Marzo 1

La pregunta directa

"…¿Me quieres?", (Juan 21:17).

Ahora Pedro ya no hace declaraciones enfáticas como las que encontramos en Mateo 26:33-35. El hombre natural habla con audacia, y proclama sus sentimientos. Sin embargo, el verdadero amor que hay en nuestro hombre interior espiritual solo se puede descubrir cuando experimentamos el dolor de esta pregunta de Jesucristo. Pedro amaba a Jesús como cualquier hombre natural ama a una persona buena. Ese es el amor emocional que puede ser muy profundo en nuestro ser natural, pero que no llega al centro de la persona. El amor verdadero nunca tiene que hacer declaraciones públicas: "todo aquel que me confiese delante de los hombres (es decir, que confiese su amor por medio de todo lo que hace y no simplemente con sus palabras), también el Hijo del hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios", Lucas 12:8.

A menos que nos sintamos heridos cada vez que nos engañamos a nosotros mismos, la Palabra de Dios no está obrando en nuestra vida. Ella nos hiere como ningún pecado lo puede hacer, porque el pecado embota nuestros sentidos. Pero esta pregunta del Señor aumenta nuestra sensibilidad hasta el punto de que el dolor que Él nos produce es el más agudo que nos podamos imaginar. Duele no solamente en el nivel natural, sino también en el más profundo nivel espiritual. La Palabra de Dios penetra hasta partir el alma y el espíritu y ningún engaño puede permanecer. Cuando el Señor nos hace esta pregunta es imposible ser sentimentales, porque el dolor es demasiado intenso cuando Él nos habla de manera directa. Nos produce una herida tan grande que sus punzadas se pueden sentir en cualquier parte de nuestra vida que no concuerde con su voluntad. Cuando el dolor de la Palabra del Señor le llega a uno de sus hijos, es inconfundible; pero lo sentimos en el momento en que Dios nos revela su verdad.

 

Marzo 2

¿Ya sentiste el dolor del Señor?

"Le dijo la tercera vez... ¿me quieres?", Juan 21:17.

Alguna vez has sentido el profundo dolor que el Señor te ha ocasionado en lo más íntimo de tu ser, en el área más sensible de tu vida? El diablo nunca te lastima allí, ni tampoco el pecado o las emociones humanas. Nada se abre paso hasta ese lugar, excepto la Palabra de Dios. Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez...

Pero se estaba concientizando de que en el centro de su vida personal se encontraba consagrado a Jesús, y comenzó a entender el significado de su paciente interrogatorio. En la mente de Pedro no quedaba la más mínima duda y nunca podría volver a ser engañado. No eran necesario una respuesta apasionada, una acción inmediata o un despliegue emocional. Para él fue una revelación darse cuenta de cuánto amaba al Señor y entonces dijo con asombro: Señor, tú lo sabes todo. Pedro empezaba a ver la medida de su amor por Jesús y no tuvo necesidad de afirmar: "Mira esto o aquello como prueba de mi amor". Estaba descubriendo en su interior cuánto realmente lo amaba. Descubrió que sus ojos estaban tan fijos en Jesucristo que no veía a nadie más arriba en el cielo, ni abajo en la tierra. Sin embargo, sólo se enteró cuando vinieron las preguntas inquisitivas e hirientes del Señor, las cuales siempre revelan mi verdadero yo.

¡Cuán maravillosas fueron la paciente insistencia de Jesucristo y su destreza con Pedro! Nuestro Señor sólo hace preguntas en el momento oportuno. De manera excepcional, aunque probablemente nos ocurrirá por lo menos una vez, Él nos arrinconará y nos herirá con sus preguntas directas. Entonces, comprenderemos que en realidad lo amamos muchísimo más de lo que pudiéramos demostrar con una declaración pública.

 

 

Marzo 3

La búsqueda sin tregua

"...Apacienta mis ovejas" Juan 21:17

Ese es el amor que está en proceso de formarse, de construirse. Pero el amor de Dios no fue creado, no se formó con el tiempo, que hace parte de su naturaleza. Cuando recibimos al Espíritu Santo, Él nos une a Dios para que su amor se manifieste en nuestra vida. La finalidad del Espíritu que mora en nosotros no es sólo unirnos a Dios, sino hacerlo de tal manera que seamos uno con el Padre, como Jesús lo fue. ¿Qué clase de unidad tenían ellos? Una unidad tal que Jesucristo obedeció cuando su Padre lo envió aquí para ser sacrificado por nosotros. Y Él nos dice: "Como me envió el Padre, así también yo os envío",  Juan 20:21.

Por medio de la revelación que obtuvo por la pregunta directa de Jesús, Pedro ahora se da cuenta de que realmente lo ama. La siguiente orden del Señor es: "Sé consumido". "No des testimonio acerca de cuánto me amas y no hagas declaraciones sobre la maravillosa revelación que has tenido; sólo apacienta mis ovejas". Jesús tiene algunas ovejas extraordinariamente raras: ¡Algunas son descuidadas y sucias, otras son torpes o agresivas y algunas se han extraviado! Pero es imposible agotar el amor de Dios y es imposible que mi amor por Él, se agote si fluye del Espíritu de Dios dentro de mí. El amor de Dios no le presta ninguna atención a las distinciones que hace el hombre natural. Si amo a mi Señor, no tengo ningún derecho a dejarme guiar por las emociones naturales; debo apacentar sus ovejas. No vamos a ser liberados o eximidos de esta comisión. Cuídate de falsificar el amor de Dios obedeciendo tus propias emociones, tu entendimiento o tus afinidades naturales. Esto únicamente servirá para blasfemar el verdadero amor de Dios.

 

Marzo 4

¿Este podría ser mi caso?

"Pero de ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mí mismo..." Hechos 20:24

Es más fácil servir a Dios sin una visión, más suave trabajar para Él sin un llamamiento, porque entonces no tendrás que molestarte por lo que Él exige. Tu guía será el sentido común, cubierto con una capa de sentimiento cristiano. Si nunca te das cuenta del llamado divino, puedes ser más próspero y exitoso desde el punto de vista del mundo y tendrás más tiempo libre. Pero, una vez que recibas una comisión de Jesucristo, tu memoria siempre te recordará lo que Dios quiere para estimularte a hacer Su voluntad. Ya no podrás trabajar más para Él sobre la base de tu sentido común.

¿Qué es lo que realmente estimo como "precioso"? Si Jesucristo no me ha asido y no me he rendido a Él, consideraré como valiosos mis conceptos personales sobre el servicio, el tiempo que decida darle a Dios, y mi vida. Pablo dijo que estimaba su vida como preciosa únicamente para poder cumplir el ministerio que había recibido y por eso se negó a emplear sus energías en algo diferente. Este versículo muestra el disgusto casi sublime de Pablo cuando se le pide que se considere a sí mismo. Él era absolutamente indiferente a cualquier consideración distinta a la de cumplir el ministerio que había recibido. El trabajo práctico se puede convertir en un rival de nuestra entrega a Él, cuando se basa en los siguientes argumentos: "Recuerda lo útil que eres aquí", o "piensa de cuánto valor serías en esa clase particular de trabajo". Con esta actitud le damos el liderazgo a nuestro propio juicio y no a Jesucristo, para que nos guíe al lugar donde deberíamos ir y donde seríamos de más utilidad. Nunca pienses en si eres útil o no, pero siempre considera que no somos nuestros sino de Él.

 

Marzo 5

¿Es Él, realmente Señor?

"Con tal que acabe mi carrera con gozo y el ministerio que recibí del Señor Jesús...", Hechos 20:24

El gozo significa el perfecto cumplimiento de aquello para lo cual fui creado y nací de nuevo, y no la realización exitosa de mis escogencias personales. El gozo de nuestro Señor procedía de la ejecución de lo que el Padre le había enviado a hacer. Y Él nos dice: ...Como me envió el Padre, así también yo os envió (Juan 20:21). ¿Recibiste un Ministerio del Señor? Si es así, debes ser fiel a el, estimando tu vida como preciosa tan sólo para el cumplimiento de ese ministerio. Piensa en la satisfacción de escuchar que Jesús te diga: Bien, buen siervo y fiel (Mateo 25:21), de saber que has llevado a cabo lo que te envió a hacer. Todos debemos hallar un lugar en la vida y espiritualmente lo encontramos cuando recibimos un ministerio del Señor. Para lograrlo, debemos tener comunión íntima con Jesús, conocerlo no sólo como nuestro Salvador personal, y estar dispuestos a experimentar el efecto pleno de Hechos 9:16,...yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

¿Me quieres? Entonces, apacienta mis ovejas (Juan 21:17). Él no nos está dando a escoger cómo podemos servirle. Está pidiendo absoluta fidelidad a su comisión, una fidelidad que podemos discernir cuando estamos en la comunión más cercana posible con Dios. Si tú has recibido un ministerio del Señor Jesús, sabrás que la necesidad no es lo mismo que el llamamiento: la necesidad es la oportunidad de ejercerlo. El llamamiento consiste en ser fiel al ministerio recibido cuando estabas en una verdadera comunión con Él. Esto no implica que existe toda una serie de diferentes ministerios que están señalados para ti. Significa que (tendrás que ser sensible a lo que Dios te ha llamado a hacer, lo cual a veces puede requerir que pases por alto las exigencias de servicio en otras áreas.

 

Marzo 6

En medio de un montón de insignificancias

"...En mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias...", 2 Corintios 6:4

Cuando no tienes ninguna visión de Dios, cuando no hay entusiasmo en tu vida y nadie te observa ni te anima, entonces necesitas de la gracia del Todopoderoso para dar el siguiente paso en tu consagración a Él, en la lectura y estudio de su Palabra, en tu vida familiar, en tus obligaciones. Para tomar ese paso se requiere muchísima más gracia de Dios y una conciencia mayor de cómo recurrir a Él, que para predicar el Evangelio.

Todo cristiano debe ser partícipe de lo que fue la esencia de la encarnación de Jesús, convirtiendo el siguiente paso en realidades concretas y alcanzándolo con el esfuerzo de sus propias manos. Perdemos el interés y flaqueamos cuando no hay ninguna visión, ánimo, ni progreso, sino la rutina de siempre, las labores triviales. Lo que realmente da testimonio a largo plazo de Dios y de su pueblo es el trabajo persistente y continuo, incluso cuando otras personas no lo pueden ver. La única manera de vivir una vida victoriosa es si tienes la mirada puesta en Dios. Pídele a Él que mantenga los ojos de tu espíritu abiertos al Cristo resucitado y será imposible que la monotonía te desaliente. Nunca le des cabida al pensamiento de que algunas tareas están por debajo de tu dignidad o que son demasiado insignificantes para ti y recuerda el ejemplo de Cristo en Juan 13:1-17.

 

Marzo 7

Resplandor imperturbable

"Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó" Romanos 8:37

Aquí, Pablo está hablando de lo que al parecer podría separar a un santo del amor de Dios o colocarse en medio de los dos para separarlos. Pero lo extraordinario es que nada puede interponerse entre Él y yo. Las cosas que Pablo menciona en este pasaje pueden interrumpir la comunión íntima de nuestra alma con el Señor y alejar de Él nuestra vida cotidiana. Pero ninguna de ellas tiene la capacidad de interponerse entre el amor de Dios y el alma de un santo en el nivel espiritual. El fundamento sólido de la fe cristiana es el inmerecido e ilimitado milagro de su amor que se manifestó en la cruz del Calvario. Un amor del que de ningún modo somos dignos y nunca lo seremos. Pablo dijo e esta es la razón por la que en todas estas cosas somos más que vencedores y súper victoriosos. Y con un gozo que no tendríamos sino fuera por esas mismas cosas que aparentemente nos van a vencer.

Las olas enormes que asustarían a un nadador común producen gran emoción en el surfista que se ha deslizado sobre ellas. Apliquemos este ejemplo a nuestras circunstancias. Aquello que tratamos de evitar y contra lo cual luchamos, tribulación, angustia y persecución es lo mismo que produce en nosotros un gozo sobreabundante. Somos más que vencedores por medio de Él en todas estas cosas; no a pesar de ellas, sino en medio de ellas. Un santo nunca conoce el gozo del Señor a pesar de la tribulación, sino por causa de ella. Pablo dijo: "Sobreabundo de gozo en medio de todas nuestras tribulaciones", 2 Corintios 7:4.

El resplandor que no mengua con las circunstancias no se fundamenta en algo pasajero, sino en el inmutable amor de Dios. Y las experiencias de la vida, terribles o rutinarias, no tienen el poder de afectar el amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro (Romanos 8:39).

 

Marzo 8

La vida que se entrega

"Con Cristo estoy juntamente crucificado...", Gálatas 2:20

Para estar unida a Jesucristo, una persona tiene que estar dispuesta no sólo a renunciar al pecado, sino a toda su manera de ver las cosas. Ser nacido de nuevo por el Espíritu de Dios significa que debemos soltar antes de que podamos sujetar algo más. En las primeras etapas lo primero que debemos abandonar es toda pretensión y fingimiento. Lo que nuestro Señor quiere que le presentemos no es nuestra bondad, nuestra honestidad o nuestros esfuerzos por hacer lo mejor, sino el pecado real y cabal. En verdad, eso es lo único que Él puede tomar de nosotros. Y lo que nos da a cambio por nuestro pecado es justicia real y cabal. Pero debemos abandonar toda pretensión de ser algo y todo reclamo de que merecemos consideración por parte de Dios.

Después el Espíritu de Dios nos mostrará qué más necesitamos abandonar. En todas las etapas de este proceso de entrega vamos a tener que renunciar a nuestra pretensión de que tenemos derecho sobre nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a renunciar al control sobre todo lo que poseemos, sobre nuestros deseos y todo lo demás en nuestra vida? ¿Queremos identificarnos con la muerte de Jesucristo?

Antes de rendirnos completamente, siempre sufrimos una aguda y penosa desilusión. Cuando un ser humano se ve a sí mismo como realmente lo ve el Señor, lo que realmente lo impresiona no son los abominables pecados de la carne, sino la horrible naturaleza del orgullo de su propio corazón que se opone a Jesucristo. Cuando se mira a la luz del Señor, la vergüenza, el horror y una agobiante convicción lo afectan profundamente.

Si en este momento te estás enfrentando a la pregunta de si te rindes o no, toma la determinación de atravesar la crisis, entrégalo todo y Dios te hará apto para todo lo que exige de ti.

 

Marzo 9

La oportunidad de volver atrás

"¿Queréis acaso iros también vosotros", Juan 6:67

¡Qué pregunta tan punzante! Cuando nuestro Señor nos habla de la manera más sencilla, sus palabras nos conmueven más. Nosotros sabemos quién es Jesús y, sin embargo, Él nos pregunta: ¿Queréis acaso iros también vosotros? Nuestra actitud hacia el Señor debe ser siempre audaz, muy atenta y emprendedora.

"Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con el", Juan 6:66. Desistieron de andar con Jesús. No regresaron al pecado, pero se alejaron de Él. Muchos en la actualidad están consumiendo sus vidas y trabajan para el Señor, aunque en realidad no están andando con El. Lo que Dios pide constantemente de nosotros es que seamos uno con Jesucristo. Después de haber sido apartados mediante la santificación, debemos disciplinar nuestra vida espiritual para tener esta íntima unidad con Él. Cuando Dios te dé un entendimiento claro y categórico de lo que quiere, no intentes mantenerte en esa relación por ningún método en particular. En cambio, vive una vida natural dependiendo por completo de Él. Nunca trates de vivir tu relación con Dios en una línea de conducta que no sea la suya, lo cual significa absoluta consagración a Dios. El secreto de andar con Jesús es tener certeza de que yo no sé, pero Él sí.

Pedro solamente vio a Jesús como alguien que podía ministrarle salvación a él y al mundo. Pero nuestro Señor quiere que seamos sus compañeros, unidos por el mismo yugo.

Más adelante, en el versículo 70, Jesús le recuerda amorosamente a Pedro que fue escogido para acompañarlo. Y ninguno de nosotros puede responder por otros esta pregunta: ¿Queréis acaso iros también vosotros?

 

Marzo 10

Hablar y ser el mensaje

"Que prediques la palabra...", 2 Timoteo 4:2

No somos salvos únicamente para ser instrumentos o canales de Dios, sino sus hijos e hijas. Él no te convierte en una especie de "médium", sino en un mensajero espiritual y lo que tú comunicas debe ser parte de ti. El mensaje del Hijo de Dios era Él mismo y sus palabras fueron espíritu y vida (Juan 6:63). Como sus discípulos, nuestra vida debe ser un ejemplo santo de la realidad de nuestro mensaje. Hasta el corazón natural del inconverso podrá prestar cualquier servicio, si se le llama a hacerlo. Pero se necesita el corazón quebrantado por la convicción de pecado, bautizado por el Espíritu Santo y rendido en sumisión a los propósitos divinos para que la vida de una persona sea un ejemplo santo del mensaje de Dios.

Existe una diferencia entre dar un testimonio y predicar. El predicador es alguien que ha recibido el llamado y está decidido a usar toda su energía para proclamar la verdad divina. Dios nos saca de la cabeza las ideas personales que tenemos para nuestras vidas y nos moldea para su propósito, como hizo con los discípulos después de Pentecostés. El propósito de Pentecostés no fue enseñarles algo a los discípulos, sino convertirlos en una encarnación de lo que predicaban. "Me seréis testigos...", Hechos 1:8.

Permítele a Dios tener perfecta libertad en tu vida cuando hables. Antes de que el mensaje divino pueda liberar a otras personas, su liberación debe ser real en ti. Reúne el material que necesitas para hablar y luego deja que Dios haga arder tus palabras para su gloria.

 

Marzo 11

Visión

"No fui rebelde a la visión celestial", Hechos 26:19

Si nosotros perdemos la visión que Dios nos ha dado, somos los únicos responsables y la perdemos debido a nuestras “fugas” de tipo espiritual. Si no aplicamos nuestras creencias acerca de Dios en los asuntos de la vida diaria, hasta ahí llega la visión. La única manera no ser rebeldes a la visión celestial es dando lo máximo de nosotros por lo supremo de Él, lo mejor de nosotros por su gloria. Esto sólo es posible cuando decidimos recordar continuamente la visión de Dios, pero la prueba decisiva consiste en obedecer la visión en todos los detalles de nuestra vida cotidiana, en los 60 segundos de cada minuto y durante los 60 minutos de cada hora y no sólo en nuestros tiempos de oración personal o en las reuniones públicas "..Aunque tarde, espérala..." Habacuc 2:3. No podemos hacer cumplir la visión mediante nuestros propios esfuerzos, sino que debemos vivir bajo su inspiración hasta que se cumpla por sí misma. Nos volvemos tan prácticos que la olvidamos. La vimos en un comienzo, pero no la esperamos. Nos apresuramos a hacer el trabajo práctico y cuando la visión se cumplió, ya ni siquiera la podíamos ver. Esperar una visión que se tarda es la verdadera prueba de nuestra fidelidad a Dios. Cuando nos enfrascamos en el trabajo práctico y perdemos el cumplimiento de la visión ponemos en peligro el bienestar de nuestras almas.

Espera las tormentas de Dios. La única forma en que Él siembra a santos es por medio del torbellino de sus tormentas. ¿Vas a demostrar que eres una cáscara vacía sin semilla en el interior? Todo depende de si realmente estás viviendo en la luz de lo que has visto. Deja que Dios te lance a través de su tormenta y no salgas hasta que Él lo haga. Si eliges tu propio lugar para ser sembrado, serás una cáscara vacía e improductiva; pero si permites que Dios te siembre, llevarás mucho fruto (Juan 15:8).

Es esencial que vivamos y andemos en la luz de la visión de Dios para nosotros.

 

 

Marzo 12

Entrega

"Entonces Pedro comenzó a decirle: Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido", Marcos 10:28

Y nuestro Señor le responde, en efecto, que esta entrega es por Él mismo y no por lo que los discípulos pudieran obtener (Marcos 10:29). Cuídate de la entrega motivada por los beneficios personales. Por ejemplo: "Me voy a rendir a Dios porque quiero ser liberado del pecado, porque deseo ser santificado". La liberación del pecado y la santificación surgen como resultado de estar bien con Dios, pero esta actitud indudablemente no hace parte de la verdadera naturaleza del cristianismo. Nuestra motivación para rendirnos a Él de ninguna manera puede ser la de una ganancia personal. Nos hemos vuelto tan egocéntricos que sólo acudimos a Dios para recibir algo de Él y no por Él mismo. Es como si dijéramos: "No, Señor, no te quiero a ti, me quiero a mi mismo. Pero deseo que me limpies y me llenes con tu Espíritu Santo. Quiero que me exhibas en tu vitrina y que yo pueda decir: "Esto es lo que Dios ha hecho por mí". Ir al cielo, ser librados del pecado y convertirnos en personas útiles para Dios son bendiciones que nunca se deben tomar en cuenta para una entrega verdadera. Una rendición total y auténtica es una decisión personal y absoluta por Jesucristo mismo.

¿En dónde queda Él cuando nos preocupan nuestras relaciones naturales? La mayoría de nosotros lo abandonamos: "Sí, Señor. Oí tu llamado, pero mi familia me necesitaba. Además, yo tengo mis propios intereses. Sencillamente no puedo seguir adelante. "Entonces", Jesús dice, "no puedes ser mi discípulo" (ver Lucas 9:57-62 y 14:26-33).

La verdadera entrega siempre es superior a nuestra devoción natural al Señor. Ella sobrepasa al apego o lealtad naturales y, Dios, en su propia entrega a nosotros abrirá sus brazos para bendecir a todos aquellos a quienes tuviste que herir al rendirte. Cuídate de abandonar tu entrega a Dios y quedarte en algún punto del camino. La mayoría de nosotros sólo tiene una visión de lo que es rendirse a Él, pero nunca lo ha experimentado verdaderamente.

 

Marzo 13

La entrega de Dios

"De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado", Juan 3:16

La salvación no es tan sólo una liberación del pecado y una experiencia de santidad personal. La salvación que viene de Dios significa ser completamente liberado de uno mismo y puesto en perfecta unión con Él. Cuando reflexiono sobre mi experiencia personal de salvación, pienso en función de la libertad del pecado y la santidad personal. Sin embargo, ¡la salvación es mucho más! Significa que el Espíritu Santo me lleva a una relación íntima con la auténtica persona de Dios. Entonces, me estremezco con algo que es infinitamente más grande que yo y su entrega por mí me alcanza y me atrapa.

Decir que somos llamados a predicar la santidad o la santificación es pasar por alto el punto principal. Somos llamados a proclamar a Jesucristo (ver 1 Corintios 2:2). El hecho de que Él nos salva del pecado y nos santifica hace parte del resultado de su maravillosa y total entrega a nosotros.

Si nos hemos rendido verdaderamente, nunca estaremos conscientes de nuestros propios esfuerzos por permanecer rendidos, pues nuestra vida entera será absorbida por Aquel a quien nos rendimos. Cuídate de hablar de la rendición si no sabes nada al respecto. De hecho, nunca podrás saber hasta que entiendas que Juan 3:16 significa que Dios se dio a sí mismo por completo. En nuestra entrega, debemos darnos a Dios como Él lo hizo por nosotros: total e incondicionalmente y sin ninguna reserva. Entonces no tomaremos en cuenta las consecuencias y circunstancias que resulten de nuestra entrega porque nuestra vida estará totalmente ocupada por Él.

 

Marzo 14

Obediencia

"…sois esclavos de aquel a quien obedecéis...", Romanos 6:16

Cuando examino mi vida debido a una fuerza que me está dominando, lo primero que debo admitir es que yo soy responsable por estar dominado de esa manera. Si soy esclavo de mí mismo, la culpa es mía porque en determinado momento del pasado decidí rendirme a mi yo. De la misma manera, si obedezco a Dios se debe a que en algún momento de mi vida me rendí a Él.

Ríndete al egoísmo y encontrarás que es la tiranía más esclavizante de la tierra. El alma humana no tiene ningún poder en sí misma para romper la esclavitud de la inclinación que se formó al ceder. Por ejemplo, ríndete por un segundo a cualquier clase de concupiscencia y una vez que cedas, aunque te aborrezcas por haberlo hecho, te convertirás en su esclavo (recuerda la definición de concupiscencia:"Lo que quiero tener ahora", sin importar si es la concupiscencia de la carne o de la mente). Dentro del poder humano no existe liberación posible, aparte de la redención. Debes rendirte en completa humillación al único que puede romper el poder dominante que haya en tu vida, es decir, al Señor Jesucristo "…me ha ungido para… pregonar libertad a los cautivos…", Lucas 4:18.

Cuando te rindes a algo, pronto te darás cuenta del enorme control que ejerce sobre ti. Aunque digas: “¡Ah, puede abandonar este hábito en el momento que yo quiera!”, te darás cuenta de que no puedes y que éste te domina por completo porque cediste a él de manera voluntaria. Es fácil cantar “Cristo rompe las cadenas” y al mismo tiempo estar viviendo en una evidente esclavitud a tu yo. Pero rendirse a Jesús romperá toda clase de cautividad en la vida de cualquier ser humano.

 

Marzo 15

La disciplina del desaliento

"Y ellos asombrados, lo seguían con miedo", Marcos 10:32

Al principio de nuestra vida con Jesucristo estábamos seguros de que no ignorábamos nada sobre Él y era un gozo abandonarlo todo y lanzarnos al amor sin prevenciones. Pero, ahora, ya no nos sentimos tan seguros. Jesús va al frente, lejos de nosotros y se ve extraño: Jesús iba delante y ellos, asombrados...

Existe un rasgo en Jesús que desconsuela a sus discípulos en lo más profundo de su corazón y deja sin aliento toda su vida espiritual. Esta persona rara, que tiene su rostro "como un pedernal" (Isaías 50:7), camina delante "de mí con tal determinación que me aterroriza. Ya no parece mi Consejero ni mi Amigo y mira las cosas desde un punto de vista del cual no sé nada. Me deja pasmado. Al comienzo tenía la confianza de que lo conocía, pero ahora ya no estoy muy seguro. Empiezo a darme cuenta de que Jesús y yo estamos distanciados y ya no puedo intimar con Él. No tengo idea sobre el lugar hacia donde se dirige y la meta se ha vuelto extrañamente distante.

Jesucristo tuvo que entender completamente todo pecado y toda aflicción que los seres humanos podemos experimentar y eso es lo que lo hace parecer ajeno a nosotros. Cuando lo vemos a Él así, no lo conocemos, no reconocemos siquiera un rasgo de su vida y no sabemos cómo empezar a seguirlo. Él va muy adelante, es un líder muy extraño y no tenemos compañerismo con Él.

La disciplina del desaliento es la lección esencial que un discípulo debe aprender. El peligro está en nuestra tendencia a mirar atrás hacia nuestros momentos de obediencia y sacrificios del pasado para Dios, en un esfuerzo por mantener vivo nuestro entusiasmo por Él (ver Isaías 50:10-11). Pero cuando venga la oscuridad del desaliento, soporta hasta que pase, porque de aquí saldrá la capacidad de seguir a Jesús verdaderamente, lo cual produce un maravilloso e inefable gozo.

 

Marzo 16

El maestro juzgará

"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo" 2 Corintios 5:10

Pablo dice que todos nosotros, tanto los predicadores como las demás personas, debemos comparecer ante el tribunal de Cristo. Pero si aprendes a vivir bajo el escrutinio de la transparente luz del Señor, aquí y ahora, tu juicio final sólo te producirá gozo cuando contemples la obra que Dios ha hecho en ti. Confróntate sin cesar con el tribunal de Cristo y camina en el conocimiento que Él te ha dado de la santidad. Tolerar una mala actitud hacia otra persona te lleva a seguir el espíritu del diablo, sin importar lo piadoso o santo que seas. Un juicio carnal de otra persona únicamente sirve para que los propósitos del infierno se cumplan en ti. Tráelo a la luz enseguida y confiesa: "Oh, Señor, soy culpable en esto". Si no lo haces, tu corazón se endurecerá cada vez más. Uno de los castigos del pecado es que nos afirmamos en él. Dios no es el único que castiga por el pecado, sino que el pecado se afirma a si mismo en el pecador y cobra su paga. Ninguna lucha ni oración te permitirán dejar ciertas prácticas. El castigo del pecado es que gradualmente te acostumbras a el y al final ya ni siquiera lo identificas como pecado. Ningún poder, excepto el que viene por la llenura del Espíritu Santo, podrá evitar o modificar las consecuencias inherentes al pecado.

"Pero si andamos en luz, como Él está en luz...", 1 Juan 1:7. Para muchos de nosotros, andar en la luz significa que otras personas deben caminar de acuerdo con la norma de vida que les hemos trazado. La actitud más mortífera de los fariseos, que también manifestamos en la actualidad, no es la hipocresía, sino la que resulta de vivir inconscientemente una mentira.

 

Marzo 17

La pasión que controla al obrero

"Por lo tanto, procuramos... serle agradables" 2 Corintios 5:9

"Por lo tanto, procuramos..." Para no perder de vista y siempre mantener al frente nuestro objetivo fundamental, necesitamos una decisión y un esfuerzo intencionales de nuestra parte. Esto implica persistir año tras año en lo que es la prioridad máxima, la cual no debe ser ganar almas, fundar iglesias o tener avivamientos, sino procurar únicamente serle agradables. Nuestra inexperiencia en lo espiritual no es lo que nos lleva al fracaso, sino nuestra falta de diligencia en mantenernos en la meta correcta. Evalúate delante de Dios por lo menos una vez a la semana y verifica si tu vida se mantiene a la altura del estándar que Dios quiere.

Pablo era como el músico que no necesita el visto bueno del auditorio, si puede lograr la mirada de aprobación de su director.

Cualquier meta que nos desvíe en lo más mínimo del objetivo central de ser aprobados delante de Dios (2 Timoteo 2:15), puede terminar en nuestra descalificación. Aprende a discernir hacia dónde te conducen tus metas y entenderás por qué es tan necesario tener puestos los ojos en Jesús (Hebreos 12:2). Pablo habló de la importancia de controlar su propio cuerpo para que no lo llevara en la dirección equivocada: "Sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que... yo mismo venga a ser eliminado", 1 Corintios 9:27.

Debo aprender a relacionar todas las cosas con el objetivo principal y a mantenerlo en todo instante. El valor que tengo para Dios en público se mide por lo que soy en privado. ¿Mi meta principal en la vida es complacerlo a Él y serle agradable, o es una meta inferior, sin importar qué tan sublime pueda sonar?  

  

 

Marzo 18

¿Demasiado alto para mí?

"Perfeccionando la santidad en el temor de Dios" 2 Corintios 7:1

"Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas..." Yo pido el cumplimiento de las promesas de Dios para mi vida y hago bien. Pero este solamente es el punto de vista humano. La perspectiva de Dios es que a través de sus promesas yo reconozca el derecho que Él tiene sobre mí. Por ejemplo, ¿me doy cuenta de que mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo, o tengo un hábito corporal que indudablemente no soportaría la luz de Dios? A través de la santificación el Hijo de Dios se forma en mí y luego yo debo empezar a transformar mi vida natural en una vida espiritual por medio de la obediencia. Dios nos educa incluso en los detalles más pequeños de la vida. Cuando Él te dé convicción de pecado, no consultes con carne y sangre, con el hombre, sino límpiate en seguida. Mantente limpio en tu caminar diario.

Es necesario que me purifique de toda contaminación de la carne y del espíritu hasta que ambos se encuentren en armonía con la naturaleza de Dios. ¿La intención de mi espíritu está en perfecto acuerdo con la vida del Hijo de Dios en mí, o soy un rebelde en mi intelecto? ¿Se está formando en mí la mente de Cristo? Él nunca hablaba de los derechos que tenía, sino que mantuvo una vigilancia interna mediante la cual sometió continuamente su espíritu al Padre. Yo también tengo la responsabilidad de conservar mi espíritu en armonía con su Espíritu. Y cuando lo hago, gradualmente Jesús me eleva al nivel en el que Él vivió: el perfecto sometimiento a la voluntad de su Padre, sin prestarle atención a nada más. ¿Estoy perfeccionando en el temor de Dios esta clase de santidad? ¿Dios está haciendo su voluntad en mí y cada vez más otras personas están empezando a verlo a Él en mi vida?

Debes tener seriedad en tu compromiso con Dios y dejar con gusto todo lo demás. Literalmente, coloca a Dios en el primer lugar.

 

Marzo 19

El camino de Abraham en la fe

"Y salió sin saben a dónde iba", Hebreos 11:8

En el Antiguo Testamento, la relación de una persona con Dios se manifestaba por una separación. En la vida de Abraham la vemos simbolizada por medio de la separación de su país y su parentela. Hoy, la separación es más de tipo mental y moral: Nos apartamos de la perspectiva que tienen nuestros seres queridos, si no tienen una relación personal con Dios. Jesucristo enfatizó este punto en Lucas 14:26.

Vivir una vida de fe implica no saber nunca hacia dónde te está guiando Él. Pero también significa amar y conocer a Aquel que te guía. Literalmente es una vida de fe, no de intelecto y razón, sino de conocer a quien nos hace "ir". La fe está fundamentada en el conocimiento de una persona. Pero una de las trampas más grandes en las que podemos es creer que, si tenemos fe, Dios de seguro nos llevará a tener éxito en el mundo.

La jornada final en la vida de fe es la adquisición de carácter, el cual sufre muchas transformaciones pasajeras. Cuando oramos, sentimos que la presencia de Dios nos envuelve y cambiamos momentáneamente. Luego regresamos a los días ordinarios y a los caminos de siempre y la gloria se desvanece. La vida de fe no consiste en una sucesión ininterrumpida de experiencias gloriosas, como si nos eleváramos con alas. Es una vida de perseverancia día tras día, de caminar y no fatigarse (ver Isaías 40:31). No es un asunto de santificación, sino de algo que va muchísimo más lejos. Es una fe que ha sido probada y ha soportado la prueba. Abraham no es un modelo de la santificación, sino de la vida de fe, fe probada cuyo fundamento es el Dios verdadero. Abraham le creyó a Dios (Romanos 4:3).

 

Marzo 20

Amistad con Dios

"¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?", Génesis 18:17

Los deleites de su amistad. Génesis 18 nos presenta el deleite de una verdadera amistad con Dios, en contraste con un sentimiento ocasional de su presencia cuando estamos orando. Si tu contacto es tan cercano con Él, de tal manera que nunca necesitas pedirle que te muestre su voluntad, te estás acercando a la etapa final de tu disciplina en la vida de fe. Cuando estableces una relación correcta con el Señor, tienes una vida de libertad y gozo, tú eres la voluntad de Dios y todas tus decisiones que se basan en el sentido común son verdaderamente su voluntad para ti, a menos que Él las repruebe. Eres libre de tomar decisiones a la luz de una perfecta y deleitosa amistad con Dios, sabiendo que si son equivocadas, te lo hará saber. Una vez que Él las repruebe, debes parar inmediatamente.

Las dificultades de su amistad. ¿Por qué desistió Abraham de orar en el momento que lo hizo? Porque todavía no tenía la suficiente intimidad en su relación con Dios como para continuar orando con empeño hasta que su petición le fuera concedida. Si paramos a medio camino y dejamos de orar, diciendo: "Bueno, yo no sé... Quizás no sea la voluntad de Dios", entonces todavía nos falta una etapa por recorrer. Esto revela que no conocemos a Dios tan íntimamente como Jesús lo conoció y como Él desea que nosotros lo hagamos, "...Para que sean uno, así como nosotros somos uno", Juan 17:22. Piensa en la última oración que hiciste. ¿Tu empeño y tu fervor fueron para satisfacer tus deseos, o para Dios? ¿Estabas decidido a obtener una dádiva del Espíritu o a lograr asir al mismo Dios? "Porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis", Mateo 6:8. La razón para pedir es que puedes llegar a conocer mejor a Dios. "Deléitate asimismo en Jehová y el te concederá las peticiones de tu corazón", Salmo 37:4. Persiste en la oración con el fin de alcanzar un perfecto entendimiento de Dios mismo.

 

Marzo 21

¿Interesado o identificado?

"Con Cristo estoy juntamente crucificado", Gálatas 2:20

Cada uno de nosotros tiene la ineludible necesidad espiritual de firmar el certificado de defunción de su naturaleza pecaminosa. Esto significa que debo convertir mis impresiones emocionales y creencias intelectuales en un veredicto moral contra la naturaleza pecaminosa, es decir, contra cualquier reclamo de mi parte de tener derecho sobre mí mismo. Pablo afirmó: "Con Cristo estoy juntamente crucificado…". No dijo: "Estoy decidido a imitar a Jesucristo", ni: "Realmente me esforzaré para seguirlo", sino: "me he identificado con Él en su muerte".

Cuando tomo esta decisión moral y actúo de acuerdo con ella, en mi ser se lleva a cabo todo lo que Cristo hizo por mí en la cruz. Mi libre entrega a Dios le da al Espíritu Santo la oportunidad de impartirme la santidad de Jesucristo.

"…Ya no vivo yo...". Mi individualidad permanece, pero cambian radicalmente mi motivación principal para vivir y la naturaleza que me gobierna. Tengo el mismo cuerpo humano pero queda destruido el anti-derecho satánico sobre mí.

"…Y lo que ahora vivo en la carne...". No la vida que anhelo vivir o la que pido en oración que yo viva, sino lo que ahora vivo en mi carne mortal - la vida que los hombres pueden ver-lo vivo en la fe del Hijo Dios... Esta fe no era propia de Pablo, no era su fe en Jesucristo, sino la fe que el Hijo de Dios le había dado (ver Efesios 2:8). Ya no es fe en la fe, sino la fe que ha sobrepasado los límites de mi conocimiento subjetivo, una fe que proviene solamente del Hijo de Dios.

 

Marzo 22

El corazón ardiente

"¿No ardía nuestro corazón en nosotros?", Lucas 24:22

Necesitamos aprender el secreto del corazón ardiente. Jesús se nos aparece de repente, el fuego se enciende y tenemos visiones maravillosas. Pero luego debemos aprender a mantener el secreto del corazón ardiente que soportará todas las situaciones. Los días opacos, áridos, tristes, con sus tareas rutinarias y la gente corriente, apagan el corazón que arde, si no hemos aprendido el secreto para permanecer en Jesús.

Muchas de nuestras aflicciones como cristianos no las sufrimos por causa del pecado, sino porque ignoramos las leyes de nuestra propia naturaleza. Por ejemplo, la única prueba para saber si debemos dar rienda suelta a una emoción es examinar cual será su desenlace. Proyéctala a su conclusión lógica y si el resultado es algo que Dios condenaría, detenla inmediatamente. Pero si es una emoción que el Espíritu de Dios ha encendido y no permites que se exprese en tu vida, tendrá un efecto inferior al que Dios desea. Cuanto más elevada sea la emoción, más profundo será su descenso o degradación, si no se desarrolla en su nivel apropiado. Cuando el Espíritu de Dios te estimule y mueva tu ser, actúa al máximo de acuerdo con su fuego y no des un paso atrás en tu determinación, sin importar las consecuencias. No siempre podemos permanecer en el "monte de la transfiguración" (ver Marcos 9:2-9), pero sí debemos obedecer la luz que recibimos allí y ponerla en práctica. Cuando Dios nos da una visión, necesitamos llevar a cabo nuestras tareas de acuerdo con ese curso de acción, sin que importe el costo.

 

No podemos encender a voluntad

la llama que en el corazón habita,

el Espíritu sopla, apacible,

y en el misterio queda nuestra alma;

más las tareas que me propuse en los momentos

de discernimiento

las podré realizar en la hora de la penumbra.

 

Marzo 23

¿Tengo una mente carnal?

"En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales?", 1 Corintios 3:3

El hombre natural o inconverso no sabe nada acerca de la carnalidad. A partir del nuevo nacimiento, los deseos de la carne que luchan contra el Espíritu y la lucha del Espíritu contra la carne, producen la carnalidad y el conocimiento de ella. Pero Pablo dijo: "Andad por el Espíritu y no cumpliréis el deseo de la carne", Gálatas 5:16, LBLA. En otras palabras, la carnalidad desaparecerá.

¿Eres contencioso y te alteras fácilmente por las pequeñeces? ¿Crees que a los cristianos nunca les pasa esto? Pablo dijo que en efecto sí les sucede y asoció estos hechos con la carnalidad. ¿Existe alguna verdad de la Biblia que instantáneamente te pone de mal humor? Si es así, es una demostración de que aún eres carnal. Cuando el proceso de santificación se está desarrollando, no queda ningún rastro de esa clase de espíritu.

Si el Espíritu de Dios percibe en ti cualquier cosa que está mal, no te pide que tú la arregles, sino que aceptes la luz de la verdad y Él la corregirá. Un hijo de la luz confesará su pecado inmediatamente y se abrirá a Dios por completo; un hijo de las tinieblas dirá: "¡Ay, pero yo tengo una justificación para eso!" Cuando la luz te alumbre y el Espíritu te convenza de pecado, sé un hijo de la luz: Confiesa tu maldad y Dios tratará con ella. Por el contrario, si intentas justificarte, demuestras que eres un hijo de las tinieblas.

¿Cuál es la prueba de que la carnalidad ha muerto? Nunca te engañes ti mismo. Cuando la carnalidad haya desaparecido, tú lo sabrás porque es el hecho más real que te puedas imaginar. Dios te dará muchas oportunidades para que compruebes el milagro de su gracia. La práctica es la única prueba. Te vas a descubrir a ti mismo diciendo: "¡Si hubiera sucedido antes, mi actitud hubiera sido de resentimiento!" Y nunca dejarás de ser la persona más sorprendida de la tierra por lo que Dios ha hecho en tu interior.

 

Marzo 24

Disminuyendo para su propósito

"Es necesario que él crezca y que yo disminuya", Juan 3:30

Si llegas a ser indispensable en la vida de otra persona, estás fuera de la voluntad de Dios. Como obrero, tu principal responsabilidad es ser amigo del esposo (Juan 3:29). Cuando te des cuenta de que un alma ya puede ver las exigencias de Jesucristo, sabrás que tu influencia ha estado bien encaminada. Pero en vez de alargar tu mano para evitar que esa persona sufra las luchas dolorosas, ora para que éstas sean diez veces más fuertes hasta que no haya poder en la tierra o el infierno que la pueda alejar de Jesucristo. Una y otra vez tratamos de asumir como aficionados el rol de "divinas providencias". Intervenimos, obstaculizamos a Dios y decimos: "Esto y aquello no debe ser". En lugar de ser amigos del Esposo, interponemos nuestra conmiseración. Pero esa persona nos dirá algún día: "Eres un ladrón; te robaste mi deseo de seguir a Jesús y por tu causa perdí mi visión de Él".

Vigila que no te alegres con alguien en lo que es incorrecto, y busca alegrarte en lo que es bueno. "El amigo del esposo... se goza grandemente de la voz del esposo. Por eso, mi gozo está completo. Es necesario que el crezca, y que yo disminuya", Juan 3:29-30. Estas palabras se dijeron con alegría, no con tristeza: ¡Por fin verían al Esposo! Y Juan declara que esta es su alegría. Pero implica hacerse a un lado y que el obrero quede completamente borrado, hasta el punto de que nunca más se piense en él.

Espera con todas tus fuerzas hasta que escuches la voz del Esposo en la vida de otra persona. Nunca tengas presente cuántos estragos, dificultades o quebrantos de salud traiga consigo, regocíjate con alegría divina porque ahora se escucha su voz. Es posible que frecuentemente veas que Jesucristo hace naufragar una vida antes de salvarla (ver Mateo 10:34).

 

Marzo 25

La misión más delicada de la tierra

"...El amigo del esposo...", Juan 3:29

La bondad y la pureza nunca deberían llamar la atención hacia ellas mismas, sino que simplemente deben ser imanes que lleven a las personas hacia Jesucristo. Si mi santidad no las está atrayendo hacia Él, no es una santidad de tipo correcto; es únicamente una influencia que despierta emociones indebidas y deseos malignos en la gente y desvía del destino correcto. Una "preciosura" de santo puede convertirse en un obstáculo, si en lugar de presentar al Señor sólo presenta lo que Cristo ha hecho por él. Y dejará esta impresión en los demás: "¡Qué gran persona es ese hombre!" No es un verdadero amigo del Esposo. Yo soy el que crece todo el tiempo, no Jesús.

Para mantener esta amistad y fidelidad al Esposo, necesitamos cuidar nuestra relación moral y vital con Él por encima de todo lo demás, incluso de la obediencia. Como a veces no hay nada que obedecer, nuestra única tarea es mantener la comunión vital con Jesucristo y cuidar de que nada interfiera con ella. Tan sólo ocasionalmente es un asunto de obediencia. Cuando surge una crisis debemos descubrir cual es la voluntad de Dios. Sin embargo, la mayor parte de nuestra vida no es de obediencia consciente sino de mantenimiento de esa relación como amigos del Esposo. El trabajo cristiano podría ser un medio por el cual desviamos la atención de un alma en Jesucristo. En lugar de ser amigos del Esposo, podemos convertirnos en "divinas providencias" y posiblemente trabajar en contra de Él mientras empleamos sus armas.

 

Marzo 26

Visión mediante la pureza personal

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" Mateo 5:8

La pureza no es inocencia, es mucho más. Es el resultado de una continua armonía espiritual con Dios. Nosotros debemos crecer en pureza. Nuestra vida con Dios puede encontrarse bien y la pureza interior seguir inmaculada y, con todo, nuestra vida exterior podría estar sucia y manchada. Dios no nos protege de esta posibilidad, porque así comprendemos que es necesario mantener nuestra visión espiritual mediante la pureza personal. Si la parte externa de nuestra vida espiritual con Dios se ha deteriorado en lo más mínimo, debemos dejar a un lado todo lo demás hasta corregirla. Recuerda que la visión espiritual depende de nuestro carácter porque son los de limpio corazón quienes verán a Dios.

Dios nos purifica por su gracia soberana, pero hay algo que debemos vigilar cuidadosamente: Esta vida corporal mediante la cual entramos en contacto con otras personas y con otros puntos de vista tiene la inclinación a mancharse. No sólo debemos mantener bien con Dios nuestro "santuario interior", sino que también debemos llevar los "atrios exteriores" a una perfecta armonía con la pureza que Dios nos otorga por su gracia. Cuando el atrio exterior se mancha, nuestro entendimiento y visión espirituales se empañan inmediatamente. Querer mantener la intimidad personal con el Señor Jesucristo implica negarnos a hacer e incluso a pensar ciertas cosas, algunas de las cuales son lícitas, pero no las tocaremos.

Una ayuda práctica para que mantengas la pureza personal en tus relaciones con otras personas consiste en comenzar a verlas como Dios las ve. Entonces te dices a ti mismo: Ese hombre, o esa mujer, ¡perfecto en Cristo Jesús! Ese amigo, o ese pariente, ¡perfecto en Cristo Jesús!

 

Marzo 27

Visión mediante nuestro carácter

"...Sube acá y yo te mostraré las cosas..." Apocalipsis 4:1

En estado de ánimo elevado proviene de unos hábitos elevados de carácter. Si en el nivel exterior de tu vida vives a la altura de más elevado y lo mejor que conoces, Dios te dirá continuamente: "amigo, sube aun más alto". Con respecto a las tentaciones también hay norma que es continua y que da voces para que vayas más arriba. Pero cuando lo haces, te enfrentas a otras tentaciones diferentes y otros problemas del carácter. Tanto Dios como Satanás emplean la estrategia del ascenso, sólo que Satanás la usa para la tentación y su efecto es muy diferente. Cuando el diablo te pone en un lugar elevado, te lleva a que fijes tu concepto de la santidad más allá de lo que la carne y sangre jamás van a poder alcanzar. La vida se convierte en una actuación acrobática espiritual. Tú te encuentras en un pináculo, te aferras a el, apenas manteniendo el equilibrio y no te atreves a moverte. Pero cuando Dios te lleve por su gracia a los lugares celestiales, descubres un extenso altiplano donde te mueves con facilidad.

Compara tu vida espiritual de esta semana con la misma semana del año pasado y podrás reconocer cómo Dios te ha llamado a un nivel más alto. Él nos ha llevado a todos a ver desde un punto de vista más elevado. Nunca permitas que Dios te muestre una verdad que tú no vas a comenzar a vivir al instante. Esfuérzate siempre por aplicarla y mantente en su luz.

Tu crecimiento en la gracia no se mide por el hecho de que no hayas retrocedido, sino porque percibes dónde te encuentras en el nivel espiritual. Y has escuchado que Dios dice: "Sube más alto", pero no te lo dice a ti personalmente, sino a la percepción que tienes de tu carácter.

"¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?", Génesis 18:17. Dios tiene que ocultarnos lo que hace hasta que, debido al desarrollo de nuestro carácter, llegamos al lugar donde lo puede revelar a nosotros.

 

Marzo 28

¿No hay una equivocación?

"Vamos de nuevo a Judea. Le dijeron sus discípulos...¿Y otra vez allá?" Juan 11:7-8

Es posible que yo no entienda las palabras de Jesucristo, pero es arriesgado afirmar que, por esta razón, Él estaba equivocado en lo que dijo. Nunca es correcto creer que mi obediencia a una palabra que Dios me dé le traerá deshonra a Jesús. Lo único que es deshonroso para Él es la desobediencia. Nunca es conveniente poner mi punto de vista acerca de su honor por encima de lo que Él me está guiando claramente a hacer, aunque pueda surgir de un deseo verdadero de impedir que Él sufra una vergüenza pública. Yo sé cuándo las instrucciones vienen de Dios por su apacible persistencia. Pero cuando tengo que pesar los pros y los contras y llegan la duda y la controversia, estoy permitiendo que entre en juego un factor que no es de Dios. Esto solamente me llevará a concluir que las instrucciones que me dio eran incorrectas. Muchos de nosotros somos fieles a nuestros conceptos sobre Jesucristo, pero ¿cuántos somos fieles a Él mismo? Fidelidad a Jesús significa que tengo que salir hacia donde no puedo ver nada (ver Mateo 14:29). Pero, ser fiel a mis propias ideas significa que primero despejo mentalmente camino. La fe, sin embargo, no es un entendimiento intelectual; la fe es un compromiso deliberado con la persona de Jesucristo, incluso cuando no puedo ver qué hay adelante.

¿Te estás debatiendo entre dar un paso por la fe en Jesús, o esperar hasta que puedas ver claramente la manera de hacer lo que Él te ha ordenado? Sencillamente obedécele con un gozo que no mida las consecuencias. Cuando empiezas a debatir algo que Él te dice, es porque tienes una noción errada sobre las cosas que lo honran. ¿Eres fiel a Jesús o a tus conceptos acerca de Él? ¿Eres fiel a lo que Él dice, o estás tratando de transigir con ideas que nunca vinieron de Él? "Haced todo lo que el os diga", Juan 2:5.

 

Marzo 29

Las sorpresivas visitas de nuestro Señor

"Vosotros, pues, también estad preparados" Lucas 12:40

La necesidad más grande del obrero cristiano es estar listo para enfrentar al Señor en cualquier momento. Sin importar cuál haya sido nuestra experiencia, esto no resulta fácil.

La batalla no es contra el pecado, las dificultades o las circunstancias sino contra enfrascarnos de tal modo en nuestro servicio para Jesucristo, que no estemos preparados para mirarlo a Él de frente a cada paso.

La necesidad más grande es estar mirándolo a Él y no a nuestras creencias o doctrinas, o a la pregunta si somos o no de alguna utilidad para Él. Jesús rara vez se presenta en el lugar donde suponemos que lo hará.

Él aparece donde menos lo esperamos y siempre en las situaciones más ilógicas. La única manera en que un siervo se puede mantener fiel a Dios es al estar preparado para las visitas sorpresivas de Jesucristo. Lo importante no es el servicio, sino vivir intensamente la realidad espiritual, esperándolo en toda ocasión. Este sentido de expectativa le dará a nuestra vida la actitud infantil de confianza y respeto que Él desea que tengamos. Si vamos a estar listos para Jesucristo, debemos dejar de ser religiosos. En otras palabras, dejar de usar la religión como si fuera un estilo de vida elevado y ser espiritualmente reales.

Si estás evitando el llamado del pensamiento religioso del mundo actual y, en cambio, tienes "puestos los ojos en Jesús", (Hebreos 12:2), si el máximo deseo de tu corazón es lo que Él desea y si piensas sus pensamientos, entonces te van a tildar de poco práctico y de soñador. Pero, cuando súbitamente Él aparezca en la obra durante el calor del día, tú serás el único que estará listo. No debes confiar en nadie e, incluso, no debes prestarle atención al santo más perfecto de la tierra, si él está impidiendo que mires a Jesucristo.

 

Marzo 30

Santidad o dureza

"Y se asombró de que no hubiera quien intercediera", Isaías 59:16, LBLA

Muchos de nosotros dejamos de orar y nos endurecemos hacia Dios porque sólo tenemos un interés emocional en la oración. Suena bien decir que oramos; y leemos libros sobre la oración que nos dicen que es provechosa y que por medio de ella nuestras mentes se tranquilizan y nuestras almas se elevan. Pero en este versículo Isaías da a entender que Dios está asombrado por semejantes pensamientos.

La adoración y la intercesión deben ir juntas y la una es imposible sin la otra. Interceder significa que nos levantamos y nos avivamos hasta alcanzar la mente de Cristo con respecto a la persona por quien oramos. Pero en lugar de adorar a Dios, le recitamos discursos sobre la manera en que se supone que debe funcionar la oración. ¿Estamos adorando a Dios o discutiendo con Él cuando le decimos: "Pero Dios, no veo cómo lo vas a hacer"? Esta es una señal segura de que no lo estamos adorando. Cuando lo perdemos de vista a Él, nos endurecemos y nos volvemos dogmáticos. Arrojamos nuestras peticiones ante su trono y le dictamos lo que deseamos que haga. No adoramos a Dios ni procuramos amoldarnos a la mente de Cristo.

¿Estamos adorando a Dios de modo que nos levantamos para aferrarnos a Él y tenemos un contacto tan íntimo que sabemos cuáles son sus pensamientos acerca de aquellos por quienes oramos? ¿Estamos viviendo una relación santa con Dios, o somos duros y dogmáticos? ¿Piensas que no hay nadie que interceda como debe ser? Entonces, sé tú esa persona. Sé tú quien adora a Dios y vive en una santa relación con Él. Involúcrate en el trabajo real de la intercesión y recuerda que es una tarea que demanda toda tu energía, pero que no tiene ningún riesgo oculto. La predicación del Evangelio entraña un peligro, pero la oración intercesora no tiene ninguno.

 

Marzo 31

Cuidadosa atención o hipocresía

"Si alguno ve a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte", 1 Juan 5:16

Si no le prestamos atención a la manera en que el Espíritu de Dios obra en nosotros, nos volveremos unos hipócritas espirituales.

Cuando vemos dónde falla la gente, transformamos nuestro discernimiento en la burla y el desdén de la crítica y no en intercesión a su favor. Dios nos revela estas verdades sobre otras personas no por la agudeza de nuestra mente, sino por el discernimiento directo de su Espíritu. Si no le prestamos atención a cual es la fuente de la revelación, nos volvemos focos de crítica y olvidamos que Dios dice: "Pedirá y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte". Ten cuidado, no sea que te conviertas en un hipócrita al gastar todo tu tiempo tratando de corregir a los demás, en lugar de tú mismo seres hallado adorando a Dios.

Una de las cargas más sutiles que Dios nos coloca como santos es la del discernimiento con respecto a otros. Él nos da revelación para que podamos aceptar la responsabilidad de esas almas delante de El y para que se forme en nosotros la mente de Cristo sobre ellas. Debemos interceder de acuerdo con lo que Dios dice que nos concederá, es decir, vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. No es que nosotros ponemos a Dios en contacto con nuestra mente, sino que levantamos y avivamos hasta el punto de que Él puede impartirnos su mente acerca de las personas por las que intercedemos. ¿Puede Jesucristo ver en nosotros los dolores de parto que hay en alma? No, a menos que estemos tan identificados con Él que nos avivemos para obtener una visión de las personas por quienes oramos. ¡Que podamos aprender a interceder con todo nuestro corazón para que Jesucristo esté satisfecho con nosotros como intercesores!

 

José Mateus
zemateus@msn.com