tomar tiempo para rectificarla. El aspecto más importante del cristianismo no es el trabajo que hacemos, sino la relación que mantenemos y el ambiente que se produce por esa relación. Eso es todo lo que Dios nos pide que atendamos y es lo único que recibe un ataque continuo.

 

Agosto 5
El desconcertante llamado de Dios

"Cuando lleguemos a Jerusalén se cumplirán todas las cosas escritas por los profetas acerca del Hijo del hombre... Sin embargo, ellos nada comprendieron de estas cosas...", Lucas 18:31,34

Dios llamó a Jesucristo a lo que parecía un terrible desastre.

Jesucristo llamó a sus discípulos para que lo vieran morir, los condujo a todos, sin excepción, al lugar donde el corazón de ellos se quebrantó. La vida de nuestro Señor fue un absoluto fracaso desde todo punto de vista, excepto el de Dios. Pero, lo que parecía un fracaso ante los ojos del hombre, fue un extraordinario triunfo desde la perspectiva divina porque los propósitos de Él nunca son los del hombre.

El desconcertante llamado de Dios también viene a nuestra vida y no se puede enunciar de una forma clara y detallada porque es implícito. Es un llamado que sólo nuestra verdadera naturaleza interior puede percibir y entender. Es como el llamado del mar: nadie lo oye sino aquel que tiene en sí mismo la naturaleza del mar. No se puede afirmar de una manera cierta cuál es el llamado de Dios, porque su llamamiento es sencillamente para ser Sus amigos y alcanzar Sus propios propósitos. La prueba real es creer verdaderamente que ÉL sabe lo que quiere. Las cosas que suceden, no ocurren por casualidad, sino enteramente por el mandato de Dios. El está llevando a cabo sus propósitos.

Si estamos en comunión y unidad con Él y reconocemos que nos está dirigiendo hacia sus propósitos, no trataremos más de descubrir cuáles son. A medida que crecemos en la vida cristiana, ésta se vuelve más sencilla porque nos sentimos menos inclinados a decir: “Me pregunto porqué permitiría Dios esto o aquello”, e inmediatamente nos damos cuenta de que, detrás de todo, se encuentra su propósito que nos constriñe. ¡Existe un Dios que determina nuestro propósito! Un cristiano es alguien que confía en el conocimiento y la sabiduría de Él y no en sus propias capacidades. Los propósitos nuestros destruyen la sencillez y la tranquilidad que deberían distinguir a los hijos de Dios.

 

Agosto 6
La cruz en la oración

"En aquel día pediréis en mi nombre", Juan 16:26

Somos muy dados a pensar en la cruz como en algo por lo cual tenemos que pasar. Sin embargo, pasamos por ella sólo para entrar en ella.

La cruz sólo tiene un significado para nosotros: una completa y absoluta identificación con el Señor Jesucristo y no hay nada en lo cual esta identificación se haga más real que en la oración.

"Vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis", Mateo 6:8. Entonces, ¿porqué debemos pedir? La intención de la oración no es conseguir respuestas de Dios, sino tener una perfecta y completa unidad con Él. Si oramos sólo porque queremos el resultado, nos enojaremos con Dios. La oración es contestada cada vez que oramos pero no siempre viene en la manera que esperamos y nuestro enojo espiritual muestra el rechazo a identificarnos verdaderamente con nuestro Señor en la oración. No estamos aquí para probar que Dios contesta, sino para ser monumentos vivientes de la gracia divina.

"No os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os ama", Juan 16:26-27. ¿Has alcanzado un nivel tal de intimidad con Dios que lo único que cuenta para tu vida de oración es que se vuelva una con la del Señor Jesucristo? ¿Ha reemplazado Él tu vida por la suya? Si es así, en aquel día estarás tan identificado con Jesús que no habrá distinción.

Cuando parezca que tu oración no fue respondida, guárdate de echarle la culpa a otro. Esa siempre es una trampa de Satanás. Cuando parece que no hay respuesta, siempre hay una razón. Dios usa estos momentos para darte una profunda enseñanza personal, la cual es sólo para ti.

 

Agosto 7
La oración en la casa del Padre

"¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre?", Lucas 2:49, LBLA

La infancia de nuestro Señor no fue una adultez inmadura, su infancia es un hecho eterno. ¿Yo soy un hijo de Dios, santo e inocente mediante la identificación con mi Señor y Salvador? ¿Considero mi vida como si estuviera en la casa de mi Padre? ¿Habita el Hijo de Dios en la casa de su Padre dentro de mí?

Dios es la realidad permanente y su orden me llega momento tras momento. ¿Estoy siempre en contacto con la realidad de Dios, o solamente oro cuando las cosas van mal, cuando hay una perturbación en mi vida? Tengo que aprender a identificarme con mi Señor en una comunión santa, en ciertas formas que algunos de nosotros no hemos empezado a aprender todavía. Me era necesario estar en la casa de mi padre y vivir en ella cada momento de mi vida.

Piensa en tus propias circunstancias. ¿Estás tan identificado con la vida de nuestro Señor que eres simplemente un hijo de Dios que le habla todo el tiempo y que comprende que todo viene de sus manos? ¿El Hijo eterno que vive en ti está viviendo en la casa de su Padre? ¿Se está manifestando a través de ti la gracia de su vida que ministra, en tu hogar, en tu negocio y en tu círculo de amigos? ¿Has venido preguntándote porqué estás pasando por ciertas circunstancias? De hecho, no es que tengas que pasar por ellas, las vives por causa de la relación en la que ha entrado el Hijo de Dios contigo, según la providencia del Padre en tu condición específica como santo de Dios. Debes permitirle hacer su voluntad contigo, permaneciendo en una perfecta unión con Él.

La vida de tu Señor se debe convertir en tu vida, sencilla y vital. La manera como Él obró y vivió entre la gente mientras estuvo aquí en la tierra debe ser la manera como Él obra y vive en ti.

 

Agosto 8
La oración en honor al Padre

"... El Santo Ser que va a nacer será llamado Hijo de Dios", Lucas 1:35

Si el Hijo de Dios ha nacido dentro de mi carne humana, ¿estoy permitiendo que su santa inocencia, sencillez y unidad con el Padre tengan la oportunidad de manifestarse en mí? Lo que le ocurrió a la virgen María, cuando el Hijo de Dios entró históricamente en este mundo, ocurre en todo creyente.

El Hijo nace dentro de mí por la acción directa de Dios. Luego, yo, como su hijo, tengo que ejercitar el derecho de hijo, el derecho de estar siempre cara a cara con mi Padre a través de la oración.

¿Continuamente le pregunto con asombro a mi sentido común la razón por la que trata de desviarme en algún punto? ¿No sabías que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Sin importar cuáles sean nuestras circunstancias, el Hijo santo, inocente y eterno tiene que estar en contacto con su Padre.

¿Soy lo bastante sencillo para identificarme con mi Señor de esta manera? ¿Está Él ejerciendo su maravillosa voluntad en mí? ¿Se está cumpliendo la voluntad de Dios de que su Hijo se forme en mí (ver Gálatas 4:19), o lo he puesto cuidadosamente a un lado? ¡Ay, el ruidoso clamor de estos días! ¿Porqué todo el mundo parece estar clamando tan fuerte? La gente está pidiendo que muera el Hijo de Dios. Aquí no hay lugar para Él en este momento, no hay lugar para una tranquila y santa comunión con el Padre. ¿El Hijo de Dios está orando en mí llevándole honor al Padre, o le estoy dictando mis exigencias a Él? ¿Está ministrando en mí como lo hizo en los días de su humanidad aquí en la tierra?

¿Está el Hijo de Dios en mí sufriendo su pasión, para que sus propósitos se cumplan? Cuanto más sabemos de la vida interior de los más maduros santos de Dios, tanto más se ve lo que realmente es el propósito divino, "contemplando lo que falta de las aflicciones de Cristo", Colosenses 1:24; LBLA. Y cuando pensamos en lo que implica “completar”, siempre hay algo que falta por hacer.

 

Agosto 9
La oración al oído del Padre

"... Y Jesús alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído", Juan 11:41

Cuando el Hijo de Dios ora, sólo está atento a su Padre y Él siempre escucha sus oraciones. Si el Hijo de Dios se está formando en mí, el Padre siempre escuchará las mías. Pero yo tengo que ver que el Hijo de Dios se manifieste en mi carne humana. "...Vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo", 1 Corintios 6:19, es decir, tu cuerpo es el Belén del Hijo de Dios. ¿Le estoy dando la oportunidad de que obre en mí? ¿La franca sencillez de la vida de Jesucristo se está manifestando exactamente como ocurrió mientras estuvo aquí en la tierra? Cuando entro en contacto con los acontecimientos diarios de la vida como un ser humano común, ¿se ora en mi interior la oración del Hijo Eterno de Dios a su Padre? Jesús dice: "En aquel día pediréis en mi nombre", Juan 16:26. ¿De qué día habla? El día en que el Espíritu Santo vino a mí y me hizo uno con mi Señor.

¿Se está satisfaciendo el Señor Jesucristo de la plenitud en tu vida, o caminas con orgullo espiritual delante de Él? Nunca dejes que el sentido común se haga tan prominente y vigoroso que empuje al Hijo de Dios a un lado. El sentido común es un don que Dios le dio a la naturaleza humana, pero no es el don de su Hijo. El sentido sobrenatural es el don de su Hijo. Nunca entronices al sentido común. El Hijo siempre reconoce al Padre y se identifica con Él, el sentido común jamás lo ha hecho ni lo hará.

Nuestras capacidades ordinarias nunca adoran a Dios, a menos que el Hijo que mora en nosotros las transforme. Tenemos que asegurarnos de que nuestra carne humana se mantenga en perfecta sujeción a Él y que Él obre a través de ella en todo momento. ¿Estamos viviendo en tal dependencia humana de Jesucristo que su vida se está manifestando en nosotros, momento a momento?

 

Agosto 10
El sufrimiento del santo

"De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien", 1 Pedro 4:19

Elegir el sufrimiento significa que algo anda mal en ti. Pero elegir la voluntad de Dios, incluso si implica sufrir, es algo muy diferente. Ningún creyente normal escogerá jamás el sufrimiento, simplemente elige la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús, sin importar que implique sufrir o no. Y ningún santo osará interferir con la disciplina del sufrimiento en la vida de otro santo.

El santo que satisface el corazón de Jesús hará que otros santos sean fuertes y maduros para Dios. Pero, la gente que nos compadece nunca nos fortalece. De hecho, siempre son un obstáculo, pues la conmiseración solamente sirve para debilitarnos. Ninguno puede comprender a un santo mejor que otro santo que esté lo más cerca posible de Jesús. Si aceptamos la conmiseración de otro creyente, el sentimiento que surge es: “Dios me está tratando duramente y haciendo mi vida difícil”. Por eso Jesús dijo que la autocompasión era del diablo (ver Mateo 16:22-23). Mejor ten misericordia de la reputación de Dios. Es fácil deshonrar su carácter debido a que Él nunca trata de defenderse ni de reivindicarse.

Cuídate de pensar que Jesús necesitó de compasión durante su vida en la tierra. Él rechazó la conmiseración de la gente porque en su gran sabiduría entendía que nadie comprendería su propósito. Sólo aceptó la compasión de su Padre y de los ángeles (ver Lucas 15:10).

Nota el increíble desperdicio que Dios hace de sus santos, según el criterio del mundo. Al parecer los coloca en los lugares más inútiles. Y entonces decimos: “¡Debido a que soy tan útil, Dios quiere que esté aquí!”. Sin embargo, Jesús nunca midió su vida con respecto al patrón de la máxima utilidad. Dios pone a sus santos donde ellos lo van a glorificar más y nosotros somos totalmente incapaces de juzgar dónde sea eso.

 

Agosto 11
Esta experiencia debe venir

"Y nunca más lo vio...", 2 Reyes 2:12

No es malo depender de un “Elías”, mientras Dios sea quien te lo dé. Pero recuerda que vendrá tiempo cuando tendrá que irse y ya no será más tu guía ni tu líder porque Dios no quiere que él permanezca. Tú dices: “No puedo seguir sin mi Elías”, pero Dios dice que lo debes hacer.

Sólo en tu “Jordán” (2 Reyes 2:14). El río Jordán representa un tipo de separación donde no tienes ningún compañerismo con nadie y donde nadie más puede asumir tu responsabilidad. Ahora tienes que poner a prueba lo que aprendiste cuando estabas con tu Elías. Has ido al Jordán repetidas veces con él, pero ahora tienes que enfrentarlo solo. Es inútil decir que no puedes ir. Esta experiencia ha llegado y tienes que hacerlo. Si en verdad quieres saber si Dios es quien tu fe cree que es entonces cruza solo tu Jordán.

Sólo en tu Jericó (2 Reyes 2.15). Jericó representa el lugar donde has visto a tu Elías hacer cosas grandes. Sin embargo, cuando vienes a tu Jericó sientes una fuerte renuencia a tomar la iniciativa y confiar en Dios, y deseas que otro lo haga. Pero si permaneces fiel a lo que aprendiste con tu Elías, recibirás una señal, como la recibió Eliseo, de que Dios está contigo.

Sólo en tu Betel (2 Reyes 2:23). Al llegar a tu Betel descubrirás que has llegado al final de tus capacidades, pero al principio de la sabiduría de Dios. Cuando ya no sepas que más hacer y te sientas inclinado a sucumbir al pánico, no lo hagas. Permanece fiel a Dios y Él pondrá de manifiesto su verdad, en una forma que hará de tu vida una expresión de adoración. Pon en práctica lo que aprendiste al lado de tu Elías. Usa su manto y ora. Decídete a confiar en Dios y no busques más a Elías.

 

Agosto 12
La teología del descanso

"¿Porqué teméis, hombres de poca fe?", Mateo 8:26

Cuando tenemos temor lo único que podemos hacer es orar a Dios. Pero nuestro Señor tiene el derecho de esperar que los que invocan su nombre confíen en Él con entendimiento. Dios espera de sus hijos tal confianza en Él, que en cualquier crisis sean ellos en quienes se puede confiar. Sin embargo, nuestra confianza llega hasta cierto punto; luego nos volvemos a las oraciones elementales de pánico de quienes no lo conocen. Nos desesperamos, demostrando que no tenemos la menor confianza en Él o en su control soberano sobre el mundo. Nos parece que está dormido y sólo vemos gigantescas y espumeantes olas en el mar.

“¡Hombres de poca fe!” ¡Cómo sería el dolor que traspasó a los discípulos! “¡Volvimos a fallar!” Y cómo serán las punzadas de dolor en nosotros cuando repetidamente nos demos cuenta de que el corazón de Jesús se hubiera gozado a plenitud, si hubiéramos permanecido absolutamente confiados en Él, sin importar lo que estuviéramos enfrentando.

Hay épocas en la vida cuando no se presentan tormentas ni crisis y damos lo mejor de nosotros en términos humanos. Pero cuando surge la crisis, instantáneamente vamos a revelar en quién confiamos. Si hemos estado aprendiendo a adorar a Dios y a confiar en Él, la crisis revelará que podemos llegar hasta el límite, sin que se quebrante nuestra confianza en Él.

Hemos estado hablando mucho acerca de la santificación, pero, ¿cuáles son sus resultados en nuestra vida? Nos llevará a descansar en Dios, lo cual significa una total unidad con Él. Y esta unidad nos hará no sólo sin culpa delante de Él, sino que también le producirá un profundo gozo.

 

Agosto 13

No apaguéis al Espíritu

"No apaguéis al Espíritu", 1 Tesalonicenses 5:19

La voz del Espíritu de Dios es tan suave como una brisa apacible y por eso si no estás viviendo en perfecta comunión y unidad con Dios, no la puedes oír. Las advertencias y exhortaciones del Espíritu nos llegan en formas extraordinariamente suaves y si no eres muy sensible para percibir su voz, la apagarás y tu vida espiritual se perjudicará. Cuando Él nos redarguye, siempre lo hace con un apacible y delicado susurro (ver 1 Reyes 19:11-12), el cual es tan tenue que sólo un santo de Dios lo notará.

Cuídate de que en tu testimonio personal no tengas que mirar hacia atrás y decir: “alguna vez, hace varias años, yo fui salvo”. Si has puesto tu mano en el arado y estás andando en la luz, no tienes porqué mirar atrás, ya que el pasado se ha vertido en la maravilla presente de tu comunión y unidad con Dios (ver Lucas 9:62 y 1 Juan 1:6-7). Si te sales de la luz, te volverás un cristiano sentimental y vivirás solamente de recuerdos y tu testimonio tendrá un timbre duro de metal. Ten cuidado de no intentar encubrir tu rechazo actual a caminar en la luz con recuerdos de experiencias pasadas, cuando sí andabas en ella. Siempre que el Espíritu te reprenda, detente y rectifica tu vida, o de lo contrario, continuarás apagándolo y contristándolo sin siquiera saberlo.

Supongamos que Dios te ha llevado hasta una crisis que apenas soportas. Él permitirá que ésta se repita, aunque ya no será tan aguda como la anterior. Habrá menos discernimiento y más humillación por no haber obedecido. Si continúas contristando a su Espíritu, vendrá un tiempo cuando esa crisis no podrá repetirse porque lo habrás apagado completamente. Pero si la soportas, tu vida se convertirá en un himno de alabanza a Dios. Nunca sientas simpatía por algo que lo hiere a Él constantemente. Dios tiene que herir aquello que debe irse de tu vida.

 

Agosto 14
Disciplina

"Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él", Hebreos 12:5

Es muy fácil afligir al Espíritu de Dios. Lo hacemos menospreciando la disciplina del Señor o desanimándonos cuando nos reprende. Si nuestra experiencia de santificación todavía es muy superficial, confundimos la realidad de Dios con las sombras. Y cuando el Espíritu de Dios nos redarguye, decimos equivocadamente: “Oh, eso debe ser el diablo”.

Nunca apagues al Espíritu y no lo desprecies cuando te dice: “Ya no seas más ciego en este asunto; tú no estás donde creías. Hasta ahora no te lo he podido revelar, pero lo estoy haciendo en este momento”. Cuando el Señor te disciplina sí, déjalo cumplir tu propósito en ti. Permite que Él te relacione correctamente con Dios.

"Ni desmayes cuando eres reprendido por él". Nos enfadamos con Dios y decimos: “Pues, no lo puedo remediar, oré y de todas maneras las cosas no salieron bien, no me queda más sino abandonarlo todo”. ¡Piensa lo que sucedería si actuáramos así en cualquier otra área de nuestra vida!

¿Estoy dispuesto a que Dios me sujete por su poder y realice una obra en mí verdaderamente digna de Él? La santificación no es la idea que tengo de lo que yo quiero que Dios haga por mí. La santificación es la idea de Dios acerca de lo que Él quiere hacer a mi favor. Pero Él tiene que conseguir que yo adopte una actitud mental y espiritual que le permita santificarme por completo, cueste lo que cueste.

 

Agosto 15
Las señales del nuevo nacimiento

"Os es necesario nacer de nuevo", Juan 3:7

La respuesta a la pregunta de Nicodemo, ¿cómo puede un hombre nacer siendo viejo? es: solamente cuando esté dispuesto a morir para todo en su vida, incluyendo sus derechos, sus virtudes y su religión y se disponga a recibir en su interior una nueva vida que nunca antes había experimentado (ver Juan 3.4). Esta nueva vida se manifiesta en nuestro arrepentimiento consciente y nuestra santidad inconsciente.

"Más a todos los que le recibieron", Juan 1:12. ¿Es mi conocimiento de Jesús el resultado de mi percepción espiritual interna o sólo de lo que he aprendido al escuchar a otros? ¿Hay algo en mi vida que me relaciona con el Señor Jesús como mi Salvador personal? La piedra angular de todo mi historial espiritual debe ser el conocimiento personal de Jesucristo. Nacer de nuevo significa que lo veo a Él.

"El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios", Juan 3:3. ¿Estoy buscando sólo las señales milagrosas del reino de los cielos, o realmente percibo el gobierno soberano de Dios? El nuevo nacimiento me confiere un nuevo poder de visión mediante el cual empiezo a discernir el gobierno divino. Su dominio estuvo allí todo el tiempo, pero era conforme a la naturaleza de él y yo no podía verlo mientras no recibiera esa naturaleza.

"Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado", 1 Juan 3:9. ¿Estoy tratando de dejar de pecar o he dejado de hacerlo? Haber nacido de Dios significa que tengo su poder sobrenatural para no pecar más. En la Biblia no se plantea si un cristiano debería pecar, sino que se afirma enfáticamente: Un cristiano no debe pecar. La obra eficaz del nuevo nacimiento en nosotros es que no cometemos más pecado. No sólo que tenemos el poder para no pecar, sino que realmente hemos dejado de hacerlo. Sin embargo, el significado de 1 de Juan 3:9 no es que no podemos pecar. Lo que nos dice es que si obedecemos la vida de Dios que está en nosotros, no tenemos necesidad de pecar.

 

Agosto 16
¿Me conoce?

"A sus ovejas llama por nombre", Juan 10:3

Lamentablemente, ¿cuándo lo he interpretado mal a Él? (ver Juan 20:11-18). Es posible conocer toda la doctrina y, sin embargo, no conocer a Jesús. El alma de una persona está en grave peligro cuando el conocimiento de la doctrina supera a Jesucristo, evitando la comunión íntima con Él. ¿Por qué lloraba María Magdalena? Para ella la doctrina no significa más que la hierba que pisaba. Cualquier fariseo podría haberse mofado de ella por su doctrina, pero de lo que nunca se hubiera podido burlar era del hecho de que Jesús la había liberado de siete demonios (ver Lucas 8:2). Y, aun así, las bendiciones del Señor no eran en nada comparadas con el privilegio de conocerlo a ÉL. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús que estaba allí; "pero no sabía que era Jesús... Él le dijo: ¡María!..." Tan pronto la llamó por su nombre, ella supo que tenía unas vivencias del pasado con Aquel que le había hablado. "Volviéndose ella le dijo: ¡Raboni! Que significa: “Maestro”".

¿Cuánto he dudado tercamente? (Juan 20:24-29). ¿He tenido alguna duda acerca de Jesús? ¿Tal vez con respecto a una experiencia de la cual otros dan testimonio, pero yo aun no he vivido? Le dijeron, pues, los otros discípulos: ¡Hemos visto al Señor! Sin embargo, Tomás dudó y dijo: "Si no veo... no creeré". Él necesitaba el toque personal de Jesús. No sabemos cuándo han de venir sus toques, pero cuando llegan son indescriptiblemente preciosos. Entonces, Tomás respondió y le dijo: "¡Señor mío y Dios mío!"

¿Cuándo lo he negado por egoísmo? (Juan 21:15-17). Pedro negó a Jesucristo con maldiciones y juramentos. A pesar de eso, después de la resurrección Jesús se le apareció a él únicamente. Lo restauró en privado y después frente a los demás. Y Pedro le dijo: "Señor... tú sabes que te quiero". ¿Tengo un historial personal con Jesucristo? La única señal cierta del discipulado es la comunión íntima con Él; un conocimiento de Jesús que nada puede conmover.

 

Agosto 17
¿Estás desanimado en tu consagración?

"Jesús le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes... y ven, sígueme. Entonces, él oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico", Lucas 18:22-23

¿Alguna vez has oído que el Maestro te dice algo muy duro? Si no, dudo que en algún momento lo hayas oído decir algo. Jesús dice muchas verdades que oímos, pero realmente no escuchamos. Cuando lo escuchamos de verdad, sus palabras son notablemente duras e inflexibles.

Jesús no se mostró en lo más mínimo solícito en que el joven hiciera lo que Él le estaba diciendo y no hizo ningún intento por retenerlo a su lado. Sencillamente le dijo: "Vende todo lo que tienes y ven, sígueme". Nuestro Señor nunca rogó, ni aduló, ni tuvo que poner trampas.

Sencillamente pronunció las palabras más severas que oídos humanos hayan escuchado y luego lo dejó solo. ¿Alguna vez he oído a Jesús decirme algo duro e inflexible? ¿Me ha dicho algo personalmente, que yo he escuchado de manera consciente? No algo sobre lo que yo pueda hacer una exposición ante los demás sino algo que le he escuchado decirme directamente a mí. Este hombre comprendió lo que Jesús dijo, lo oyó con claridad, entendió el impacto total de sus implicaciones y su corazón se quebrantó. No partió con una actitud desafiante, pero sí muy triste, desanimado por completo. Había venido a Jesús lleno del fuego de un sincero e intenso deseo, pero las palabras de Jesús lo congelaron. Le produjeron un doloroso desaliento en lugar de fervor y entusiasmo. Y Jesús no fue tras él, sino que lo dejó ir.

Nuestro Señor sabe perfectamente que una vez que su Palabra ha sido oída de veras, tarde o temprano dará fruto. Lo terrible es que algunos de nosotros impedimos que fructifique en nuestra vida, ahora. Me pregunto, ¿qué diremos cuando, por fin, resolvamos consagrarnos completamente en ese asunto? Pero hay algo cierto: Él jamás nos echará en cara las fallas del pasado.

 

Agosto 18
¿Alguna vez has enmudecido de dolor?

"Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste porque era muy rico", Lucas 18:23

El joven rico dignatario se alejó de Jesús mudo de tristeza. No tuvo nada que responder frente a sus palabras. No tuvo ninguna duda acerca de lo que Él le dijo, ni sobre su significado y esto le causó un dolor que no podía expresar con palabras. ¿Alguna vez te has encontrado en esta situación? ¿La Palabra de Dios ha venido señalándote un área de tu vida en la que eres muy rico: Quizá ciertas cualidades personales, deseos e intereses, o posiblemente las relaciones emocionales e intelectuales? Si es tu caso, entonces con frecuencia habrás enmudecido de dolor. El Señor no te perseguirá ni te suplicará, pero cada vez que se encuentre contigo en el punto señalado, sencillamente te repetirá: “Si realmente hablas en serio, esas son las condiciones”.

"Vende todo lo que tienes". En otras palabras, despójate delante de Dios de todo lo que pueda considerarse una posesión hasta que sólo quede un ser humano consciente y luego entrégaselo a Él. Es ahí donde ocurre la verdadera batalla: En el reino de tu voluntad delante de Dios.

¿Estás más apegado a la idea de lo que Jesús desea, que a Él mismo? Si es así, pronto oirás una de sus duras, inflexibles y dolorosas declaraciones. Lo que Jesús dice es difícil y sólo es fácil cuando lo escuchan quienes tienen su misma naturaleza. Cuídate de permitir que algo suavice las duras palabras de Jesucristo.

Yo podría ser tan rico en mi pobreza personal, tan rico en mi conciencia de que no soy nadie, que nunca seguiría a Jesús. O puedo ser tan rico en el conocimiento de que soy alguien, que nunca seré su discípulo. ¿Estoy dispuesto a carecer el sentimiento de mi indigencia? Si no lo estoy, esa es la razón por la cual me desanimo. El desánimo es el amor propio desilusionado y el amor propio puede ser amor por mi devoción a Jesús y no a Él mismo.

 

Agosto 19
La conciencia de mi mismo

"Venid a mí...", Mateo 11:28

Dios quiere que vivamos una vida plena en Cristo Jesús, pero, como en ocasiones esa vida es atacada desde el exterior, caemos en un estado de introspección, un hábito que creíamos había desaparecido. La conciencia de nosotros mismos es lo primero que trastorna la plenitud de nuestra vida en Dios y lo que continuamente nos produce un sentimiento de lucha y confusión. Ser consciente de mi mismo no es un pecado. Este sentimiento se puede producir debido a que tengo un temperamento nervioso o por tener que enfrentar repentinamente nuevas circunstancias. Sin embargo, la voluntad de Dios es que estemos absolutamente completos en Él, nada menos. Cualquier situación que perturbe nuestro descanso en Él debe ser inmediatamente rectificada, lo cual no se logra ignorándola, sino acudiendo a Jesucristo. Si lo hacemos y le pedimos que cree en nosotros una conciencia suya, el Señor siempre lo hará hasta que aprendamos a permanecer en Él.

Nunca dejes de enfrentar aquello que destruye la unidad de tu vida con Cristo. Cuídate de permitir que la influencia de los amigos o las circunstancias dividan tu vida. Esto solamente sirve para minar tu fortaleza y retrasar tu desarrollo espiritual. Evita cualquier cosa que divida tu unidad con Él y te haga ver a ti mismo de manera separada. Nada es tan importante como mantenerse bien espiritualmente. Y la única solución es muy sencilla: Venid a mí. Estas palabras prueban la profundidad de nuestra realidad intelectual, moral y espiritual como personas. Sin embargo, en cada caso en que no somos hallados reales, preferimos discutir en lugar de ir a Jesús.

 

Agosto 20
Completos y descansados

"Y yo os haré descansar", Mateo 11:28

En el mismo instante que algo empiece a desintegrar tu relación con Jesucristo, vuélvete a Él y pídele que restaure tu descanso.

Nunca le des cabida a lo que te roba la paz. Asume cada factor de desintegración como algo contra lo cual debes luchar y no tolerar. Pídele al Señor que haga evidente en ti la conciencia de Él, pues así la conciencia que tienes de ti mismo desaparecerá y el Señor será tu todo, en todo. No permitas que continúe esta conciencia de ti mismo, porque lenta e inexorablemente despertará en ti la autocompasión, la cual es satánica. No te permitas decir: “Bueno, como me malinterpretaron deberían presentarme excusas. Estoy seguro de que realmente debo insistir en que se aclare el asunto”. En esto aprende a dejar tranquilos a los demás. Sencillamente pídele al Señor que te dé la conciencia de Cristo y Él te dará el equilibrio necesario hasta que estés verdaderamente completo en Él.

La vida perfecta y completa es la vida de un niño. Cuando soy consciente de mi conciencia, algo anda mal. Aquel que está enfermo es quien sabe realmente lo que es la salud. Un hijo de Dios no es consciente de la voluntad de Dios porque él es la voluntad de Dios. Cuando ha habido el menor alejamiento de esa voluntad, empezamos a preguntar: “Señor, ¿cuál es tu voluntad?” Un hijo de Dios nunca ora pidiendo ser consciente de que Él contesta la oración, pues todo el tiempo está apaciblemente seguro de que siempre lo hace.

Si tratamos de vencer la conciencia que tenemos de nosotros mismos por cualquier método de nuestro sentido común, lo que haremos es desarrollarla enormemente. Jesús dice: Venid a mí y yo os haré descansar, es decir, la conciencia de Él tomará el lugar de la nuestra. Jesús establece su reposo en cualquier sitio donde va, un reposo por causa de la perfección de la actividad en nuestra vida de la cual estamos conscientes.

 

Agosto 21
El ministerio de los inadvertidos

"Bienaventurados los pobres en espíritu", Mateo 5:3

El Nuevo Testamento repara en elementos que desde nuestro punto de vista no parecen tener la importancia. Bienaventurados los pobres en espíritu significa literalmente: “Benditos los indigentes”. ¡Algo excesivamente común! La predicación actual tiende a hacer énfasis en la fuerza de voluntad o en la belleza del carácter de una persona; es decir, en lo que se nota con facilidad. La frase que oímos con tanta frecuencia: “Decídete por Cristo”, resalta algo en lo cual nuestro Señor nunca confió. Nunca nos pide que nos decidamos por Él, sino que nos rindamos a Él, un asunto muy diferente. En la base del reino de Jesucristo está la hermosura genuina de quienes son comunes y corrientes. En lo que yo soy bendecido es en mi pobreza. Si no tengo fuerza de voluntad ni soy noble en mi naturaleza, entonces Jesús me dice: “Bendito eres porque debido a tu pobreza puedes entrar en mi reino”. No puedo entrar por mi propia bondad. Sólo puedo entrar como un indigente.

Nosotros nunca somos conscientes en nuestra vida de la verdadera hermosura de carácter que cuenta para Dios. Ejercer una influencia deliberada implica que me estoy apoyando en mi propia bondad, lo cual es contrario a ser cristiano. Cuando me pregunto si seré de alguna utilidad para Dios, enseguida pierdo la belleza y frescura del toque del Señor. "El que cree en mí... de su interior brotarán ríos de agua viva", Juan 7:38. Si examino el agua que corre, pierdo el toque del Señor.

¿Quiénes son los que han influido más en nosotros? Con seguridad no quienes pensaban que lo hacían, sino aquellos que no tenían ni la más remota idea de que lo estaban haciendo. En la vida cristiana la influencia espiritual nunca se ejerce de manera consciente. Si lo hacemos, entonces perdemos la hermosura genuina que caracteriza al toque de Jesús. Siempre sabemos cuando Él está obrando porque hace de lo común y corriente algo inspirador.

 

Agosto 22
“Yo, a la verdad... pero Él...”

"Yo, a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en el Espíritu Santo y fuego", Mateo 3:11

¿Alguna vez en mi vida he llegado a un punto donde puedo decir: “Yo a la verdad... Pero Él...”? sólo cuando llegue ese momento sabré lo que significa el bautismo del Espíritu Santo. Yo verdaderamente he llegado al límite y no puedo hacer nada más, pero Él empieza justamente allí. Jesucristo hace lo que nadie jamás podrá hacer. ¿Estoy preparado para su venida? Él no podrá venir y realizar su obra en mí mientras haya algo que obstruya el camino, sea mi bondad o mi maldad. Cuando Él venga, ¿estaré preparado para que saque a la luz todo lo malo que he hecho? Es precisamente allí donde Él viene. En toda área en la que sé que no soy limpio, Él pondrá sus pies y dondequiera que yo crea que estoy limpio, los retirará y se alejará.

El arrepentimiento no produce un sentimiento de pecado, sino un sentido de indescriptible indignidad. Cuando me arrepiento, comprendo que soy absolutamente inútil; reconozco con todo mi ser que no soy digno ni siquiera de llevar sus sandalias. ¿Me he arrepentido hasta ese grado? ¿O todavía persisto en una idea con la cual trato de defender mis acciones? Dios no puede venir a mi vida porque mi arrepentimiento no es completo.

Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Juan no habla aquí del bautismo del Espíritu Santo como una experiencia, sino como una obra realizada por Jesucristo. "Él os bautizará". La única experiencia de la que son conscientes quienes son bautizados con el Espíritu es la de sentir su absoluta indignidad.

Yo a la verdad fui esto o aquello en el pasado, pero Él vino y sucedió algo maravilloso. Ve al límite de tu ser, ese punto donde no puedes hacer nada, porque es ahí donde Él lo hace todo.

 

Agosto 23
La oración: elección y conflicto

"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público", Mateo 6:6

Jesús no dijo: “Sueña con tu Padre que está en secreto”, sino ora a tu Padre que está en secreto. La oración es un esfuerzo de la voluntad. Después de que hemos entrado en el lugar secreto y cerrado la puerta, lo más difícil es orar. No nos hemos concentrado y lo primero con lo que entramos en conflicto es con dejar volar la imaginación. La gran batalla al orar en privado es sobreponernos a la distracción mental. Debemos disciplinar nuestra mente y concentrarnos en la oración, la cual es producto de una decisión voluntaria.

Debemos elegir un lugar especial para orar, pero una vez que estamos en él, empieza la plaga de las moscas, es decir, los pensamientos errantes: “Hoy tengo que hacer esto y debo hacer aquello”. Jesús dice: “Cierra tu puerta”. Tener un tiempo de quietud en secreto delante de Dios implica cerrarles la puerta deliberadamente a nuestras emociones y acordarnos de Él. Dios está en secreto y nos ve desde el lugar secreto. Él no nos ve como lo hacen otras personas, o como nos vemos a nosotros mismos. Cuando verdaderamente vivimos en el lugar secreto, resulta imposible dudar de Dios. Estamos más seguros de Él que de cualquier cosa o persona. Entra al lugar secreto y comprenderás que Dios estuvo justamente en el centro de tus circunstancias diarias todo el tiempo.

Adquiere el hábito de tratar con Él todos los asuntos. Si no aprendes a abrir la puerta de tu vida de par en par, para que Dios entre desde el instante en que te despiertas, trabajarás en un nivel equivocado todo el día. Pero si abres bien la puerta de tu vida y oras a tu Padre que está en secreto, todo lo que hagas en público tendrá el sello de la presencia de Dios.

 

Agosto 24
El índice en el libro de mi vida

"¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?", Mateo 7:9

La ilustración sobre la oración que nuestro Señor emplea aquí es la de un hijo bueno solicitando algo bueno. Hablamos de la oración como si fuera posible que Dios nos escuchara sin tener en cuenta el estado de nuestra relación con Él (comparar con Mateo 5:45).

Nunca digas que no es la voluntad de Dios darte lo que pides. No te debilites ni te desanimes, sino busca la razón y consulta el índice en el libro de tu vida: ¿La relación con tu esposa, tu esposo, tus hijos o tus compañeros está bien? ¿Eres un “hijo bueno” en esas relaciones? ¿Le dices a Dios, “Oh, Señor, me he irritado y enojado, pero deseo las bendiciones espirituales”? No las puedes tener y no las tendrás, hasta que adoptes la actitud de un “hijo bueno”.

Nosotros confundimos la rebeldía con la consagración y discutimos con Dios en lugar de someternos. No miramos el índice del libro de nuestra vida. ¿Le he estado pidiendo dinero a Dios par algo que quiero cuando hay alguien a quien le debo? ¿Le he estado pidiendo libertad mientras yo se la niego a alguno de los míos? ¿He rehusado perdonarle a alguien sus ofensas y he sido cruel con él o ella? ¿Vivo como un hijo de Dios entre mis parientes y amigos? (ver Mateo 7:12).

Yo soy hijo de Dios solamente por el nuevo nacimiento y como su hijo soy bueno sólo mientras ando en la luz. La oración, para la mayoría de nosotros, se convierte simplemente en una expresión religiosa superficial, un asunto de comunión mística y emocional con Dios. Todos somos muy buenos produciendo la neblina que ciega nuestra visión espiritual. Pero, si buscamos y examinamos en el índice de nuestra vida, veremos claramente lo que está mal: una amistad, una deuda, o una actitud inadecuada. Es inútil orar si no estamos viviendo como hijos de Dios. Entonces Jesús dice: "Todo aquel que pide, recibe", Mateo 7:8.

 

Agosto 25
El fruto de la amistad

"Os he llamado amigos", Juan 15:15

Nunca conoceremos el gozo del sacrificio personal hasta que rindamos cada una de las áreas de nuestra vida. Sin embargo, la rendición personal es lo más difícil de lograr. La condicionamos y decimos: “¡Me someteré, si...!” O somos apáticos: “Ah, bueno. Supongo que debo consagrar mi vida a Dios”. Nunca encontraremos el gozo del sacrificio personal con ninguna de estas actitudes.

Pero tan pronto nos rendimos por completo, abandonándonos a Jesús, el Espíritu Santo nos permite degustar su gozo. La meta final del sacrificio personal es poner la vida por nuestro Amigo (ver Juan 15:13-14). Cuando el Espíritu Santo entra en nosotros, nuestro principal deseo es la vida por Jesús; pero la idea del sacrificio personal nunca cruza siquiera por nuestra mente, porque el sacrificio es la expresión final de amor del Espíritu Santo.

Nuestro Señor ejemplifica una vida de sacrificio personal: "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado... Él soportó su sacrificio con un gozo desbordante". ¿Me he rendido alguna vez en sumisión absoluta a Jesucristo? Si Él no es mi único norte y guía, no hay ningún provecho en mi sacrificio. Sin embargo, cuando me sacrifico con los ojos fijos en Él, de una manera lenta pero segura, comienza a manifestarse en mi vida su influencia transformadora (ver Hebreos 12:1-2).

No permitas que tus afinidades y gustos naturales te impidan andar en amor. Una de las formas más crueles de matar el amor natural es por medio del rechazo que se basa en mis gustos naturales. Pero el verdadero deseo de un creyente es el Señor Jesús. El amor a Dios no es algo sentimental o emocional. Para un creyente amar como Él ama es el acto más práctico imaginable.

"Os he llamado amigos". Nuestra amistad con Jesús está fundamentada en la vida nueva que Él ha creado en nosotros, la cual no tiene ninguna afinidad con la vida anterior, sólo con la vida de Dios. Es una vida completamente humilde, pura y consagrada a Él.

 

Agosto 26
¿Alguna vez pierdes la paz?

"La paz os dejo, mi paz os doy", Juan 14:27

Hay momentos en que nuestra paz se basa en la ignorancia. Pero cuando despertamos a las realidades de la vida, tener la verdadera paz interior es imposible, a menos que la recibamos de Jesús. Cuando nuestro Señor habla de paz, Él la crea, porque sus palabras siempre "son espíritu y son vida", Juan 6:63. ¿Alguna vez he recibido esta paz de la que Jesús habla? Mi paz os doy: una paz que viene por mirar su rostro y darnos cuenta de su imperturbabilidad.

¿Hay algo en tu vida en este momento de desasosiego y dolor? ¿Estás asustado y confundido por las olas y la turbulencia que en su soberanía Dios ha permitido que vivas? ¿Has volteado todas las grandes rocas de tu fe, en busca de un pozo de paz, gozo o consuelo, pero no lo has encontrado? ¿Tu vida te parece completamente árida? Entonces, levanta la vista y recibe el tranquilo contentamiento del Señor Jesús. Reflejar su paz demuestra que estás bien con Él, porque eres libre de dirigir tus pensamientos hacia Él. Pero si no estás bien con Dios, sólo puedes volcar tu mente sobre ti mismo. Cuando permites que algo te oculte el rostro de Jesucristo, estás perturbado por algo, o tienes un falso sentido de seguridad.

Si, en este momento, un asunto te apremia, ¿tienes los ojos en Jesús y estás recibiendo paz de Él? Si es así, Él será una grata bendición de paz en y a través de ti. Pero, si le das vueltas al asunto una y otra vez, lo olvidas a Él y bien mereces todo lo que te pasa. Perdemos la paz y nos llenamos de ansiedad porque no lo hemos estado teniendo en cuenta. Cuando uno consulta con Jesucristo, la confusión se desvanece, porque en Él no hay ninguna confusión. Preséntale todo y ante la dificultad, el duelo y la aflicción escúchale decir "No se turbe vuestro corazón", Juan 14:27.

 

Agosto 27
La teología viva

"Andad entretanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas", Juan 12:35

Vigila que no dejes de actuar de acuerdo con lo que Dios te revela cuando estás con Él en el monte. Si no obedeces la luz, ésta se volverá tinieblas. "Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?" Mateo 6:23. Tan pronto renuncias a la santificación o descuidas cualquier otra área acerca de la cual Dios te ha dado su luz, la vida espiritual empieza a desintegrarse en tu interior. Aplica continuamente la verdad a tu vida práctica y ejercítala en todos los aspectos, o de lo contrario la misma luz que tienes será para ti una maldición.

La persona más difícil de formar es la que tiene la orgullosa satisfacción de una experiencia pasada, pero que no la demuestra en su vida diaria actual. Si dices que has sido santificado, demuéstralo. La experiencia debe ser tan genuina que se debe notar en tu vida. Cuídate de cualquier creencia que te lleve a ser indulgente contigo y autocompasivo. Ella proviene del infierno, sin importar cuán hermosa suene.

Tu teología debe ser evidente en las relaciones cotidianas más comunes. Nuestro Señor dijo: "Si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos", Mateo 5:20. Esto quiere decir que debes ser más moral que la persona más moral que conozcas. Puedes saberlo todo acerca de la doctrina de la santificación, pero, ¿es evidente en tus asuntos cotidianos? Toda tu vida física, moral y espiritual debe ser juzgada y medida con la norma de la expiación mediante la cruz de Cristo.

 

Agosto 28
¿Qué es lo bueno de la oración?

"Señor, enséñanos a orar", Lucas 11:1

La oración no hace parte de la vida del hombre natural. Oímos decir que un hombre va a sufrir si no ora, pero lo pongo en duda. Lo que sufre es la vida del Hijo de Dios en él, la cual no se nutre con comida, sino con la oración. Cuando una persona nace de arriba, en ella nace la vida del Hijo de Dios; pero, puede hacerla morir de hambre o alimentarla. La vida de Dios en nosotros se nutre con la oración. Nuestro concepto común acerca de la oración no se encuentra en el Nuevo Testamento. La consideramos el medio para obtener cosas para nosotros pero el propósito bíblico de la oración es que conozcamos a Dios.

"Pedid y recibiréis", Juan 16:24. Nosotros nos quejamos delante de Dios, nos disculpamos con Él o incluso podemos ser indiferentes, pero, realmente le pedimos muy poco. ¡Piensa en la espléndida audacia con la que pide un niño! Nuestro Señor dijo: "Si no os volvéis y os hacéis como niños", Mateo 18:3. Pide y Dios hará. Dale a Jesucristo la oportunidad y el espacio para que obre, lo cual ninguna persona permite, sino cuando ya no sabe qué más hacer. En tal caso, orar no es una acción cobarde y, de hecho, es la única manera como podemos ponernos en contacto con la verdad y la realidad de Dios. Sé tu mismo ante Él y preséntale tus problemas, es decir, las circunstancias que te han llevado al límite de tu capacidad. Pero, mientras te sientas autosuficiente no tendrás necesidad de pedirle nada.

Decir que la oración “cambia las cosas”, no es tan cierto como que la oración me cambia a mí y entonces yo cambio las cosas. Dios ha hecho todo de modo que la oración, sobre la base de la redención, cambie la forma como una persona mira las situaciones. La oración no tiene que ver como cambias las cosas externamente, sino con realizar milagros en la naturaleza interior de la persona.

 

Agosto 29
Sublime intimidad

"Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?", Juan 11:40

Siempre que seas osado en la vida de fe, hallarás en las circunstancias algo que va a contradecir por completo tu fe, desde un punto de vista racional. Pero el sentido común no es fe y la fe no es sentido común. De hecho, son tan diferentes como la vida natural y la espiritual. ¿Puedes confiar en Jesucristo cuando tu sentido común no puede confiar en Él? ¿Puedes lanzarte heroicamente y confiar en las afirmaciones de Jesucristo cuando los hechos de tu vida, según tu sentido común gritan que todo es una mentira? Cuando estás en la cima es fácil decir: “Oh, sí creo que Dios puede hacerlo”. Pero debes descender al valle del endemoniado y enfrentarte con los hechos que se ríen irónicamente de toda tu “fe del monte de la transfiguración” (ver Lucas 9:28-42). Cada vez que mentalmente comprendo con claridad mi teología, enfrento algo que la contradice. Tan pronto digo: “Creo que Dios suplirá todas mis necesidades”, mi fe se pone a prueba. ¿Perseveraré mientras mi fe es probada, o retrocederé derrotado cuando mi fuerza y mi visión se agotan?

La fe debe ser puesta a prueba debido a que solamente por medio del conflicto se convierte en una posesión personal. ¿Contra qué se enfrenta tu fe en estos momentos? Existen dos posibilidades: la prueba demuestra que tu fe está bien fundamentada o la acabará. Jesús dijo: "Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí", Mateo 11:6. La virtud esencial es la confianza en Jesús. Cree firmemente en Él y todo lo que se levante en contra, fortalecerá tu fe. Somos probados en la vida de fe hasta el momento de nuestra muerte física, la cual incluso es la última gran prueba. La fe es confianza total en Dios, una confianza que nunca nos permitirá siquiera imaginar que Él nos desamparará.

 

Agosto 30
¿Me convenció Jesucristo?

"Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujeten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos", Lucas 10:20

Jesucristo afirma: “No te alegres por el éxito de tu servicio a mí, sino por tu correcta relación conmigo”. Mientras realizas la obra cristiana puedes caer en la trampa de regocijarte por el servicio exitoso, o porque Dios te ha usado. Pero, si tienes una relación correcta con Jesucristo, nunca podrás medir completamente lo que Dios va a hacer por medio de ti. Mantén tu comunión con Él y en cualquier circunstancia que vivas, o con cualquier persona que te encuentres día tras día, Él hará fluir ríos de agua viva a través de ti, Juan 7:38, sin que lo sepas. Es por su misericordia que Él no te permite saberlo. Cuando tienes una relación correcta con Dios por la salvación y la santificación, puedes recordar que, cualquiera que sea el lugar donde te encuentres, estás ahí porque Él te colocó en ese sitio. Mediante tu reacción ante las circunstancias que te rodean cumplirás el propósito de Dios, mientras continúes andando en la luz, como Él está en la luz (ver 1 Juan 1:7).

La tendencia actual es a enfatizar el servicio. Cuídate de las personas que hacen de la utilidad el motivo de su interés. Si la utilidad es el patrón de medida, entonces Jesucristo fue el fracaso más grande que jamás haya  existido. La guía del creyente es Dios mismo y no la utilidad estimada. Lo que vale es la obra que Dios hace por medio de nosotros y no lo que nosotros hacemos para Él. Todo lo que Jesucristo tiene en cuenta en la vida de una persona es su valiosísimo parentesco con el Padre. Jesús está llevando muchos hijos a la gloria (Hebreos 2:10).

 

Agosto 31
Mi gozo... el gozo de ustedes

"Estas cosas os he hablado para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo", Juan 15:11

¿Cuál fue el gozo que experimentó Jesús? El gozo no debe confundirse con la felicidad. De hecho, insultamos a Jesucristo cuando empleamos la palabra felicidad para referirnos a nuestra relación con Él. El gozo de Jesús fue su absoluta rendición y el sacrificio personal por su Padre, el gozo de obedecerlo. "El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz", Hebreos 12:2; "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado", Salmo 40:8. Jesús oró para que nuestro gozo continúe cumpliéndose hasta que sea como el suyo. ¿He permitido que Jesucristo ponga su gozo en mí?

Vivir una vida plena y rebosante no depende de la salud física ni de las circunstancias. Ni siquiera depende de que veamos el éxito en la obra de Dios, sino que está determinada por nuestro perfecto entendimiento de Él y por nuestra comunión con Él, como la que Jesús tuvo con el Padre. Pero, lo primero que obstaculiza este gozo es la sutil irritación que surge al pensar demasiado en nuestras circunstancias. Jesús dijo: "Pero las preocupaciones del mundo... ahogan la palabra y se vuelve estéril", Marcos 4:19, LBLA. Antes de que nos demos cuenta, ya estamos envueltos en los afanes. Todo lo que Dios ha hecho por nosotros es apenas el comienzo. Él quiere que lleguemos al punto de ser sus testigos y que proclamemos quién es Jesús.

Relaciónate correctamente con Dios, encuentra tu gozo y de ti brotarán ríos de agua viva. Sé una fuente a través de la cual Jesucristo vierta su agua viva. Deja de ser hipócrita y orgulloso, consciente solamente de ti mismo. Vive la vida escondida con Cristo en Dios. Una persona que tiene una relación correcta con Dios vive la vida de una forma tan natural como respirar, dondequiera que va. Las vidas que han sido de mayor bendición para ti son las de quienes no fueron conscientes de ellas propias.

José Mateus
zemateus@msn.com