Enero 1

¡No nos salgamos del tema!

"Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, tanto si vivo como si muero", Filipenses 1:20.

"Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, tanto si vivo como si muero", Filipenses 1:20.

Lo máximo de mí por lo supremo de Él. "Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado". Todos nos sentiremos muy avergonzados si no le rendimos a Cristo las áreas de nuestra vida que Él nos ha pedido. Es como si Pablo estuviera diciendo: "Mi determinación es dar lo máximo de mí por lo supremo de Él. Lo mejor de mí para su gloria". Llegar a este nivel de decisión es cuestión de voluntad, no de argumentos ni de razonamientos. Es una absoluta e irrevocable rendición de la voluntad en esas áreas. Lo que nos impide tomar esa decisión es el indebido interés y consideración por nosotros mismos, aunque lo encubrimos con el pretexto de que nuestra preocupación es por otras personas. Cuando pensamos en lo que les costará a otros nuestra obediencia al llamado de Jesús, le decimos a Dios que Él no entiende lo que eso significa. Él sí entiende, ¡no nos salgamos del tema! Desechemos cualquier otro pensamiento y mantengámonos delante de Dios con un solo propósito: Lo máximo de mí por lo supremo de Él. Estoy decidido a ser absoluta y enteramente de Él, y sólo de Él.

Mi irrefrenable determinación por su santidad. Si implica vivir o morir, ¡no importa! (ver Filipenses 1:21). Pablo decidió que nada lo iba a apartar de hacer exactamente lo que Dios quería. Pero, antes de que nosotros escojamos obedecer la voluntad de Dios, se debe presentar una crisis en nuestra vida. Debido a nuestra tendencia a ser indiferentes a sus suaves llamados de atención, Él nos coloca en una situación en la que nos pide que seamos lo máximo para Él, pero nosotros empezamos a discutir. Entonces, Él de manera providencial ocasiona una crisis durante la cual debemos decidir en favor o en contra. Ese momento se convierte en una gran encrucijada de nuestra vida. Si una crisis te ha sobrevenido en cualquier área, somete absoluta e irrevocablemente tu voluntad a Jesús.

 

Enero 2

¿Saldrás sin saber a dónde?

"...Y salió sin saben a dónde iba", Hebreos 11:8.

¿Has "salido" alguna vez de esta manera? Si así es, no existe ninguna respuesta lógica cuando alguien te interroga acerca de lo que estás haciendo. Una de las preguntas más difíciles de responder en el trabajo cristiano es: "¿Qué es lo que esperas hacer?" No sabes lo que vas a hacer. Lo único que sabes es que Dios sabe lo que Él está haciendo. Examina continuamente tu actitud hacia Dios y verifica si estás dispuesto a "salir" en cada área de tu vida, confiando plenamente en Él. Esa actitud siempre te mantendrá a la expectativa, porque no sabes lo que Él va a hacer después. Al levantarte cada mañana tienes una nueva oportunidad para "salir" edificando tu confianza en Dios. "No os angustiéis por vuestra vida... ni por el cuerpo", Lucas 12:22. En otras palabras, no te preocupes por las cosas que te preocupaban antes de “salir”.

¿Le has estado preguntando a Dios lo que va a hacer? Nunca te lo dirá. Él no te cuenta lo que va a hacer; te revela quién es Él. ¿Crees en un Dios que hace milagros y vas a "salir" rendido completamente a Él, hasta que nada de lo que haga te sorprenda en lo más mínimo?

Cree que Dios siempre es el Dios que tú has conocido cuando estás muy cerca de Él, y luego piensa en lo innecesario e irrespetuoso que es la preocupación. Permite que la actitud de tu vida sea de continua disposición a 'salir" confiando en Dios y tu vida tendrá un carisma sagrado e inexpresable muy satisfactorio para Jesús. Tienes que aprender a "salir" a través de tus convicciones, creencias o experiencias, hasta que alcances el punto en tu fe donde nada se interponga entre tú y Dios.

 

Enero 3

Nubes y oscuridad

"Nubes y oscuridad alrededor de él..." Salmo 97:2

Una persona que no ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios te dirá que las enseñanzas de Jesús son sencillas. Pero cuando el Espíritu la bautiza, encuentra nubes y oscuridad a su alrededor... Esto lo notamos por primera vez cuando entramos en contacto íntimo con las enseñanzas de Jesucristo. La única forma posible de comprender totalmente sus enseñanzas es por medio de la luz del Espíritu de Dios que brilla dentro de nosotros. Si nunca hemos tenido la experiencia de quitarnos nuestras ordinarias sandalias religiosas -despojándonos de toda la excesiva informalidad con la cual nos acercamos a Dios, resulta dudoso que alguna vez hayamos estado en su presencia. Las personas frívolas e irrespetuosas en su acercamiento a Dios son aquellas a quienes nunca nadie les ha presentado a Jesucristo. La impenetrable 'oscuridad" de comprender quién es Él sólo nos llega después del asombroso regocijo y la libertad que surgen al darnos cuenta de lo que Jesucristo hace.

Jesús dijo: "Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida", Juan 6:63. En otro tiempo la Biblia simplemente constituía para nosotros una gran cantidad de palabras, nubes y oscuridad. Luego, de repente las palabras llegan a ser espíritu y vida porque Jesús nos las vuelve a hablar cuando nuestras circunstancias las convierten en palabras nuevas. Esta es la manera en que Dios nos habla; no con visiones y sueños, sino mediante palabras. Cuando un hombre llega a Dios, lo hace por la vía más sencilla: las palabras.

 

Enero 4

¿Porqué no te puedo seguir ahora?

"Le dijo Pedro: Señor, ¿por qué no te puedo seguir ahora?" Juan 13:37

Hay ocasiones en las que no comprendes por qué no puedes hacer lo que quieres. Cuando Dios permite un tiempo de espera y parece no responder, asegúrate de no llenarlo con actividades; sólo espera. Este espacio en blanco se puede presentar para enseñarte lo que significa la santificación, ser separado del pecado y ser hecho santo, o puede llegar después de que el proceso de santificación haya comenzado, para enseñarte el significado del servicio. Nunca corras antes de que Dios te dé su dirección. Sí tienes la menor incertidumbre, entonces Él no te está guiando. Cuando haya duda, espera.

Al principio tal vez veas con claridad cual es la voluntad de Dios: la separación de una amistad, el fin de una relación de negocios, o algo más para realizar que tú sientes que definitivamente es la voluntad de Dios. Pero nunca actúes por el impulso de ese sentimiento. Si lo haces, causarás dificultades cuya rectificación demandará años. Espera el tiempo oportuno de Dios y Él lo hará sin ninguna aflicción ni desilusión. Cuando se trata de la voluntad providencial de Dios, espera hasta que Él actúe.

Pedro no esperó en Dios, sino que pronosticó en su propia mente de dónde vendría la prueba, la cual surgió donde menos la esperaba. "¡Mi vida daré por ti!" Su declaración era sincera, pero la hizo en ignorancia.

"Jesus le respondió: No cantará el gallo sin que me hayas negado tres veces", Juan 13:38. El Señor pronunció estas palabras con un conocimiento más profundo que el que Pedro tenía de sí mismo. No podía seguir a Jesús porque no se conocía lo suficientemente bien, ni a sus propias capacidades. Quizá una lealtad natural baste para atraernos a Jesús, para hacemos sentir su carisma irresistible, pero jamás nos convertirá en discípulos. El afecto natural negará a Jesús, y nunca alcanzará lo que significa seguirlo verdaderamente.

 

Enero 5

El "después" de la vida de poder

"Jesús le respondió: "A donde Voy, no me puedes seguir ahora, pero me seguirás después", Juan 13:36.

 

"...Y dicho esto, añadió: Sígueme", Juan 21:19. Tres años antes Jesús había dicho: Venid en pos de mí (Mateo 4:19), y Pedro lo había seguido sin dudarlo un instante. El irresistible carisma de Jesús lo envolvía y no necesitaba que el Espíritu Santo le ayudara a seguirlo. Después llegó al punto de negarlo y su corazón se quebrantó. Entonces, recibió al Espíritu Santo y una vez más el Señor le dijo: Sígueme. Ahora Pedro se encontraba solo delante del Señor Jesucristo. El primer sígueme no implicaba ningún misterio, era un seguimiento externo. Sin embargo, ahora Él le está pidiendo sacrificio y rendición en su interior (Juan 21:18).

Entre estos dos momentos, Pedro había negado a Jesús con juramentos y maldiciones (ver Mateo 26:69-75). Pero, luego llegó por completo al fin de sí mismo y de toda su autosuficiencia. No había ninguna parte de su ser en la cual volver a confiar. En su mísera condición finalmente estaba listo para recibir todo lo que el Señor resucitado tenía para él. Y al decir esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo (Juan 20:22). No importa qué cambios haya hecho Dios en ti, nunca te fíes de ellos. Confía solamente en el Señor Jesucristo y en el Espíritu que Él da.

Todas nuestras promesas y determinaciones acaban en una negación, porque no tenemos el poder de cumplirlas. Cuando llegamos al final de nosotros mismos, no sólo mentalmente sino por completo, podemos recibir el Espíritu Santo. La idea detrás de estas palabras de Jesús es la de una invasión. Ahora solamente hay uno que dirige el curso de nuestra vida: el Señor Jesucristo.

 

 

Enero 6

Adoración

"Y plantó su tienda entre Betel al occidente y Hai al oriente; edificó en ese lugar un altar a Jehová e invocó el nombre de Jehová", Génesis 12:8

La adoración consiste en darle a Dios lo mejor que Él te ha dado. Ten cuidado con la manera como utilizas lo mejor que posees. Siempre que recibas una bendición del Señor, devuélvela como una ofrenda de amor. Toma tiempo para meditar delante de Él y ofrécele de vuelta su bendición, en un acto deliberado de adoración. Si la retienes, se volverá una podredumbre seca, como ocurrió con el maná cuando se acaparó (ver Éxodo 16:20). Dios nunca permitirá que te guardes completamente para ti una bendición espiritual. Debes devolvérla para que Él la convierta en una bendición para otras personas.

Betel simboliza la comunión con Dios y Hai simboliza el mundo. Abram plantó su tienda entre las dos. El valor perdurable de nuestra actividad pública para Dios se mide por la profundidad de la intimidad de nuestros tiempos privados de comunión y unidad con Él. Nunca es correcto apresurarnos al entrar y salir de la adoración, pues siempre hay tiempo suficiente para adorar a Dios. Apartar algunos días para el reposo puede ser una trampa porque le resta valor a la necesidad de tener diariamente tiempos de quietud con Él. Por eso, debemos plantar nuestra tienda donde siempre contemos con el tiempo para la quietud con Él, sin importar los bulliciosos que puedan ser nuestros tiempos con el mundo. Existen tres niveles en la vida espiritual: adoración, espera, y trabajo. Sin embargo, algunos de nosotros parecemos saltar, como ranas espirituales, de la adoración a la espera, y de la espera al trabajo. La intención de Dios es que los tres vayan unidos, como un todo. En la vida de nuestro Señor siempre estuvieron juntos y en perfecta armonía. Esta es una disciplina que debemos desarrollar y que no se adquirirá de la noche a la mañana.

 

Enero 7

Intimidad con Jesús

"Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me haz conocido. Felipe?" Juan 14:9.

Estas palabras no se pronunciaron a manera de reprensión, ni con sorpresa. El Señor estaba animando a Felipe para que se acercara más a Él. Jesús es la última persona con quien intimamos. Antes de Pentecostés, los discípulos conocían a Jesucristo como el Único que les otorgaba poder para vencer a los demonios y producir un avivamiento (ver Lucas 10:18-20). Era una familiaridad maravillosa. Sin embargo, venía una intimidad más estrecha: "Pero os he llamado amigos", Juan 15:15. La amistad verdadera es poco común en la tierra. Significa identidad de pensamiento, corazón y espíritu. Toda la experiencia de la vida ha sido diseñada con el fin de capacitarnos para entrar en esta relación más intima con Jesucristo. Recibimos sus bendiciones y conocemos su palabra, pero ¿lo conocemos a Él realmente?

Jesús dijo: "Os conviene que yo me vaya", Juan 16:7. El Señor dejó de relacionarse de esa manera para guiarlos aun más cerca de Él. Jesús se goza cuando un discípulo invierte tiempo para caminar mas íntimamente con Él. Llevar fruto siempre aparece en las Escrituras como el resultado visible de una relación íntima con Jesucristo (ver Juan 15:1-4).

Una vez que llegamos a una intimidad con Jesús, nunca más nos encontramos solos y nunca nos faltan comprensión ni compasión. Podemos abrirle continuamente nuestro corazón sin parecer demasiado sentimentales o patéticos. El cristiano que está en verdadera intimidad con Jesús nunca atraerá la atención sobre sí mismo; antes bien, sólo dará muestras de una vida en la que Jesús está completamente en control. Este es el resultado de permitir que Jesús satisfaga todas las áreas de la vida, hasta lo más profundo. La imagen que resulta de una vida así es la de un equilibrio firme y tranquilo que nuestro Señor les confiere a quienes tienen intimidad con Él.

 

 

Enero 8

¿Mi sacrificio vive?

"...edificó allí Abraham un altar... ató a Isaac, su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña", Génesis 22:9

Este acontecimiento ilustra el error que cometemos al creer que lo máximo que Dios requiere de nosotros es el sacrificio de la muerte. Lo que Dios desea es el sacrificio a través de la muerte, el cual nos capacita para hacer lo que hizo Jesús, es decir, sacrificar nuestras vidas. No: "Señor, estoy dispuesto a ir contigo... a la muerte", Lucas 22:33, sino: "Estoy dispuesto a identificarme con tu muerte de modo que pueda sacrificar mi vida para Dios".

¡Al parecer, creemos que Dios quiere que renunciemos a cosas! Dios purificó a Abraham de este disparate, y está realizando el mismo proceso en nuestras vidas. Él nunca nos pide que abandonemos algo por el simple hecho de dejarlo. Más bien, nos pide que renunciemos a eso debido a lo único que vale la pena tener: la vida con Él. Es cuestión de soltar las ataduras que restringen nuestras vidas. Y esos lazos se desatan de inmediato cuando nos identificamos con la muerte de Jesús. Entonces, entramos en una relación con Dios que nos permite sacrificar nuestra vida para Él.

Para Dios no tiene ningún valor que le entregues tu vida para morir, Él quiere que seas un sacrificio vivo, que le permitas tener todas tus fuerzas las cuales han sido salvadas y sacrificadas a través de Jesús (Romanos 12:1). Esto es aceptable para Dios.

 

Enero 9

Un examen interior en intercesión

"...Y todo vuestro ser - espíritu, alma y cuerpo - sea guardado irreprensible", 1 Tesalonicenses 5:23

Todo vuestro ser. La excelente y misteriosa obra del Espíritu Santo ocurre en los lugares más recónditos de nuestro ser, a los cuales no podemos llegar. Lee el Salmo 139. Aquí el salmista da a entender: “Oh Señor, tú eres el Dios de los amaneceres, el Dios de la profunda noche, el Dios de las cimas de las montañas, y el Dios del mar. Pero, mi Dios, el alma mía tiene horizontes más lejanos que los de las madrugadas, tinieblas más oscuras que las noches de la tierra, cumbres más altas que las de cualquier montaña, abismos más profundos que cualquier mar de la naturaleza. Tú, que eres el Dios de todas estas cosas, sé mi Dios. No puedo alcanzar las alturas ni las profundidades. Existen motivos que no puedo descubrir, sueños que no puedo alcanzar. Dios mío, examíname".

¿Creemos que Dios puede fortalecer y proteger nuestros procesos mentales en una medida muchísimo mayor que la de nuestras posibilidades? "La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado", 1 Juan 1:7. Si este versículo se refiere únicamente a la limpieza en nuestro nivel consciente, ¡qué Dios tenga misericordia de nosotros! La persona que ha sido embotada por el pecado dirá que ni siquiera es consciente de él. Pero la limpieza del pecado que experimentamos alcanzara las alturas y profundidades de nuestro espíritu, si nosotros andamos en luz, como él está en luz. El mismo Espíritu que nutrió la vida de Jesucristo alimentará la vida de nuestro espíritu. Sólo cuando Dios nos protege con la milagrosa santidad de su Espíritu, nuestro espíritu, alma, y cuerpo pueden ser guardados en una rectitud sin mancha hasta la venida de Jesús, y Dios ya no nos reprueba.

Deberíamos permitir que nuestras mentes mediten con mayor frecuencia en estas grandiosas y monumentales verdades de Dios.

 

 

Enero 10

Los ojos abiertos

"Para que abras sus ojos... para que reciban... perdón de pecados", Hechos 26:18

En todo el Nuevo Testamento este versículo constituye el mejor resumen de la verdadera esencia del mensaje de un discípulo de Jesucristo.

La primera obra de gran poder de la gracia de Dios se resume en las palabras: "para que reciban... perdón de pecados". Cuando una persona fracasa en su experiencia cristiana personal, casi siempre se debe a que nunca ha recibido nada. La única señal de que alguien es salvo, es que ha recibido algo de Jesucristo. Nuestro trabajo como obreros de Dios es abrirles los ojos a las personas para que se vuelvan de las tinieblas a la luz, lo cual no es la salvación; es la conversión, es decir, el esfuerzo de un ser humano que se ha despertado. No creo que generalice demasiado cuando digo que la mayoría de cristianos nominales son de esta clase. Sus ojos se han abierto, pero no han recibido nada. La conversión no es regeneración. Este es un hecho que hemos pasado por alto en nuestra predicación actual. Cuando una persona ha nacido de nuevo, lo sabe porque recibió algo como regalo del Dios Todopoderoso y no debido a su propia decisión. Las personas pueden hacer votos y promesas, y pueden estar decididas a seguir hasta el final, pero nada de esto es la salvación. La salvación significa que somos colocados en una posición donde podemos recibir algo de Dios con base en la autoridad de Jesucristo, es decir, el perdón de los pecados.

Y después viene la segunda obra poderosa de la gracia: "...daros herencia con todos los santificados", Hechos 20:32. En la santificación, quien ha nacido de nuevo le cede deliberadamente a Jesucristo su derecho sobre sí mismo, y se identifica por completo con el ministerio de Dios hacia otras personas.

 

 

 

Enero 11

Lo que les cuesta a otros mi obediencia

"Tomaron a cierto Simón de Cinche, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz", Lucas 23:26

Nuestra obediencia a Dios les cuesta más a otras personas que a nosotros, y es ahí donde comienza el dolor. Si amamos a nuestro Señor, la obediencia no nos cuesta nada y, por el contrario, es un deleite. Pero les cuesta mucho a quienes no lo aman. Ya que obedecer a Dios trastorna los planes de otras personas, ellas se burlarán de nosotros, diciendo: "¿A esto le llamas cristianismo?" Podemos evitar el sufrimiento, pero no si vamos a obedecer a Dios. Debemos dejar que se pague el precio.

Cuando nuestra obediencia empieza a costarles a otros un precio, nuestro orgullo humano se atrinchera y decimos: "Jamás aceptaré nada de nadie". Pero debemos hacerlo, o desobedeceremos a Dios. No tenemos ningún derecho a pensar que las relaciones que tenemos con otras personas deberían ser de una clase diferente de las que el mismo Señor mantuvo (ver Lucas 8:1-3).

El estancamiento en la vida espiritual se presenta cuando decimos que sólo nosotros vamos a sufrir todas las consecuencias. Y realmente no podemos. Por estar muy involucrados en los propósitos universales de Dios, otros se afectan de inmediato cuando lo obedecemos a Él. ¿Vamos a permanecer fieles en nuestra obediencia a Dios y estaremos dispuestos a sufrir la humillación porque rehusamos ser independientes? ¿O tomaremos la actitud opuesta, declarando que "no haremos sufrir a otras personas?" Podemos escoger desobedecer a Dios, lo cual aliviará enseguida la situación, pero contristaremos a nuestro Señor. Mientras que, si lo obedecemos, Él cuidará de aquellos que han sufrido las consecuencias de nuestra obediencia. Simplemente debemos obedecer, y dejarle todas las consecuencias a Él. Guárdate de la tendencia a darle órdenes a Dios con respecto a lo que tú permitirás que suceda, si lo obedeces.

 

 

Enero 12

¿Alguna vez has estado a solas con Dios?

"...aunque a sus discípulos se lo explicaba todo en privado", Marcos 4:34

Nosotros a solas con Él. No todo el tiempo Jesús se aparta con nosotros para aclararnos las cosas. Él nos las explica a medida que las podemos entender. Las vidas de otros son un ejemplo, pero Dios nos pide que examinemos nuestras propias almas. Es un trabajo lento, tan lento que Dios se tarda todo el tiempo y aun la eternidad para hacer a un hombre o una mujer conforme a su propósito. La única forma en que podemos ser útiles para Dios es permitiéndole que nos muestre las áreas profundas y ocultas de nuestro carácter. ¡Es sorprendente cuán ignorantes somos con respecto a nuestro ser! Ni siquiera reconocemos nuestra envidia, orgullo o pereza cuando se hacen evidentes delante de nuestros ojos. Pero Jesús nos revela todo lo que hemos guardado en nuestro interior antes de que su gracia comenzara a obrar. ¿Cuántos de nosotros hemos aprendido a mirarnos interiormente con valentía?

Tenemos que desechar la idea de que nos entendemos a nosotros mismos. Este siempre es el último pedazo de orgullo que se va. Dios es el único que nos entiende. La maldición más grande en nuestra vida espiritual es el orgullo. Si alguna vez hemos tenido una breve visión de lo que somos ante los ojos de Dios, nunca vamos a decir: "¡Oh, soy tan indigno!" Entenderemos que así es, sin necesidad de decirlo. Sin embargo, mientras todavía conservemos alguna duda de que no somos dignos, Dios continuará rodeándonos, apretando el cerco hasta que nos encontremos a solas con Él. Mientras que exista algún elemento de orgullo o vanidad, Jesús no podrá enseñarnos nada. Nos permitirá sufrir el quebrantamiento o la desilusión que sentimos cuando nuestro orgullo intelectual está herido. Él nos revelará numerosas pasiones y deseos desordenados, acerca de los cuales nunca nos imaginamos que tendría que llevarnos a estar a solas con Él. Se nos muestran muchas cosas, a menudo sin resultados. Pero cuando Dios nos hable a solas acerca de ellas, serán claras para nosotros.

 

 

Enero 13

¿Alguna vez has estado a solas con Dios?

"Cuando quedó sólo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola", Marcos 4:10

Él a solas con nosotros. Cuando Dios nos lleva a estar a solas por medio del sufrimiento, la aflicción, o la tentación, por la desilusión y la enfermedad, o por los deseos frustrados, por una amistad rota o una nueva amistad; cuando permite que nos encontremos completamente solos y enmudecidos, incapaces de hacer siquiera una pregunta, entonces Él empieza a enseñarnos. Observemos el entrenamiento de Jesucristo para los doce. Eran los discípulos, no la muchedumbre, quienes estaban confundidos. Constantemente le estaban haciendo preguntas y Él siempre les explicaba las cosas; pero no las entendieron hasta que recibieron al Espíritu Santo (ver Juan 14:26).

Mientras caminas con Dios, lo único que Él quiere que sea claro para ti es la forma en que trata con tu alma. Las penas y dificultades en la vida de otras personas te resultarán totalmente confusas. Dejamos de creer que entendemos la lucha del otro sólo cuando Dios pone al descubierto los mismos defectos en nuestra vida. Existen vastas áreas de terquedad e ignorancia que el Espíritu Santo tiene que revelar en cada uno de nosotros, pero esto ocurre únicamente cuando Jesús nos lleva a estar sólos. ¿Estamos ahora a solas con Él, o nos preocupan más nuestras propias ideas, amistades y los cuidados de nuestro cuerpo? Jesús sólo puede enseñarnos algo cuando acallamos todas nuestras preguntas intelectuales y nos encontramos a solas con ÉL.

 

 

Enero 14

Llamado por Dios

"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí", Isaías 6:8

El Señor no le dirigió su llamado a Isaías, sino que el profeta le oyó decir: "¿quién irá por nosotros?" El llamado divino no es sólo para unos pocos escogidos; es para todo el mundo. Si escucho o no su llamado depende de la condición de mis oídos y lo que oigo exactamente depende de mi actitud espiritual. Pues muchos son llamados, pero pocos escogidos (Mateo 22:14). Es decir, pocos prueban que son los escogidos. Éstos son los que han entrado en una relación con Dios por medio de Jesucristo, cuya condición espiritual ha sido cambiada y sus oídos abiertos. Entonces escuchan la voz del Señor que continuamente pregunta: "¿Quién irá por nosotros?" Dios no elige a alguien y le dice: "Ahora, ve tú". Él no le impuso su voluntad a Isaías cuya respuesta, en completa libertad, solo podía ser: "Heme aquí, envíame a mí".

Aparta de tu mente la idea de suponer que Dios va a venir a obligarte o suplicarte. Cuando nuestro Señor llamó a sus discípulos no hubo ninguna presión irresistible desde afuera. La tranquila aunque vehemente insistencia de su "venid en pos de mí" les fue dirigida a hombres que tenían todos sus sentidos receptivos (Mateo 4:19). Si permitimos que el Espíritu Santo nos lleve cara a cara con Dios, también escucharemos lo que oyó Isaías la voz del Señor y, en perfecta libertad, también diremos: "Heme aquí, envíame a mí".

 

 

Enero 15

¿Andas de blanco?

"Porque somos sepultados juntamente con él... a fin de que como Cristo resucitó de los muertos... así también nosotros andemos en vida nueva", Romanos 6:4

Nadie experimenta una completa santificación sin pasar por un "funeral blanco", el entierro de la vieja vida. Si nunca se ha presentado este momento crucial de cambio por medio de la muerte, la santificación sólo será para nosotros un sueño esquivo. Debe haber un "funeral blanco", una muerte que tiene tan sólo una resurrección: resucitar a la vida de Jesucristo. Nada puede derrotar una vida así, pues está en unidad con Dios con el único propósito de ser su testigo.

¿En realidad ya te llegó tu hora? En tu mente llegaste muchas veces al final de tus días, pero ¿realmente lo has experimentado? No puedes morir o asistir a tu funeral con entusiasmo. La muerte significa que dejas de existir. Debes ponerte de acuerdo con Dios y dejar de ser la clase de cristiano intensamente contencioso que has sido. Nosotros evitamos el cementerio y rechazamos continuamente nuestra propia muerte. No es luchando que vamos a la muerte, sino rindiéndonos a ella, es decir, siendo bautizados en su muerte (Romanos 6:3).

¿Ya tuviste tu funeral blanco o estás engañando con devoción a tu propia alma? ¿Existe un momento exacto en tu vida que ahora tienes presente como tu último día? ¿Hay un espacio en tu existencia que evoques humildad y una irresistible gratitud, de tal forma que puedas declarar sinceramente: "Sí, allí fue, en mi funeral blanco, donde me puse de acuerdo con Dios?"

"La voluntad de Dios es vuestra santificación..." 1 Tesalonicenses 4:3. Cuando comprendas verdaderamente que esta es la voluntad de Dios participarás del proceso de santificación de la forma más natural.

¿Estás dispuesto a experimentar ahora este "funeral blanco"? ¿Te pondrás de acuerdo con Él en que este es tu último día sobre la tierra? El momento del acuerdo depende de ti.

 

Enero 16

La voz de la naturaleza de Dios

"Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?" Isaías 6:8

Cuando hablamos del llamado de Dios olvidamos lo más importante, es decir, la naturaleza de quien hace el llamamiento. En la actualidad, muchas cosas nos están llamando a cada uno de nosotros. Atenderemos algunos de estos llamados y otros ni siquiera los vamos a oír. El llamamiento es la expresión de la naturaleza de Aquel que llama y únicamente lo podemos reconocer si esa misma naturaleza se encuentra en nosotros. El llamado de Dios expresa su esencia, no la nuestra. Dios teje de manera providencial los hilos de su llamado a través de nuestras vidas y sólo nosotros podemos distinguirlos. Como es el tejido de su voz, directamente para nosotros y sobre un asunto en particular, es inútil pedir la opinión de otra persona. Los tratos con respecto al llamado de Dios deben mantenerse exclusivamente entre nosotros y Él.

El llamamiento de Dios no es un reflejo de mi naturaleza; mis deseos y temperamento no son tenidos en cuenta. Mientras insista en mis propias cualidades y los rasgos de mi carácter, y piense en aquello para lo cual soy apto, nunca oiré el llamado divino. Pero cuando Dios me lleve a una correcta relación con Él, me encontraré en las mismas condiciones que Isaías. Su alma estaba tan acorde con Dios, debido a la gran crisis que acababa de soportar, que el llamado divino traspasó su alma. Como la mayoría de nosotros sólo podemos oírnos a nosotros mismos, no podemos escuchar nada de lo que Dios nos dice. Sin embargo, ser conducidos al lugar donde podemos oír su llamado significa ser profundamente transformados.

 

 

Enero 17

La vocación de la vida natural

"Pero cuando agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí..." Gálatas 1:15-16

El llamado de Dios no es un llamamiento para servirle de un modo particular. La forma como yo interpreto el servicio se debe a que mi contacto con la naturaleza divina me permite comprender lo que yo deseo hacer para Él. El llamado de Dios es una expresión de su naturaleza; mi servicio es el resultado de lo que se ajusta a la mía. La vocación de la vida natural fue enunciada por el apóstol Pablo: "Pero cuando agradó a Dios... revelar a su Hijo en mí, para que yo lo predicara [es decir, que expresara de manera pura y solemne], entre los gentiles..."

El servicio es el desbordamiento que brota de una vida llena de amor y devoción. Es lo que yo aporto a la relación y el reflejo de mi identificación con la naturaleza divina. Pero, en un sentido estricto, no existe ningún llamado al servicio, el cual se convierte en una parte natural de mi vida. Dios me conduce a una correcta relación con Él para que pueda entender su llamado; después yo le sirvo por mi cuenta debido a una motivación de amor absoluto. El servicio a Dios es el regalo deliberado de amor de una naturaleza que ha escuchado el llamamiento divino. El servicio es una expresión de mi naturaleza y el llamado de Dios una expresión de la suya. En consecuencia, cuando recibo su naturaleza y escucho su llamado, su voz divina resuena por toda su naturaleza y la mía, y las dos se vuelven una sola en el servicio. El Hijo de Dios se revela en mí y el servicio se convierte en mi forma cotidiana de vida, por causa de mi devoción a Él.

 

Enero 18

¡Es el Señor!

"Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío!" Juan 20:28

"...Y Jesús le dijo: Dame de beber..." Juan 4:7. ¡Cuántos de nosotros estamos empeñados en que Jesucristo calme nuestra sed cuando deberíamos estar satisfaciéndolo a Él! Tendríamos que estar derramando nuestras vidas, entregando la totalidad de nuestro ser y no acercándonos a Él para que nos satisfaga... "Me seréis testigos..." Hechos 1:8. Esto significa una vida de devoción pura, que no hace concesiones y sin restricciones para el Señor Jesús, una vida de satisfacción para Él, dondequiera que nos envíe.

Guárdate de cualquier cosa que contienda con tu lealtad a Jesucristo. El mayor rival de la verdadera devoción a Jesús es el servicio que realizamos para Él. Resulta más fácil servir que derramarle nuestras vidas completamente a Jesús. El objetivo del llamado de Dios es su satisfacción, no simplemente que hagamos algo para Él. No somos enviados para luchar a favor de Dios, sino para que Él nos use en sus batallas. ¿Estamos más dedicados al servicio que a Jesucristo mismo?

 

Enero 19

Visión y oscuridad

"A la caída del sol cayó sobre Abram un profundo sopor y el temor de una gran oscuridad cayó sobre él", Génesis 15:12

Siempre que Dios le da una visión a un cristiano, lo pone bajo la sombra de su mano (Isaías 49:2) y el deber de la mujer o del hombre santo es estar quieto y escuchar. Existe una oscuridad que proviene del exceso de luz y cuando se presenta es el momento de escuchar. La historia de Abram y Agar en Génesis 16 es un excelente ejemplo de lo que significa prestarle oídos a un supuesto buen consejo durante el tiempo de oscuridad, en lugar de esperar a que Dios envíe la luz. Cuando Él te dé una visión y luego estés en oscuridad, espera. El Señor obrará en ti de acuerdo con la visión que te haya dado, si esperas hasta el tiempo apropiado de Él. Nunca trates de ayudarle a cumplir su Palabra. Abram experimentó 13 años de silencio, pero durante ese tiempo toda su autosuficiencia fue destruida. Él creció por encima de la confianza en su propio sentido común. Esos años de silencio fueron un tiempo de disciplina, no un período en el que Dios se encontraba enojado. Nunca es necesario aparentar que tu vida está llena de gozo y confianza; sólo espera en Dios y apóyate en Él (ver Isaías 50:10-11).

¿Tengo alguna confianza en la carne? ¿0 he aprendido a ir más allá de toda confianza en mí mismo y en otros hijos de Dios? ¿Confío en libros y oraciones o en otros goces de mi vida? ¿0 he puesto mi confianza en Dios mismo y no en sus bendiciones? "Yo soy el Dios Todopoderoso, El Shaddai, el Dios Omnipotente", Génesis 17:1. La razón por la que todos estamos siendo disciplinados es para que sepamos que Él es real. Tan pronto como Dios se vuelve real para nosotros, las personas en quienes hemos confiado pierden su brillo al lado de Él y se convierten en sombras de la realidad. Nada de lo que otros santos hagan o digan podrá perturbar jamás a quien está fundamentado en Dios.

 

 

Enero 20

¿Tienes vitalidad para todo?

"Le respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios", Juan 3:3

Algunas veces nos encontramos deseosos y llenos de energía para asistir a una reunión de oración, pero ¿nos sentimos igual para labores tan mundanas como lustrar los zapatos?

Nacer de nuevo por el Espíritu es una obra inconfundible de Dios, tan misteriosa como el viento, tan sorprendente como Él mismo. No sabemos en dónde se origina y está escondida en lo recóndito de nuestra alma. Nacer de nuevo, de lo alto, es un permanente y eterno comenzar. Nos brinda una vitalidad constante en lo que pensamos hablamos y vivimos, la sorpresa continua de la vida de Dios. La falta de vigor indica que algo en nosotros no está en armonía con Él. La primera señal de envejecimiento se presenta cuando nos decimos: "Tengo que hacer esto ahora o nunca lo terminaré". ¿Nos sentimos llenos de vida en este mismo momento o nos hallamos marchitos buscando desesperadamente en nuestra mente la solución para este problema? La vitalidad no es el resultado de la obediencia, sino que proviene del Espíritu Santo. La obediencia nos mantiene en luz como Él está en luz...(1 Juan 1:7).

Cuida celosamente tu relación con el Señor. Jesús oró: "... para que sean uno, así como nosotros somos uno", sin nada que se interponga, Juan 17:22. Mantén siempre tu vida entera abierta a Jesucristo y no aparentes ante Él, ¿Estás extrayendo tu vida de una fuente distinta a Dios? Si dependes de algo más como tu fuente de vitalidad y fortaleza, no te darás cuenta cuando el poder de Dios se haya ido.

Nacer del Espíritu significa mucho más de lo que usualmente pensamos. Nos da una nueva visión y nos mantiene totalmente llenos de vigor para todo, por medio de la provisión inagotable de la vida de Dios.

 

Enero 21

Debo acordarme de lo que Dios se acuerda

"...Así dice el SEÑOR: "De ti recuerdo el cariño de tu juventud...", Jeremías 2:2 (LBLA)

¿Soy ahora tan cariñoso con Dios, de una manera espontánea, como solía serlo? ¿0 sólo estoy esperando que Él me manifieste su cariño? ¿Todo en mi vida llena su corazón de alegría o constantemente me quejo porque las cosas no suceden como yo quiero? Una persona que ha olvidado lo que Dios guarda como un tesoro en su memoria no podrá estar llena de gozo. Es maravilloso recordar que Jesucristo tiene necesidades que nosotros podemos suplir: "Dame de beber...", Juan 4:7. ¿Cuánto cariño le demostré a Él la semana pasada? ¿Mi vida ha sido un buen reflejo del honor del que Él es digno?

Dios le está diciendo a su pueblo: "Ahora ya no estás enamorado de mí, pero me acuerdo del tiempo en que lo estabas". Y también declara: “De ti recuerdo... el amor de tu desposorio", Jeremías 2:2, LBLA. ¿Estoy tan lleno de un amor rebosante por Jesucristo como al principio, cuando me aparté de mi camino para demostrarle mi devoción? ¿Él me descubre rememorando los días en que mi único afecto era por Él? ¿Esa es mi situación actual, o he escogido la sabiduría del hombre por encima del verdadero amor a Él? ¿Me encuentro tan enamorado que no tomo en consideración hacia dónde Él me guiará, o aguardo para ver cuánto respeto consigo en tanto que mido la cantidad de servicio que debo concederle?

Cuando recuerdo lo que Dios recuerda sobre mí, también es posible que comience a darme cuenta de que Él no es lo que solía ser para mí. Cuando esto ocurre, debo permitir la vergüenza y humillación que se generan en mi vida, pues ellas dan lugar a la tristeza que es conforme a la voluntad divina y "la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento...", 2 Corintios 7:10

 

Enero 22

¿Dónde tengo mi mirada?

"Mirad a mí y sed salvos", Isaías 45:22

¿Esperamos que Dios venga con sus bendiciones y nos salve? Él dice: "mirad a mí y sed salvos..." La dificultad espiritual más grande es que nos concentremos en Dios y son sus bendiciones las que lo hacen tan difícil. Casi siempre las aflicciones nos llevan a mirarlo, pero sus bendiciones tienden a desviar nuestra atención de Él. La lección básica del Sermón del Monte es que reduzcas todos tus intereses hasta que tu mente, corazón y cuerpo se enfoquen en Jesucristo. "Mirad a mí..."

Muchos de nosotros tenemos un molde mental sobre lo que un cristiano debe ser y buscar esta imagen en la vida de otros creyentes se convierte en un obstáculo para enfocarnos en Dios. Esta no es la salvación - no es lo suficientemente simple. En realidad, Él nos dice: "Mírenme y ustedes SON salvos", no serán salvos algún día. Encontraremos lo que buscamos si nos concentramos en Él. Pero nosotros nos distraemos fácilmente y nos irritamos con Dios, mientras Él continúa diciéndonos: "Mirad a mí y sed salvos". Todas nuestras dificultades, pruebas y preocupaciones acerca del mañana se desvanecen cuando lo miramos a Él.

Despiértate y míralo. Fundamenta tu esperanza en Él. No importa cuántas cosas parezcan presionarte, ponlas a un lado con determinación y míralo a Él. "Mirad a mí". La salvación es tuya cuando miras.

 

Enero 23

Transformados por la contemplación

"Pero, nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen", 2 Corintios 3:18, LBLA

La característica más sobresaliente de un cristiano es esta abierta franqueza ante Dios que le permite convertir su vida en espejo para otras personas. Cuando el Espíritu Santo nos llena, somos transformados y, cuando contemplamos la gloria del Señor, nos volvemos espejos. Siempre puedes saber cuando una persona ha estado contemplando la gloria divina porque sientes en lo más íntimo de tu espíritu que refleja el carácter propio del Señor. Cuídate de lo que puede empañar ese espejo en ti, lo cual casi siempre es algo bueno: algo bueno pero no lo mejor.

La regla de oro para tu vida y la mía es que nos concentremos en mantener nuestra vida abierta para Dios. Haz a un lado todo lo demás, vestido, alimento, todo lo que hay en el mundo. El ajetreo de los otros asuntos siempre tiende a opacar nuestra concentración en Dios. Debemos mantener una posición de contemplación a Él, conservando nuestra vida entera totalmente espiritual. Deja que lo demás vaya y venga, que las personas te critiquen como quieran; pero no permitas que nada opaque "la vida que está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3. Nunca dejes que los afanes interrumpan tu relación de permanencia en Él. Y aunque resulta fácil permitirlo, debemos tomar precauciones para que no ocurra. La lección más difícil de la vida cristiana es aprender como mantenernos contemplando como en un espejo la gloria del Señor.

 

 

Cliqué aqui para obra completa "EN POS DE LO SUPREMO"

Oswald Chambers (1874-1917)

Enero 24

La preponderante instrucción de Dios

"...para esto he aparecido a ti... ", Hechos 26:16

La visión que Pablo tuvo en el camino a Damasco no fue una emoción pasajera, sino que contenía instrucciones muy claras y categóricas para él. Pablo declara: "...no fui rebelde a la visión celestial" Hechos 26:19. En realidad nuestro Señor le dijo: "Toda tu vida debe ser dominada o sometida por mí; no tendrás ningún fin, ninguna meta, ningún propósito, sino los míos". El Señor también nos dice a nosotros: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis..." Juan 15:16.

Cuando hemos nacido de nuevo, si en alguna medida somos espirituales, todos nosotros tenemos visiones de lo que Jesús quiere que seamos. Entonces, es importante que yo aprenda a no ser rebelde a la visión celestial, a no dudar que se puede alcanzar. No es suficiente admitir mentalmente que Dios ha redimido al mundo y ni siquiera basta saber que el Espíritu Santo puede hacer realidad en mi vida todo lo que Jesús hizo. Debo tener el fundamento de una relación personal con Él. A Pablo no se le dio un mensaje o una doctrina que debía proclamar, sino que se le llevó a una relación personal viva y preponderante con Jesucristo. Hechos 26:16 es apremiante en extremo: "... para ponerte por ministro y testigo...". Aquí no existe nada diferente a una relación personal. Pablo estaba consagrado a una persona, no a una causa. Él pertenecía totalmente a Jesucristo. No comprendía otra cosa ni vivía para nada más. "Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna, sino a Jesucristo y a este crucificado", 1 Corintios 2:2.

 

Enero 25

Deja espacio para Dios

"Pero cuando agradó a Dios...", Gálatas 1:15

Como siervos de Dios debemos aprender a hacer lugar para Él, es decir, darle "libertad de acción". Calculamos, estimamos y predecimos que esto o aquello sucederá, pero se nos olvida darle cabida a Dios para que Él siga adelante como quiera. ¿Nos sorprendería si Dios hiciera su entrada en nuestra reunión o predicación de una manera que nunca hubiéramos esperado? No busques que Dios intervenga de una forma particular, sólo búscalo a Él: La manera de hacerle espacio a Dios es esperando que se presente, pero no de un cierto modo. Por mucho que conozcamos a Dios, la gran lección que debemos aprender es que Él puede irrumpir en cualquier momento. Somos propensos a pasar por alto este elemento de sorpresa. Sin embargo, Dios nunca obra de una manera diferente. Él entra repentinamente en nuestra vida: "... cuando Dios...tuvo a bien" Gálatas 1:15, LBLA.

Mantén tu vida en un contacto tan permanente con Dios que se pueda manifestar su poder sorprendente en cualquier momento. Vive siempre a la expectativa y dale lugar para que entre cuando Él lo decida.

 

Enero 26

Mira de nuevo y conságrate

"Y si a la hierba del campo... Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros...?" Mateo 6:30

Una afirmación sencilla de Jesús siempre resulta ser un enigma para nosotros, si no somos personas sencillas. ¿Cómo podemos mantener la simplicidad de Jesús para poder entenderlo? Si recibimos su Espíritu, lo reconocemos y confiamos en Él; si lo obedecemos a medida que nos presenta la verdad de su Palabra, entonces la vida se volverá sorprendentemente sencilla. Jesús nos pide que pensemos en que si a la hierba del campo Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ti, si mantienes correcta tu relación con Él? Cada vez que retrocedemos en la comunión con Dios es porque irrespetuosamente pensamos saber más que Jesucristo, y hemos dejado que se asienten las preocupaciones de este siglo (Mateo 13:22), mientras que olvidamos el mucho más de nuestro Padre Celestial.

"Mirad las aves del cielo..." (Mateo 6:26): Su función es obedecer los instintos que Dios colocó en ellas, y Él las cuida. Jesús dijo que si tu tienes una relación correcta con Él y le obedeces a su Espíritu que vive en ti, Dios también cuidará tus "plumas".

"Considerad los lirios del campo..." (Mateo 6:28): Crecen donde están sembrados. Muchos de nosotros nos rehusamos a crecer donde Dios nos siembra y, por consiguiente, no echamos raíces en ninguna parte. Jesús dijo que si obedecemos la vida que Dios nos ha dado, El cuidara de todo lo demás. ¿Mintió Jesucristo? ¿Estamos experimentando el mucho más que nos prometió? Si no es así, se debe a que no estamos obedeciendo la vida dentro de nosotros y porque hemos llenado nuestra mente de preocupaciones y pensamientos confusos. ¿Cuánto tiempo hemos desperdiciado al hacerle a Dios preguntas sin sentido, cuando deberíamos estar completamente libres para concentrarnos en nuestro servicio para Él? La consagración es el acto de separarnos continuamente de todo excepto de aquello para lo cual Dios nos ha llamado. No nos consagramos una sola vez y para siempre, sino que es un proceso permanente ¿Nos estamos separando y mirando a Dios cada día de nuestra vida?

 

Enero 27

Mira de nuevo y piensa

"...No os angustiéis por vuestra vida..." Mateo 6:25

Una amonestación que resulta necesario repetir es que las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas, ahogarán la vida de Dios en nosotros (Mateo 13:22). Nunca estamos libres de las repetidas oleadas de esta invasión. Si el ataque no es por la ropa y el alimento, será por el dinero o la falta de él, por amigos o la falta de ellos, o por las circunstancias difíciles. Es una invasión continua y si impedimos que el Espíritu de Dios levante bandera en su contra, estas situaciones entrarán como una inundación.

"Por tanto os digo: No os angustiéis por vuestra vida...". Nuestro Señor manifiesta que tengamos cuidado de una sola cosa: nuestra relación con Él. Pero, nuestro sentido común grita estrepitosamente y dice: “Eso es absurdo, yo debo pensar en cómo voy a vivir, debo tomar en cuenta que voy a comer y beber". Pero, Jesús dice que no debemos hacerlo. No nos permitamos creer que Él lo dice sin entender nuestras circunstancias particulares. Jesucristo las conoce mejor que nosotros mismos y Él declara que no debemos pensar en ellas de manera que se conviertan en la preocupación fundamental de nuestra existencia. Siempre que en nuestra vida haya intereses en pugna, asegurémonos de darle prioridad a nuestra relación con Dios.

"...Basta a cada día su propio mal", Mateo 6:34. ¿Cuánto mal ha empezado a amenazarte en este día? ¿Qué clase de perversos diablillos han estado investigando tu vida y te preguntan por tus planes para el mes entrante o para el próximo año? Jesús nos dice que no nos afanemos por ninguna de esas cosas. Mira de nuevo y piensa. Mantén tus pensamientos en el mucho más de tu Padre celestial, Mateo 6:30.

 

Cliqué aqui para obra completa "EN POS DE LO SUPREMO"

Oswald Chambers (1874-1917)

Enero 28

¡Cómo pudo alguien perseguir tanto a Jesús!

"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Hechos 26:14

¿Estás empeñado en seguir a Dios a tu manera? Nunca nos libraremos de esta trampa hasta que se nos lleve a la experiencia del bautismo en el Espíritu Santo y fuego (Mateo 3:11). La obstinación y la terquedad siempre lastiman a Jesucristo. Quizás no hieran a nadie más, pero hieren a su Espíritu. Siempre que somos obstinados, voluntariosos y que nos empeñamos en nuestras propias ambiciones, herimos a Jesús. Cada vez que defendemos nuestros derechos y persistimos en que no vamos a ceder, estamos persiguiendo a Jesús. Cada vez que insistimos en nuestra dignidad, estamos contristando y perturbando a su Espíritu de modo sistemático. Y cuando finalmente entendemos que es a Jesús a quien hemos estado persiguiendo todo el tiempo, esto se convierte en la más abrumadora revelación.

¿Es la Palabra de Dios muy penetrante y cortante en mí cuando te la transmito, o mi vida traiciona lo que enseño? Puedo dar lecciones sobre la santificación y, aun así, manifestar el espíritu de Satanás, el mismo espíritu que persigue a Jesucristo. Su Espíritu sólo está consciente de una cosa: la perfecta unidad con el Padre. Él nos dice: "Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mi; que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas", Mateo 11:29. Todo lo que hago debería tener como base una perfecta unidad con Él y no la determinación voluntariosa de ser piadoso. Esto implica que las personas fácilmente pueden aprovecharse de mí, pasarse de listas conmigo o ignorarme por completo; pero, si me someto a estas circunstancias por causa de ÉI, impediré que Jesucristo sea perseguido.

 

Enero 29

¡Cómo pudo alguien ser tan ignorante!

"...¿Quién eres, Señor?... " Hechos 26:15

"...Jehová me habló de esta manera con mano fuerte..." Isaías 8:11. Cuando el Señor habla no hay escapatoria. Él siempre viene a nosotros utilizando su autoridad y apoderándose de nuestro entendimiento. ¿Has oído directamente la voz de Dios? Si es así, no puedes entender mal la persistencia íntima con la cual te ha hablado. Dios se expresa en el idioma que tú conoces mejor; no por medio de tus oídos, sino a través de tus circunstancias.

Él debe destruir la obstinada confianza en nuestras propias convicciones. Decimos: "Yo sé que esto es lo que debería hacer"; y de repente la voz del Señor nos habla en una forma que nos abruma, revelando la profundidad de nuestra ignorancia. Manifestamos nuestra falta de conocimiento de Él en la manera en que hemos decidido servirle; servimos a un espíritu que no es el suyo, lo herimos por la defensa que presentamos de ÉI; y presionamos sus exigencias en el espíritu del diablo.

Nuestras palabras suenan bien, pero el espíritu es el de un enemigo. "Los reprendió diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois", Lucas 9:55. En 1 Corintios 13 se describe el espíritu de nuestro Señor en sus defensores.

¿He estado persiguiendo a Jesús por la determinación impaciente de servirle a mi manera? Si siento que he cumplido con mi deber, pero he lastimado al Señor en el proceso, puedo estar seguro de que ese no era mi deber porque no fomentó un espíritu afable y apacible, sino el espíritu de mi satisfacción personal. ¡Nosotros suponemos que todo lo que sea desagradable es nuestro deber! ¿Acaso eso se parece en algo al espíritu de nuestro Señor? "... El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado..." Salmos 40:8.

 

Enero 30

El dilema de la obediencia

"Samuel... temía contar la Visión a Elí", 1 Samuel 3:15

Dios nunca nos habla en formas impresionantes y dramáticas, pero sí en modos que fácilmente podemos malinterpretar. Entonces decimos: "Me pregunto si esa es la voz de Dios..." Isaías manifestó que el Señor le habló con mano fuerte, es decir, por la presión de sus circunstancias (Isaías 8:11). Sin la mano soberana del mismo Dios, nada afecta nuestras vidas. ¿Podemos discernir su mano obrando, o percibimos las circunstancias como simples acontecimientos?

Forma el hábito de decir: Habla, Jehová y la vida se volverá un idilio (1 Samuel 3:9). Cada vez que las circunstancias te apremien, di: Habla, SEÑOR y toma tiempo para escuchar. La disciplina es más que un medio de corrección y tiene el propósito de llevarme al punto en que diga: Habla, Jehová. Trae a tu memoria una ocasión cuando Dios te haya hablado. ¿Recuerdas lo que te dijo? ¿Fue Lucas 11:13, 1Tesalonicenses 5:23? A medida que escuchamos, nuestros oídos se vuelven más sensibles y, como Jesús, escucharemos a Dios todo el tiempo.

¿Debo decirle a "mi Elí" lo que el Señor me ha manifestado? Aquí es donde surge el dilema de la obediencia. Desobedecemos a Dios cuando asumimos el rol aficionado de "divinas providencias" y pensamos: “Debo proteger a Elí”, el cual representa a las mejores personas que conocemos. El Señor no le dijo a Samuel que le contara a Elí; él tuvo que decirlo por su cuenta. El mensaje de Dios para ti podría lastimar a "tu Elí" pero tratar de impedir el sufrimiento en la vida de otra persona resulta ser un obstáculo entre tu alma y Dios. Si evitas que a alguien le corten su mano derecha o le saquen su ojo derecho, es por tu cuenta y riesgo (ver Mateo 5:29-30).

Nunca pidas el consejo de alguien con respecto a cualquier cosa sobre la que Dios te haga tomar una decisión delante de Él. Si pides consejo, casi siempre terminarás involucrándote con Satanás. "...No me apresuré a consultar con carne y sangre", Gálatas 1:16.

 

Enero 31

¿Comprendes tu llamamiento?

"...Apartado para el evangelio de Dios...", Romanos 1:1

Nuestro llamado principal no es a ser hombres y mujeres santos, sino pregoneros del Evangelio de Dios. Lo único que es de suma importancia es que el Evangelio sea reconocido como la realidad duradera. La realidad no es la bondad humana, ni la santidad, ni el cielo, ni el infierno. Es la redención. Hoy en día, la necesidad más vital que tiene el obrero cristiano es percibir esta realidad. Como obreros, debemos acostumbrarnos a la revelación de que la redención es la única realidad. La santidad personal es un efecto de la redención y no la causa de ella. Si colocamos nuestra fe en la bondad humana, nos hundiremos cuando venga la prueba.

Pablo no dijo que él se separó a sí mismo, sino que: "cuando agradó a Dios, que me apartó...", Gálatas 1:15. Pablo no se interesaba demasiado en su propio carácter. Mientras nuestros ojos estén enfocados en nuestra santidad personal, jamás ni siquiera nos acercaremos a la plena realidad de la redención. Los obreros cristianos fracasan porque ubican su deseo de santidad personal por encima del deseo de conocer a Dios.

“No me pidas que me enfrente a la cruda realidad de la redención en nombre de la inmundicia de la vida humana que ahora me circunda. Lo que yo quiero es cualquier cosa que Dios pueda hacer por mí para hacerme más deseable ante mis propios ojos”. Hablar de esa manera indica que la verdad del Evangelio de Dios no ha comenzado a tocarme y que no existe una arrojada entrega al Señor. Dios no puede liberarme mientras mi interés se encuentre solamente en mi propio carácter. Pablo no era consciente de sí mismo. Estaba entregado a Dios, sin medir las consecuencias, rendido totalmente, y separado por Él para un propósito: proclamar el Evangelio de Dios (ver Romanos 9:3).

José Mateus
zemateus@msn.com