Junio 1
 La pregunta asombrosa

"Hijo del hombre, ¿Vivirán estos huesos?" Ezequiel 37:3

¿Puede un pecador transformarse en santo? ¿Se puede enderezar una vida torcida? Solamente hay una respuesta: "Señor, Jehová, tú lo sabes", Ezequiel 37:3. Nunca hagas mucho ruido con tu lógica religiosa diciendo: "Oh, sí, con un poco más de lectura bíblica, tiempo devocional y oración, sabré “cómo se logra".

Es más fácil hacer algo que confiar en Dios. Además, nosotros confundimos el pánico que sentimos con la inspiración. Por eso, hay tan pocos trabajando con el Señor y tanta gente trabajando para Él. Preferimos trabajar para Dios que creer en Él. ¿Estoy completamente seguro de que Él hará en mí lo que yo no puedo hacer? Si nunca me he dado cuenta de que Dios ha hecho algo por mí, entonces en esa medida pierdo las esperanzas en el hombre. ¿Es mi experiencia personal una realización tan maravillosa del poder y la fuerza de Dios que jamás perderé la esperanza en lo que Él puede hacer en cualquier persona que yo vea? ¿En realidad ha ocurrido alguna obra espiritual en mí? Mi nivel de actividad debido al pánico es igual al nivel de mi inexperiencia espiritual personal.

"Yo abro vuestros sepulcros, pueblo mío", Ezequiel37:12. Cuando Dios quiere revelarte cómo es la naturaleza humana separada de Él, te lo muestra en ti mismo. Si el Espíritu te ha dado una visión de lo que eres sin la gracia divina (y Dios solamente lo hace cuando su Espíritu está obrando en ti), entonces comprendes que no existe un criminal que en la realidad sea la mitad de malo de lo que tú sabes que potencialmente puedes ser. Dios ha abierto mi "sepulcro" y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien... (Romanos 7:18). El Espíritu Santo les revela continuamente a los hijos de Dios lo que es la naturaleza humana separada de su gracia.

 

Junio 2
 ¿Estás obsesionado por algo?

"¿Quién es el hombre que teme a Jehová?" Salmo 25:12

¿Qué te obsesiona? Es probable que contestes: "Nada". Pero nosotros estamos obsesionados por algo y generalmente es por nosotros mismos, o si somos hijos de Dios, por nuestra experiencia en la vida cristiana. El salmista dice que debemos estar obsesionados por Dios. Nuestra conciencia permanente de la vida debe ser Dios mismo y no nuestros pensamientos acerca de Él. Toda nuestra vida, tanto interior como exterior, debe estar absolutamente obsesionada por su presencia. La conciencia de un niño está tan obsesionada con su madre, que, aunque no piense de manera consciente en ella, cuando surge un problema la relación que permanece es la de ella. Entonces, debemos vivir, movernos y existir en Dios (ver Hechos 17:28), juzgándolo todo en relación con Él, porque nuestra conciencia permanente de Dios siempre se proyecta a un primer plano, todo el tiempo. Si estamos obsesionados por Él, no hay lugar para nada más: ni preocupaciones, ni tribulaciones, ni ansiedades. Así comprendemos porque nuestro Señor hizo tanto énfasis en el pecado de la preocupación. ¿Cómo nos atrevemos a ser tan incrédulos cuando Dios nos rodea por completo? Estar obsesionados por Dios es tener una barrera eficaz contra todos los ataques del enemigo.

"Gozaré él de bienestar", Salmo 25:13. "En medio de la tribulación, los malentendidos y las calumnias, si nuestra vida...está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3, Él nos mantendrá en bienestar. Muchas veces nos privamos de la milagrosa verdad revelada acerca del permanente compañerismo del Señor. Dios es nuestro refugio y nada puede entrar en él.

 

Junio 3
Los secretos del Señor

"Los secretos del SEÑOR son para los que le temen... El SEÑOR brinda su amistad a quienes lo honran", Salmo 25:14, Salmo 25:14

¿Qué es lo que identifica a un amigo? ¿Que te cuenta sus pesares secretos? No, sino que te confía sus alegrías íntimas. Muchos te hablarán de sus tristezas ocultas, pero la máxima señal de intimidad es la de confiar las alegrías secretas. ¿Alguna vez le hemos permitido a Dios que nos cuente alguno de sus gozos? ¿O le estamos contando nuestros secretos con tanta frecuencia que no le damos tiempo para hablarnos? Al comienzo de nuestra vida cristiana estamos llenos de peticiones; pero luego descubrimos que Dios quiere que entremos en una relación íntima con Él, que entremos en contacto con sus propósitos. ¿Estamos tan estrechamente unidos al concepto que tenía Jesucristo sobre la oración — Hágase tu voluntad — que podemos discernir los secretos divinos? Dios nos resulta tan precioso no tanto por sus grandes bendiciones, sino por las pequeñas, pues ellas demuestran su maravillosa intimidad con nosotros. Él conoce cada detalle de nuestra vida personal.

"Él le enseñara el camino que ha de escoger", Salmo 25:12. Inicialmente queremos tener la conciencia de que Dios nos está guiando. Pero, con el tiempo vivimos tan conscientes de Él, que ni siquiera necesitamos preguntarle cuál es su voluntad, pues la idea de escoger algo distinto a lo que Él quiere, no cruza por nuestra mente. Si somos salvos y hemos sido santificados, Dios nos guía por medio de nuestras decisiones cotidianas y, si vamos a elegir algo contrario a su voluntad, Él nos redargüirá y nosotros debemos obedecer. Siempre que dudes, para de inmediato. Nunca discutas ni te preguntes: "¿Por qué no puedo hacerlo?" Dios nos instruye con respecto a lo que escogemos, es decir, guía nuestro sentido común y así ya no obstaculizamos más a su Espíritu preguntando continuamente: "Entonces, Señor, ¿cuál es tu voluntad?"

 

Junio 4
El Dios que nunca nos deja

"Él dijo: “No te desamparé ni te dejaré”" Hebreos13:5

¿Cuál es mi forma de pensar? ¿Mis pensamientos se dirigen hacia lo que Dios dice o hacia lo que yo temo? ¿Estoy simplemente repitiendo las palabras de Dios, o estoy aprendiendo a hablar después de haberlo escuchado? "El dijo: No te desampararé ni le dejaré". Así que podemos decir confiadamente: «El Señor es mi ayudador no temeré lo que me pueda hacer el hombre", Hebreos 13:5-6. No te dejaré. De ninguna manera. Ni por mi pecado, egoísmo, terquedad o rebeldía. ¿En realidad le he permitido a Dios decirme que nunca me dejará? Si en verdad he escuchado esta afirmación del Señor, ¡que la escuche de nuevo!

"Ni te desampararé". A veces no son las dificultades las que me llevan a pensar que Dios me desamparará, sino el trabajo monótono y ordinario. ¿Puedo escuchar esa afirmación de Dios cuando no tengo una dificultad para superar, cuando no se me ha dado una visión, cuando no hay algo maravilloso o hermoso, sino el rutinario transcurrir de los días?

Tenemos la idea de que Dios va a hacer algo excepcional y que nos está preparando y equipando para algo extraordinario en el futuro. Pero al crecer en su gracia descubrimos que se está glorificando aquí y ahora, en este mismo momento. Si nos apoyamos en lo que Él ha declarado, surge entonces la fortaleza más extraordinaria y aprendemos a cantar en los días y situaciones comunes y corrientes.

 

Junio 5
Las declaraciones de Dios

"Pues el dijo... Así que podemos decir confiadamente" Hebreos 13:5-6

Mis afirmaciones deben estar fundamentadas en las afirmaciones de Dios. Él dice: "No te desampararé". Por lo tanto, puedo decir con buen ánimo: "El Señor es mi ayudador; no temeré", Hebreos 13:6. En otras palabras, no me dejaré angustiar por el temor y la ansiedad. Esto no quiere decir que jamás seré tentado a temer, sino que voy a recordar las infalibles palabras de Dios. Estaré lleno de valor, como un niño animado que se esfuerza por alcanzar el nivel que su padre quiere. La fe de muchos vacila cuando llegan el desasosiego y los temores y olvidan el significado de lo que Dios ha declarado, es decir, se olvidan de tomar una profunda bocanada de aire espiritual. La única forma de expulsar de nuestras vidas el temor es escuchando las declaraciones de Dios.

¿Qué te está causando miedo? Eso no te acobarda y estás decidido a hacerle frente, pero existe un sentimiento de temor. Cuando parece que no hay nadie ni nada que te ayude, declara: "El Señor es mi ayudador en este instante y en estas circunstancias". ¿Estás aprendiendo a escucharlo a Él antes de hablar, o estás hablando y luego tratas de que la Palabra de Dios coincida con lo que dijiste? Recibe lo que el Padre ha declarado y luego di con mucha valentía: No temeré. No importa qué mal o injusticia haya en nuestro camino, porque Él dijo: No te desampararé ni te dejaré.

La debilidad humana es otro obstáculo que se interpone entre nuestras afirmaciones y las de Dios. Cuando entendemos cuan débiles somos para enfrentar las dificultades, éstas se vuelven como gigantes, nosotros como langostas y Dios parece no existir. Pero recuerda su promesa: "No te desampararé. De ninguna manera". ¿Hemos aprendido a cantar después de oír la nota musical que Dios da? ¿Siempre tenemos suficiente valor para decir: El Señor es mi ayudador, o nos estamos rindiendo?

 

 

Junio 6
Trabaja en lo que Dios produce en ti

"Ocupaos en vuestra salvación", Filipenses 2:12

Tu voluntad está de acuerdo con Dios, pero en tu carne hay una inclinación que te deja impotente para hacer lo que sabes que debes hacer. Lo primero que nuestra conciencia hace cuando entra en contacto con el Señor por primera vez es despertar la voluntad y ésta siempre concuerda con Dios. Mira a Jesús y hallarás que tu voluntad y tu conciencia están todo el tiempo en armonía con Él. Lo que te han decir: "No obedeceré", es algo menos profundo que tu voluntad; es perversidad o terquedad, las cuales nunca están de acuerdo con Dios. La más profunda facultad de una persona es su voluntad, no el pecado.

La voluntad es el elemento esencial en la creación divina del hombre; el pecado es la naturaleza perversa que entro en el. En alguien que ha nacido de nuevo, la fuente de su voluntad es el Señor Todopoderoso. "Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad", Filipenses 2:13. Tienes que ocuparte, con verdadera concentración y esmero, en lo que Dios produce en ti: no trabajando para ganar tu salvación personal, sino poniéndola por obra en tanto que te apoyas firmemente y con una fe inconmovible en su redención completa y perfecta. Al hacerlo, tú no estás aportando una voluntad contraria a la de Él, sino que su voluntad es tu voluntad. Tus elecciones naturales estarán de acuerdo con la voluntad divina y vivir de esta manera será tan natural como respirar. La obstinación es una "barrera" nada inteligente que rechaza la iluminación. Lo único que puedes hacer con este bulto es dinamitarlo; y la "dinamita" es la obediencia al Espíritu Santo.

¿Creo que el Dios Omnipotente es la fuente de mi voluntad? Dios no sólo espera que yo haga su voluntad, sino que vive en mí para cumplirla.

 

Junio 7
No decaigas

"Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré" Juan 14:13

¿Estoy cumpliendo este ministerio en el interior de mi ser? En la intercesión no existe la tentación ni el peligro de volvernos necios o engreídos, pues se trata de un ministerio oculto, el cual produce fruto que glorifica al Padre. ¿Estoy permitiendo que mi vida espiritual se desperdicie, o la estoy dirigiendo toda hacia un punto central: la expiación de mi Señor? ¿Está Jesucristo dominando cada vez más todos los intereses de mi vida? Si el único centro, o la influencia más poderosa de mi vida, es la expiación del Señor, entonces cada aspecto de mi existencia llevará fruto para Él.

Sin embargo, debo tomar tiempo para comprender cuál es este punto central de poder. ¿Estoy dispuesto a dedicar un minuto de los 60 de cada hora para concentrarme en esto? Si permanecéis en mi, es decir, si continúas actuando, pensando y trabajando a partir de ese punto central, "pedid todo lo que queráis y os será hecho", Juan 15:7. ¿Estoy permaneciendo en Él? ¿Estoy tomando tiempo para permanecer en Él? ¿Cuál es el elemento más grande de poder en mi vida? ¿Es mi trabajo, servicio y sacrificio por otros, o mi esfuerzo al trabajar para Dios? No debería ser ninguno de los dos. Lo que debería ejercer el mayor poder en mi vida es la expiación del Señor. Aquello en lo que gastamos la mayor parte del tiempo no es lo que más nos moldea, sino que el factor más grande es el que ejerce más poder sobre nosotros. Debemos decidirnos a limitar nuestros deseos e intereses y enfocarlos en la expiación por la cruz de Cristo.

"Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré". La voluntad de Dios es el discípulo que permanece en Jesús y las que parecen ser elecciones libres en realidad son los decretos de Dios ordenados de antemano. ¿Misterioso? ¿Es contradictorio y absurdo en términos lógicos? Sí, pero qué gloriosa verdad para el creyente.

 

Junio 8
¿Y ahora qué sigue?

"Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis" Juan 13:17

Decídete a saber más que otras personas. Si tú mismo no cortas las amarras que te atan al muelle, Dios tendrá que romperlas por medio de una tempestad que te enviará mar adentro. Echa todo sobre Dios. Así como un barco se lanza al agua, sale sobre la gran oleada agitada de su propósito y tus ojos se abrirán. Si crees en Jesús, no debes pasar todo tu tiempo en las aguas tranquilas del puerto, lleno de gozo pero siempre anclado. Debes salir del puerto hacia las grandes profundidades de Dios y empezar a conocer por ti mismo, es decir, comenzar a tener discernimiento espiritual.

Cuando haces lo que sabes que debes hacer, de inmediato sabes más. Examina dónde empezó tu pereza y pérdida de interés espiritual y descubrirás que todo se remonta a un punto donde sabías lo que debías hacer, pero no lo hiciste porque al parecer no existía una necesidad inmediata de hacerlo. Y, entonces, ahora no tienes percepción ni discernimiento y en un momento de crisis te perturbas espiritualmente en lugar de estar sereno. Es peligroso negarse a aprender y a avanzar en el conocimiento.

La falsificación de la obediencia es un estado de ánimo en el cual fabricas unas situaciones para sacrificarte y tu fervor y entusiasmo se confunden con el discernimiento. Resulta más fácil sacrificarte que cumplir tu destino espiritual enunciado en Romanos 12:1-2. Es muchísimo mejor que cumplas el propósito de Dios para tu vida mediante el discernimiento de su voluntad, que realizar grandes actos de abnegación, "El obedecer es mejor que un sacrificio", 1 Samuel 15:22, LBLA. Cuídate de añorar lo que alguna vez fuiste, cuando Dios quiere que seas algo que nunca has sido. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá", Juan 7:17.

 

Junio 9
Lo mejor que puedes hacer después

"Porque todo aquel que pide, recibe" Lucas 11:10

Si no has recibido, pide. No hay nada más difícil que pedir. Desearemos, anhelaremos e incluso sufriremos, pero sólo pediremos cuando nos encontremos en el límite. Lo que nos obliga a pedir es el sentimiento de no ser espiritualmente auténticos, ¿Has pedido alguna vez desde las profundidades de tu total insuficiencia y pobreza? Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios", Santiago 1:5. Sin embargo, antes de pedirla, debes estar seguro de que en realidad te hace falta. Tú no tienes la capacidad de enfrentarte a la realidad espiritual cuando lo desees. Lo mejor que puedes hacer después de comprender que no eres auténtico espiritualmente es pedirle a Dios el control del Espíritu Santo, de acuerdo con lo prometido por Jesucristo (ver Lucas 11:13). El Espíritu Santo es quien hace real en tu vida todo lo que Jesús hizo por ti.

"Porque todo aquel que pide, recibe..." Eso no quiere decir que no vas a obtener, si no pides. Pero mientras no llegues al punto de pedir, no recibirás de parte de Dios (ver Mateo 5:45). Recibir implica que has llegado a la relación de hijo de Dios; y que ahora percibes y aprecias, mental y moralmente, y con entendimiento espiritual, que estos beneficios provienen de Dios.

"Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría..." Si notas que te hace falta, se debe a que has entrado en contacto con la realidad espiritual. No te vuelvas a poner las anteojeras de la razón humana. Pedir quiere decir "rogar". Algunas personas son lo suficientemente pobres como para interesarse en su pobreza y algunos somos así en lo espiritual. Nunca recibiremos si pedimos con un propósito en mente, si pedimos no por nuestra pobreza, sino para satisfacer los deseos carnales. Un indigente pide únicamente por la condición de completa desesperanza y angustia originadas en su pobreza. No le da vergüenza suplicar. "Bienaventurados los indigentes en espíritu", Mateo 5:3.

 

Junio 10
Lo mejor que puedes hacer después

"Buscad y hallaréis" Lucas 11:9

Busca, si no has hallado. "Pedís, pero no recibís, porque pedís mal", Santiago 4:3. Si pides los bienes de esta vida y no los de Dios, pides mal, es decir, pides con un deseo de realización del yo. Cuanto más cumplas tus aspiraciones personales, menos buscarás a Dios. "Buscad y hallaréis". Ponte a trabajar y limita tu enfoque y tus intereses únicamente a esto. ¿Alguna vez has buscado a Dios de todo corazón, o tan solo le has dirigido un lánguido clamor después de alguna experiencia emocionalmente dolorosa? Busca, concéntrate y hallarás.

"¡Venid, todos los sedientos, venid a las aguas!", Isaías 55:1. ¿Tienes sed, o eres indiferente a causa del orgullo que sientes por tus logros, estás tan satisfecho de tu experiencia que no deseas nada más de Dios. La experiencia es una puerta, no la meta final. Ten cuidado de fundamentar tu fe en la experiencia. Si lo haces, tu vida adquirirá un sonido metálico, es decir, el sonido de la crítica y la censura. Recuerda que nunca puedes darle a otra persona lo que encontraste, pero puedes hacer que eche de menos lo que tú tienes.

"Llamad y se os abrirá", Lucas 11:9. "Acercaos a Dios" (ver Santiago 4:8-10). Golpeas: La puerta está cerrada y tu corazón palpita aceleradamente mientras tocas. Limpiad vuestras manos: Llamas un poco más fuerte y empiezas a comprender que estás sucio. Purificad vuestros corazones: Esto es aun más personal; ahora te encuentras extremadamente desesperado; estás dispuesto a hacer lo que sea. Afligíos: ¿Alguna vez te has sentido afligido delante de Dios debido a la condición de tu vida interior? En este punto no queda ni una hebra de autocompasión, sino el dolor desgarrador por el asombro de entender la clase de persona que realmente eres. Humillaos: Es humillante llamar a la puerta de Dios porque tienes que hacerlo en compañía del ladrón crucificado. "Pero, al que llama, se le abrirá", Lucas 11:10.

 

Junio 11
Acudiendo al lugar de Jesús

"Venid a mí..." Mateo 11:28

Venid a mí donde cesan el pecado y la aflicción y empieza la canción del santo. ¿Verdaderamente quiero llegar a ese sitio? Puedo hacerlo ahora mismo. Es sorprendente que las preguntas importantes de la vida son pocas, y todas tienen respuesta en las palabras venid a mí. No "haz esto, o no hagas aquello", sino venid a mí. Si voy a Jesús, mi vida actual se pondrá de acuerdo con mis verdaderos deseos. Realmente voy a dejar de pecar y descubriré que, en mi vida, empieza el canto del Señor.

¿Alguna vez has ido a Jesús? Mira la obstinación de tu corazón. Estás dispuesto a hacer cualquier cosa antes que el sencillo ven a mí. Si realmente quieres experimentar la victoria sobre el pecado, tienes que acudir a Jesús. Jesucristo se convirtió en la prueba que determina la autenticidad. Fíjate cómo usa la palabra venid. En los momentos menos esperados de tu vida se oye el susurro del Señor, venid a mí, e inmediatamente eres atraído hacia Él. El contacto personal con Jesús lo cambia todo. Sé lo bastante "tonto" como para acercarte y confiar en lo que El dice. La actitud de ir se manifiesta cuando tu voluntad decide abandonarlo todo y de manera consciente le confías todo a El.

"Y yo os haré descansar", es decir, "te sostendré". No dice: "Te pondré en la cama, te tomaré de la mano y te arrullaré hasta que te duermas", sino, "te haré levantar de la cama, te sacaré de la apatía y el cansancio y de sentirte medio muerto aunque estás vivo. Te infundiré el espíritu de vida y te sostendrás mediante la perfección de la actividad vital". ¡Sin embargo, asumimos una actitud de lástima y hablamos de "soportar la voluntad del Señor!" ¿Dónde se encuentran la majestuosa vitalidad y poder del Hijo de Dios en eso?

 

Junio 12
Acudiendo al lugar de Jesús

"Ellos le dijeron: Rabí que significa “Maestro” ¿dónde vives? Les dijo: Venid y ved... Sígueme..." Juan 1:38-39,43

Sígueme donde los intereses personales se duermen y el verdadero interés se despierta. "Se quedaron aquel día con él". Eso es todo lo que algunos de nosotros hacemos. Permanecemos con Él un tiempo corto, luego despertamos a las realidades de la vida, surgen nuestros intereses personales y se va nuestra permanencia. Sin embargo, no hay una circunstancia de la vida en la que no podamos permanecer en Jesús.

"Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas", Juan 1:42. Dios escribe el nombre nuevo tan solo en aquellas áreas de nuestra vida donde ha borrado el orgullo, la autosuficiencia y los intereses egoístas. Algunos tenemos el nombre nuevo escrito solamente en ciertos puntos, como un sarampión espiritual, de modo que en esos lugares nos vemos muy bien. Cuando estamos en nuestro mejor ánimo espiritual, la gente creería que somos los santos más especiales; pero que nadie se atreva a mirarnos cuando no tenemos esa disposición. Un verdadero discípulo es aquel que tiene su nombre nuevo escrito en todo su ser, porque el interés personal, el orgullo y la autosuficiencia han sido completamente borrados.

El orgullo es hacer del yo nuestro dios y esto ocurre hoy en algunos de nosotros, no al estilo del fariseo, sino del publicano (ver Lucas 18:9-14). Decir: "Oh, yo no soy ningún santo", es aceptable para el orgullo humano, pero es una blasfemia inconsciente contra Dios. Significa literalmente que estás desafiando a Dios para que pruebe que te puede convertir en santo: "Soy demasiado débil y no tengo remedio, estoy fuera del alcance de la expiación por la cruz de Cristo". ¿Por qué no eres santo? Porque no quieres, o porque no crees que Dios lo puede hacer "Sería bueno", dices, "si Dios me salvara y me llevara directamente al cielo". ¡Eso es justamente lo que hará! "Vendremos a él y haremos morada con él Juan", 14:23. No pongas condiciones, deja que Jesús sea todo para ti y Él te llevará a casa con Él. No sólo por un día, sino por toda la eternidad.

 

Junio 13
Acudiendo al lugar de Jesús

"Ven, sígueme" Lucas 18:22

Sígueme donde mueren los gustos y afinidades personales y donde vive la entrega santificada. Uno de los principales obstáculos para acercarnos a Jesús es la excusa de nuestro temperamento, debido a que lo convertimos, junto con nuestros deseos naturales, en una barrera que nos impide ir a Él. Sin embargo, lo primero que notamos al seguirlo es que Él no le presta ninguna atención a nuestros gustos naturales. Tenemos la idea de que podemos consagrar nuestros dones a Dios. Pero, no puedes hacer una consagración de lo que no es tuyo. Lo único que realmente le puedes consagrar es tu derecho sobre ti mismo (ver Romanos 12: 1). Si le entregas este derecho, Él hará de ti un experimento santo. Y sus experimentos siempre tienen éxito. La única señal verdadera de una persona santa es el proceso interior que nace de estar completamente sometida a Jesucristo. En la vida de un santo existe este asombroso manantial de vida original, todo el tiempo. El Espíritu de Dios es una fuente de agua que siempre brota fresca. Cuando el creyente comprende que es Dios quien dirige sus circunstancias, no hay ninguna queja, solamente una entrega total a Jesús. Nunca pretendas hacer de tu experiencia una norma universal, sino deja que Dios sea tan creativo y original con otras personas como lo es contigo.

Si le rindes todo a Jesús y acudes cuando te dice: ven, Él continuará diciendo ven a través de ti y dondequiera que vayas reproducirás el eco del ven de Cristo. Ese es el resultado en cada persona que ha renunciado a todo y se ha acercado a Jesús. ¿He acudido a su llamado? ¿Iré a Él en este momento?

 

Junio 14
Acelera el paso

"Permaneced en mí" Juan 15:4

En la determinación Yo recibo en mi interior al Espíritu de Jesús por medio de la expiación de Cristo. Luego informar pacientemente mi manera de pensar para que esté en perfecta armonía con mi Señor. Dios no hará que yo piense como Jesús, si no que debo realizarlo por mi cuenta; tengo que "llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo", 2 Corintios 10:5. Permaneced en mí en los asuntos intelectuales, económicos y en cada uno de los aspectos que hacen de la vida humana lo que es. ¡Nuestra existencia no se reduce al espacio y protección de una caja de sombreros!

¿Estoy impidiendo que Dios actué en mis circunstancias porque yo digo que estorbará mi comunión con Él? ¡Qué arrogancia y falta de respeto! Sin importar cuáles sean mis circunstancias, puedo tener la misma seguridad de mi permanencia en Jesús en medio de ellas como cuando estoy en una reunión de oración. No me corresponde a mí cambiar y organizar las situaciones que me rodean. La permanencia interior de nuestro Señor con su Padre fue pura y sin mancha. Él estaba en comunión íntima con Dios en todo lugar y nunca eligió sus propias circunstancias, sino que fue manso y sumiso a los planes e instrucciones de mi Padre. ¡Imagínate el maravilloso sosiego que caracterizó la vida de nuestro Señor! Pero nosotros pretendemos encajar a Dios en un estado de agitación continua, sin nada de la serenidad de "la vida que está escondida con Cristo en Dios", Colosenses 3:3.

Piensa en lo que te impide permanecer en Cristo. Dices: "Sí, Señor, un momento, aún tengo algo que hacer. Sí, permaneceré en ti cuando haya terminado esto. Yo creo que está bien para cuando finalice esta semana, Señor, Entonces permaneceré". Acelera el paso y empieza a permanecer en Cristo ahora. Al comienzo implica un esfuerzo continuo hasta que se convierte tanto en una ley de tu vida, que luego permaneces en Él sin ningún esfuerzo consciente. Decídete a permanecer en Jesús en dondequiera que estés.

 

Junio 15
Acelera el paso

"Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid..." 2 Pedro 1:5 LBLA

Con respecto a las tareas monótonas, Pedro dijo que ahora somos participantes de la naturaleza divina (versículo 4) y que debemos obrar con toda diligencia, es decir, concentrarnos en formar hábitos piadosos. Debemos añadir a nuestras vidas todo lo que implica el carácter. Ninguna persona nace natural o sobrenaturalmente con carácter, sino que lo debe desarrollar. Tampoco nacemos con hábitos piadosos; debemos formarlos basados en la nueva vida que Dios nos fue dando. No fuimos hechos para ser rimbombantes modelos en miniatura de Dios, sino esencialmente para que manifestemos, en la vida diaria, el milagro de su gracia. Las tareas monótonas son las que revelan mi carácter. El gran obstáculo en nuestra vida espiritual es que estamos intentando hacer grandes hazañas. Sin embargo, "Jesús tomando una toalla comenzó a lavar los pies de los discípulos", Juan 13:3-5.

En ocasiones no hay iluminación espiritual ni emociones, tan sólo las tareas comunes y corrientes de todos los días. La rutina es el método que Dios tiene para preservarnos entre los tiempos de inspiración que tenemos. No esperes que Dios te dé siempre sus momentos emocionantes. Aprende a vivir en el ámbito de la monotonía por el poder de Dios.

Es difícil "añadir", como dijo Pedro. Decimos que no esperamos que Dios nos lleve al cielo en un lecho de rosas y, con todo, ¡actuamos de acuerdo con esta expectativa! Debo comprender que mi obediencia, hasta en el más mínimo detalle, tiene tras de sí toda la omnipotencia de la gracia divina. Si cumplo con mi deber, no por cumplirlo sino porque creo que Dios está dirigiendo mis circunstancias, entonces, en el instante en que obedezco, toda la maravillosa gracia de Dios es mía mediante la expiación de Cristo.

 

Junio 16
¿Cuál es tu conclusión?

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos... Os he llamado amigos", Juan 15:13,15

Jesús no me pide que muera por Él, sino que ponga mi vida por Él. Pedro le dijo al Señor: ¡Mi vida daré por ti! Y realmente ese era su deseo (Juan 13:37). Es admirable la manera en que él entendía lo heroico. Sería malo no poder hacer una declaración como la de Pedro. Sólo podemos percibir el entendimiento de nuestro deber a través de nuestro sentido de lo heroico. Te ha preguntado el Señor alguna vez "¿Tu vida darás por mí?" Juan 13:38). Es mucho más fácil morir que entregar la vida día tras día con el sentido de nuestro alto llamamiento.

No fuimos creados para momentos brillantes, sino que debemos andar a la luz de ellos, por los caminos cotidianos. En la vida de Jesús solo hubo un momento brillante: el del monte de la transfiguración. Entonces se despojó de su gloria por segunda vez y descendió al valle del endemoniado (ver Marcos 9:1-29). Durante 33 años Él puso su vida para hacer la voluntad del Padre. "En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos", 1 Juan 3:16. Actuar así va en contra de nuestra naturaleza humana.

Si soy amigo de Jesús, debo dar mi vida por Él de una manera consciente y esmerada. Esto es difícil y gracias a Dios que lo es. Nuestra salvación es fácil porque el costo para Él fue muy grande, pero su manifestación en mi vida es difícil. En realidad Dios salva a una persona, la llena del Espíritu Santo y luego le dice: "Ahora pon la salvación en práctica, sé fiel conmigo aunque la naturaleza de todo lo que te rodea puede hacerte infiel". Jesús nos dice: Os he llamado amigos. Permanece fiel a tu amigo y recuerda que tu vida física compromete su honor.

 

Junio 17
La actitud de no criticar

"No juzguéis, para que no seáis juzgados",

Mateo 7:1

La instrucción de Jesús en cuanto a juzgar a otros es muy sencilla: "No lo hagas". El cristiano promedio es uno de los individuos más mordazmente criticones que se conozca. La crítica hace parte de las actividades ordinarias del ser humano, pero en el reino espiritual nada se logra con ella. El efecto de la crítica es que divide las fuerzas de quien es criticado. El Espíritu Santo es el único que puede criticar; y solamente Él es capaz de demostrar lo que está mal, sin lastimar ni herir. Es imposible participar en la comunión con Dios cuando tienes una actitud de crítica. Ser crítico te vuelve duro, vengativo y cruel, te deja el sentimiento lisonjero de que eres alguien superior. Jesús dice que, como eres su discípulo, debes cultivar la actitud de no criticar, la cual no se consigue una vez y para siempre. Debes guardarte de todo lo que te hace sentir una persona superior.

No puedo escaparme de la perspicacia de Jesús en mi vida. Si veo una paja en tu ojo, quiere decir que tengo una viga en el mío (ver Mateo 7:3-5). Cada cosa mala que veo en ti, Dios la descubre en mí. Cada vez que juzgo, me condeno a mí mismo (ver Romanos 2:17-24). No sostengas más la vara para medir a los demás. Siempre hay por lo menos un hecho que ignoramos en cada una de las situaciones de las personas. Lo primero que hace Dios es limpiarnos espiritualmente de manera profunda. Después de eso no existe la posibilidad de que quede orgullo en nosotros. Cuando comprendo lo que hay en mí, aparte de la gracia de Dios, no queda nadie por quien pueda perder la esperanza o considerarlo como un caso perdido.

 

Junio 18

No es hora de pensar sino de ponerte en camino

"Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo", Mateo 14:29-30

El viento era en verdad borrascoso y las olas muy altas, pero Pedro no los vio al comienzo, ni los tuvo en cuenta en absoluto.

Sencillamente reconoció a su Señor, descendió y andaba sobre las aguas. Un poco después empezó a contemplar la situación real y se hundió de inmediato. ¿Por qué nuestro Señor no le dio la capacidad de caminar en lo más bajo de las olas al igual que por encima de ellas? El habría podido hacerlo. Sin embargo, ni lo uno ni lo otro podía suceder sin que Pedro reconociera continuamente al Señor Jesús.

Nosotros caminamos con determinación y confianza en Dios en algunos asuntos, pero luego le damos cabida a nuestras reflexiones personales y nos hundimos. Si verdaderamente estás reconociendo a tu Señor, no es de tu incumbencia la manera ni el lugar hacia donde Él dirige tus circunstancias. Las situaciones que te rodean son reales, pero tan pronto las miras, te hundes. Entonces, ni siquiera puedes reconocer a Jesús y viene su reprensión: "¿Por qué dudaste?" Mateo 14:31. Sin importar cuáles sean las circunstancias reales, sigue reconociendo a Jesús, es decir, mantén una completa dependencia de Él.

Si comienzas a discutir por un instante cuando Dios ha hablado, estás acabado. Nunca te preguntes: "¿Me habló realmente?" Sé audaz y actúa de inmediato (con plena libertad y dispuesto a arriesgarlo todo) y arrójalo todo sobre Él. Tú no sabes cuándo oirás su voz, pero siempre que la escuches, aunque sea de la manera más débil imaginable, abandone total e incondicionalmente a Él. Es sólo mediante la entrega de ti mismo y de tus circunstancias que lo reconoces a Él. Solamente reconocerás su voz de una manera más clara si eres arriesgado y estás dispuesto a rendirlo todo.

 

Junio 19
Un servicio de apasionada devoción

"¿Me amas?... Pastorea mis ovejas" Juan 21:16

Jesús no dijo: "Procura que la gente se convierta a tu manera de pensar", sino "pastorea mis ovejas", es decir, "vela porque sean alimentadas en el conocimiento de mí". Nosotros calificamos como servicio lo que hacemos en la obra cristiana. Sin embargo, Jesucristo llama servicio lo que somos para Él y no lo que hacemos por Él. El discipulado se basa únicamente en la consagración a Jesucristo, no en la adhesión a una creencia o doctrina. "Si alguno viene a mí y no aborrece... no puede ser mi discípulo", Lucas 14:26. En este versículo no hay ninguna discusión ni presión de parte de Jesús para seguirlo. Sencillamente dice: "Si quieres ser mí discípulo, debes consagrarte únicamente a mí". Una persona tocada por el Espíritu de Dios de repente dice: "¡Ahora veo quién es Jesús!" Ese es el origen de la devoción.

Actualmente hemos sustituido la creencia doctrinal por la personal y esta es la razón por la que tantos están consagrados a diferentes causas y muy pocos a Jesucristo. La gente no quiere consagrarse a Jesús, sino tan sólo a la causa que Él fundó. Jesucristo resulta ser profundamente ofensivo para las mentes educadas de hoy en día, para quienes solamente desean que Él sea su amigo y no están dispuestos a aceptarlo de otra forma. Por encima de todo nuestro Señor obedeció la voluntad de su Padre y no la tarea de suplir las necesidades de la gente. La salvación de las personas fue el resultado natural de su obediencia al Padre. Si sólo estoy consagrado a la causa de la humanidad, pronto me cansaré y llegaré al punto donde mi amor vacilará y tropezará. Pero si amo a Jesucristo de una forma personal y apasionada, serviré a la humanidad aunque los hombres me traten como un tapete donde se limpian los zapatos. El secreto en la vida de un discípulo es su devoción a Jesucristo; y la característica de esa vida es que no se hace notar. Es semejante a un grano de trigo que cae en la tierra y muere, pero luego nacerá y cambiará todo el paisaje (Juan 12:24).

 

Junio 20
¿Ya llegaste al "cuando"?

"Cuando Job hubo orado por sus amigos, Jehová le quitó la aflicción; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job", Job 42:10

En el Nuevo Testamento nunca aparece la oración quejumbrosa malsana, centrada en uno mismo, ni el esfuerzo decidido de que yo quiero estar bien. El hecho de que esté tratando de estar bien con Dios indica que me estoy rebelando contra la expiación mediante la cruz de Cristo. Oro: "Señor, si me contestas, purificaré mi corazón: andaré rectamente delante de ti, si me ayudas". Pero no puedo estar bien con Dios por mi mismo, no puedo perfeccionar mi vida. Solo puedo lograrlo si acepto la expiación del Señor Jesucristo como un absoluto regalo. ¿Soy lo bastante humilde para aceptarlo? Debo renunciar a todos mis derechos y reclamos, parar todo esfuerzo, abandonarme por completo en sus manos y luego comenzar a entregarme al trabajo sacerdotal de la intercesión. Muchas oraciones tienen su origen en una auténtica incredulidad en la expiación. Jesús no está empezando a salvarnos. Él ya nos salvó por completo. Y, cuando se trata de un hecho ya consumado, es un insulto pedirle que realice lo que ya llevo a cabo.

Si no estás recibiendo las cien veces más que prometió Jesús (ver Mateo 19:29), ni obtienes discernimiento en la Palabra de Dios, entonces empieza a orar por tus amigos. Entra en el ministerio de la vida interior. Cuando Job hubo orado por sus amigos, Jehová "aumentó al doble todas las cosas". Tu verdadero trabajo al ser una persona salva es la oración intercesora. En cualquier circunstancia que Dios permita, ora en seguida para que su expiación se haga tan real y clara en la vida de otras personas como ha sucedido en la tuya. Ora por tus amigos y por aquellos con quienes tienes contacto, ahora.

 

Junio 21
El ministerio interno

"Pero vosotros sois... real sacerdocio",

1 Pedro 2:9

¿Qué derecho nos convierte en un "sacerdocio real"? El derecho de la expiación por la cruz de Cristo. ¿Estamos preparados para poner a un lado, de manera resuelta, nuestros intereses y entregarnos al trabajo sacerdotal de la oración? La continua búsqueda interior para ver si somos lo que deberíamos ser produce un tipo de cristianismo enfermizo y egoísta: no la vida vigorosa y sencilla de un hijo de Dios. Hasta que no lleguemos a una relación adecuada y satisfactoria con Él, nuestra situación será sólo la de "aguantar a duras penas", aunque digamos: "¡Qué maravillosa victoria he obtenido!" Sin embargo, en este caso no hay nada que indique el milagro de la redención. Lánzate con una fe a ojos cerrados y cree que la redención es completa. Luego no te preocupes más por ti mismo, sino empieza a actuar de acuerdo con lo que dijo Jesucristo: Ora por el amigo que acude a ti a la medianoche, ora por los creyentes y ora por todos los hombres. Ora comprendiendo que eres perfecto únicamente en Cristo Jesús y no sobre la base del siguiente argumento: "¡Oh, Señor, he hecho lo máximo que he podido! Escúchame ahora, por favor".

¿Cuánto tiempo le tomará a Dios librarnos de esa malsana costumbre de pensar sólo en nosotros? Debemos hartarnos de nosotros mismos, hasta el punto de que no nos sorprenda lo que Dios nos pueda decir sobre quiénes somos. Sólo hay un punto de encuentro donde estamos bien con Dios: Cristo Jesús. Una vez nos encontremos ahí, debemos derramar nuestra vida con todo lo que tenga de valor para este ministerio de la vida interior.

 

Junio 22
La ley inalterable

"Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados y con la medida con que medís se os medirá", Mateo 7:2

Esta declaración no es una suposición caprichosa, sino una ley eterna de Dios. Con cualquier juicio que juzgues serás juzgado. Hay una diferencia entre represalia y retribución. Jesús dijo que la base de la vida es la retribución: y con la medida con que medís se os medirá. Si has sido perspicaz para descubrir los defectos de otras personas, recuerda que esta será la medida exacta con que serás medido. La vida te devuelve la moneda con que pagas. Esta ley eterna rige desde el trono de Dios hacia abajo (ver Salmo 18:25-26).

Romanos 2 la aplica de una manera aún más precisa al decir que quien critica a otro es culpable exactamente de lo mismo. Dios no mira tan sólo el acto, sino también la posibilidad de cometerlo, es decir lo que está en nuestro corazón. Para comenzar, aceptemos que no creemos las afirmaciones de la Biblia. Por ejemplo, ¿creemos la afirmación de que criticamos en otras personas las mismas cosas de las cuales somos culpables? La razón por la que vemos en otros hipocresía, engaño y falta de autenticidad es porque todo eso existe en nuestro propio corazón. La mayor característica de un santo es la humildad, la cual es evidente cuando somos capaces de decir honesta y humildemente: "Sí, todas esas y otras maldades se habrían manifestado en mí si no fuera por la gracia di Dios. Por lo tanto, no tengo derecho a juzgar".

Jesús dijo: "No juzguéis, para que no seáis juzgados", Mateo 7:1. Si juzgas, serás juzgado exactamente de la misma manera. ¿Quién de nosotros se atrevería a pararse delante de Dios, diciéndole: "Dios mío, júzgame como yo he juzgado a mis semejantes"? Hemos juzgado a nuestro prójimo como pecador. Si Dios nos juzgara de la misma forma, estaríamos en el infierno. Sin embargo, Él nos juzga teniendo como fundamento la maravillosa expiación de Jesucristo.

 

Junio 23
La experiencia en el sufrimiento

"Varón de dolores, experimentado en sufrimiento", Isaías 53:3

Nosotros no somos experimentados en el sufrimiento como lo fue nuestro Señor. Lo soportamos, pasamos a través de él, pero no lo conocemos íntimamente. Al comienzo de nuestros días no aceptamos la realidad del pecado. Adoptamos un concepto racional de la vida y afirmamos que una persona, por el hecho de controlar sus instintos y educarse a sí misma, puede poco a poco desarrollar la vida de Dios. Pero con el tiempo descubrimos la presencia de algo que aún no habíamos considerado, esto es, el pecado, lo cual altera nuestra manera de pensar y nuestros planes. El pecado ha hecho que el principio fundamental de las cosas se torne impredecible, no racional.

Debemos reconocer que el pecado es una realidad de la vida y no sólo un defecto. El pecado es una descarada rebelión contra Dios. Si el pecado no muere en mi vida, morirá la presencia de El. El Nuevo Testamento nos confronta de una forma ineludible con este asunto. Si el pecado reina en mí, la vida de Dios morirá en mí; si El reina en mi vida, el pecado en mí morirá. No existe un hecho tan fundamental como este. El punto culminante del pecado es que crucificó a Jesucristo y lo que fue cierto en la historia de Dios sobre la tierra, también será cierto en tu historia y en la mía. Esto quiere decir que el pecado matará la vida de Dios en nosotros. En nuestra perspectiva mental debemos aceptar la realidad del pecado como la única explicación de por qué Jesucristo vino a la tierra, del dolor y de la aflicción de la vida.

 

Junio 24
Admitiendo la realidad del pecado

"Pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros", Lucas 22:53 LBLA

No admitir la realidad del pecado acarrea todos los desastres de la vida. Puedes hablar de las nobles virtudes de la naturaleza humana, pero hay algo en ella que se burlará descaradamente de cualquier ideal que tengas. Si te niegas a aceptar el hecho de que existen la maldad, el egoísmo y algo muy maligno y equivocado en los seres humanos, cuando ataquen tu vida, transigirás y afirmarás que es inútil luchar en su contra. ¿Has aceptado esta hora y el poder de las tinieblas, o tienes un concepto de ti mismo que te impide por completo admitir el pecado? ¿Reconoces su existencia en tus relaciones y amistades? Si no, el pecado te sorprenderá a la vuelta de la esquina y vas a transigir con él. Pero si lo admites como un hecho, en seguida te darás cuenta del peligro y dirás: "Sí, veo lo que esto implicaría". Reconocer el pecado no destruye la base de la amistad, sencillamente establece un respeto mutuo por el hecho de que el principio fundamental de la vida tiene un carácter trágico. Guárdate siempre de un concepto de la vida en el que no se reconozca la existencia del pecado.

Jesucristo nunca se fió de la naturaleza humana, pero jamás fue pesimista porque confiaba totalmente en lo que Él podía hacer por esa naturaleza. Los hombres y mujeres puros son los que están protegidos del peligro, no los inocentes. Tú nunca puedes estar seguro con un ser humano que se autoproclame inocente. A los hombres y mujeres no les corresponde ser inocentes: Dios exige que sean puros y virtuosos. La inocencia es la característica de un niño. Toda persona es culpable si no está dispuesta a reconocer la realidad del pecado.

 

Junio 25
Conociéndonos en el fuego de la aflicción

"¿Y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre", Juan 12:27-28

Mi actitud como creyente frente a la aflicción y la dificultad no debe ser la de pedir que yo me libre de ellas, sino que Dios me proteja de modo que pueda perseverar en aquello para lo cual Él me creó, a pesar del fuego del sufrimiento. En ese fuego nuestro Señor pudo conocerse a sí mismo, aceptar su posición y comprender su propósito. Él fue salvado no de esa hora, sino en medio de ella.

Afirmamos que no debería existir la aflicción; pero como existe, debemos aceptarla y aprender a conocernos a través de su fuego. Somos necios si tratamos de evitarla o rehusamos tenerla en cuenta. Como las penas son una de las realidades más grandes de la vida, es inútil alegar que no deberían existir. Ya que el pecado, la aflicción y el sufrimiento existen, no nos corresponde a nosotros decir que Dios se ha equivocado al permitirlos. La aflicción quema una gran cantidad de superficialidad en una persona, pero no siempre la hace mejor. El sufrimiento me edifica o me destruye. No puedes conocerte en el éxito, porque el orgullo te hace perder la cabeza; tampoco en la monotonía de tu vida diaria, porque esta hace que te quejes. La única forma de conocerte es durante el fuego de la aflicción. Por qué debe ser así es otro asunto. Se trata de un hecho que es verdad tanto en las Escrituras como en la experiencia humana. Siempre puedes reconocer a quien ha pasado por ese fuego y se ha conocido a sí mismo, porque sabes que puedes acudir a él en tus dificultades y te dedicará el tiempo necesario. Pero si una persona no ha pasado por el fuego de la aflicción, tiende a ser despectiva, no te respeta ni tiene tiempo para ti y solamente te da la espalda. Si te conoces a ti mismo durante el fuego de la aflicción, Dios te convertirá en alimento para otros.

 

Junio 26
Siempre ahora

"Os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios", 2 Corintios 6:1

La gracia que tenías ayer no te servirá para hoy. La gracia es el favor sobreabundante de Dios y siempre puedes contar con que está disponible para que la uses según tu necesidad. En mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias. En estas situaciones nuestra fe se somete a prueba (ver 2 Corintios 6:4). ¿Te falta la gracia de Dios ahora? ¿Te estás diciendo: "Oh, bueno, no la tendré en cuenta esta vez"? No se trata de orar pidiéndole a Él que te ayude, sino de recibir su gracia ahora. Somos propensos a hacer de la oración la preparación para nuestro servicio; sin embargo, nunca vemos esto en la Biblia. La oración es el ejercicio de recurrir a la gracia de Dios. No digas: "Soportaré esta situación hasta que pueda retirarme a orar". Ora ya; acógete a la gracia Divina en tus momentos de necesidad. La oración es el acto más normal y práctico y no simplemente una acción que refleja tu devoción a Dios. Al mismo tiempo, la oración es lo último en lo que aprendemos a valernos de la gracia. "En azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos...", 2 Corintios 6:5. En todas estas circunstancias echa mano de su gracia, la cual te convierte en una maravilla de Dios, ante ti y ante los demás. Recurre a su gracia ahora y no dentro de un momento. La palabra principal en el vocabulario espiritual es ahora. Dondequiera que las circunstancias te lleven y en cualquier condición que te encuentres, continúa acudiendo a la gracia de Dios. Una de las mayores pruebas de que estás valiéndote de su gracia es que puedes ser totalmente humillado delante de otras personas sólo mostrando su gracia y nada más.

"No teniendo nada...", 2 Corintios 6:10. Nunca te reserves nada. Vierte todo de ti dando lo mejor que tienes y sé pobre siempre. Nunca seas diplomático y cauteloso con el tesoro que Dios te ha dado. Esta es una pobreza victoriosa.

 

Junio 27
El amparo de la liberación personal

"Contigo estoy para librarte, dice Jehová", Jeremías 1:8

Dios le prometió a Jeremías que lo libraría personalmente: "Tu vida te será por botín...", Jeremías 39:18. Eso es todo lo que Dios les promete a sus hijos. Él guardará nuestra vida dondequiera que nos envíe. Nuestras propiedades y posesiones personales no deben ser importantes y no debemos apegarnos a ellas. Si lo hacemos, habrá temor, dolor y aflicción. Esta es la esencia del amparo que nos ofrece la protección de nuestras vidas.

El Sermón del Monte enseña que cuando estamos ocupados en los asuntos de Jesucristo, no tenemos tiempo para defendernos a nosotros mismos. Él nos dice al respecto: "No te preocupes si eres tratado de ana manera justa o no". En realidad, procurar que nos traten con justicia indica que nos hemos desviado de la devoción a Él. Nunca busques la justicia en este mundo, pero nunca dejes de darla. Si la buscamos, empezaremos a quejarnos y a ser dominados por el descontento que produce la autocompasión: "¿Por qué me tratan de esta manera?" Si estamos consagrados a Jesucristo, no haremos nada con respecto al trato que recibamos, sea justo o injusto. En esencia, Jesús dice: "Sigue firme haciendo lo que te mandé y Yo guardaré tu vida. Si tratas de cuidarla tú mismo, te apartas de mi liberación". Los más devotos de entre nosotros nos volvemos ateos en este asunto. No le creemos a Dios, entronizamos al sentido común y luego le pegamos el nombre del Señor. Nos apoyamos en nuestro entendimiento en lugar de confiar en Él de todo corazón (ver Proverbios 3:5-6).

 

Junio 28
Asido por Dios

"...por ver si alcanzo aquello para lo cual fuí también alcanzado de Cristo Jesús", Filipenses 3:12

Nunca elijas ser un obrero de Dios; pero una vez que recibas su llamado, ¡ay de ti si te apartas a la derecha o a la izquierda! No estamos aquí trabajando para Dios por elección propia, sino porque Él nos ha "agarrado". Y, una vez que lo ha hecho, nunca pensamos: "Bueno, en realidad no soy apto para esto". Dios también determina lo que vas a predicar y no es por la motivación de tus inclinaciones o deseos naturales. Mantén tu alma en una firme relación con Él y recuerda que fuiste llamado no sólo a testificar, sino también a predicar el Evangelio. Todo cristiano debe dar testimonio de la verdad de Dios. Pero, cuando se trata del llamamiento a predicar, debes sentirte fuertemente asido por la mano de Dios. Él ha tomado tu vida con este único propósito. ¿Cuántos de nosotros hemos sido agarrados así?

Nunca atenúes la palabra de Dios; predícala sin adulterar su severidad. Tu lealtad a ella debe ser inquebrantable. Sin embargo, cuando tengas un trato personal con tus semejantes, recuerda quién eres tú: no un ser especial creado en el cielo, sino un pecador salvado por gracia. "Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago : olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo al blanco, al premio del soberano llamamiento de Dios en Cristo Jesús", Filipenses 3:13-14.

 

Junio 29
El rumbo de la disciplina

"Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala y échala de ti, pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno", Mateo 5.30

Jesús no dijo que todos se deben cortar la mano derecha, sino: "si tu mano derecha te es ocasión de caer en tu caminar conmigo, entonces es mejor cortarla". Hay muchas cosas que son perfectamente lícitas, pero si te vas a concentrar en Dios, no debes hacerlas. Tu mano derecha es uno de los mejores miembros que tienes; pero Jesús afirma que, si te impide cumplir sus preceptos, es mejor "cortarla". El principio que se enseña aquí se refiere a la más estricta disciplina jamás dada a la humanidad.

Cuando Dios te cambia por medio de la regeneración, la característica al comienzo de esa nueva vida es que está "mutilada". Hay muchas actividades que no te atreves a realizar, las cuales son tu mano derecha y tu ojo para ti y para el mundo que te conoce. La persona que no es espiritual dirá: "¿Qué tiene de malo? ¡Qué absurdo eres!" Hasta el momento nunca ha existido un santo que no haya tenido que vivir una vida mutilada al principio. Sin embargo, es mejor entrar en la vida mutilado y hermoso ante los ojos de Dios, que ser hermoso ante los ojos de los hombres, pero imperfecto delante de Él. Al comienzo Jesucristo tiene que impedir, por medio de su Espíritu, que hagas muchas cosas que podrían ser perfectamente correctas para todos los demás, pero no para ti. No obstante, ten cuidado y no uses tus restricciones para criticar a otros.

La vida cristiana está mutilada al comienzo. Pero en Mateo 5:48 Jesús describe la imagen de una vida perfectamente desarrollada: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto".

 

Junio 30
¡Hazlo ahora!

"Ponte de acuerdo pronto con tu adversario", Mateo 5:25

En este versículo Jesucristo estableció un principio muy importante: "Haz lo que sabes que debes hacer, ahora". Hazlo con diligencia. Si no lo haces, empezará a cumplirse un proceso inevitable y tendrás que pagar hasta el último cuadrante en dolor, agonía y aflicción (ver Mateo 5:26). Las leyes de Dios son inalterables y es imposible escapar de ellas. Las enseñanzas de Jesús siempre van directamente a nuestro corazón.

Es natural querer que mi adversario reconozca todos mis derechos. Pero Jesús dice que es un asunto de eterna e imperativa importancia pagarle a mi adversario lo que le debo. Desde el punto de vista divino no importa si me defraudan o no. Lo importante es que yo no defraude a nadie. ¿Insisto en que se reconozcan mis derechos, o estoy pagando lo que debo según el punto de vista de Jesucristo?

Hazlo pronto y preséntate a juicio ahora mismo. En los asuntos morales y espirituales debes hacerlo enseguida. En caso contrario, ese inexorable proceso empezará a obrar. Dios está decidido a mantener a su hijo tan puro, limpio y blanco como la nieve que acaba de caer. Sin embargo, mientras desobedezcamos sus enseñanzas en cualquier punto, El usará a su Espíritu para que active cualquier proceso necesario para llevarnos a la obediencia. Nuestra insistencia en demostrar que tenemos la razón casi siempre indica de manera clara que estamos desobedeciendo en algún punto. ¡No es de extrañar que el Espíritu nos exhorte tanto a que siempre nos mantengamos en la luz! (Ver Juan 3:19-21).

Ponte de acuerdo pronto con tu adversario. ¿En alguna de tus relaciones personales has doblado repentinamente la esquina y descubres que había ira en tu corazón? Confiésalo pronto: arréglalo delante de Dios; reconcíliate con esa persona: ¡hazlo ahora!

José Mateus
zemateus@msn.com